MECANISMOS
DE COHESIÓN TEXTUAL
Definición:
Son
los recursos lingüísticos que permiten la conexión entre las partes en que se
organiza un texto (entre oraciones, párrafos, apartados, capítulos, etc.) y
expresan el mundo significativo que nos quiere transmitir el autor del texto.
La reiteración de un elemento
lingüístico a lo largo del discurso dota de unidad al texto. Si un texto trata de cierto asunto es lógico
que a lo largo del mismo se reiteren referencias a él. Por lo tanto,
comprobar qué términos y qué conceptos aparecen de forma recurrente ayuda a
determinar el TEMA CENTRAL DEL TEXTO. Y al contrario, una vez determinado el
tema, es fácil identificar los elementos que dan cohesión al texto.
Los mecanismos de cohesión más
frecuentes son: la recurrencia, la
sustitución, la elipsis y los marcadores discursivos.
1.- LA RECURRENCIA: Es la repetición de
un elemento lingüístico a lo largo del discurso. Puede ser fónica, sintáctica, léxica,
semántica.
1.1. Recurrencia fónica: Reiteración de determinadas
entonaciones que condicionan las
modalidades oracionales (enunciativa, exhortativa, interrogativa…), y los
signos de puntuación que reflejan en los textos escritos las marcas de
entonación. Ej. Los rasgos fónicos que aparecerán en un texto que represente una
conversación, o en un texto argumentativo que pretenda expresar un pensamiento
por medio de interrogaciones retóricas. En los textos literarios, sobre todo en
los poéticos, los recursos rítmicos constituyen también procedimientos de
cohesión (rima, distribución de acentos, pausas, número de sílabas de un
verso.)
1.2.- Recurrencia sintáctica: Es la reiteración de esquemas sintácticos, sintagmas y
oraciones con el mismo orden (paralelismo) o a través de estructuras
oracionales globales: predominio de oraciones simples o compuestas, atributivas
o predicativas, coordinadas o subordinadas, etc.
1.3.- Recurrencia léxica[1]: Repetición de
palabras en un mismo texto para reforzar las ideas clave: Había un hombre sospechoso
en la puerta. El hombre llevaba
gabardina, y un sombrero calado hasta los ojos. En ocasiones no es la misma
palabra la que se repite, sino que aparece alguna otra relacionada léxicamente
con ella. Por ejemplo una palabra
derivada o compuesta o parasintética que tiene el mismo lexema que la precedente.
Ej. No seas nunca violento. La violencia no
lleva a ninguna parte. De la cantera, los bloques de piedra salen sin desbastar. Son los picapedreros quienes los labran.
1.4.- Recurrencia semántica: Aparecen reiteradamente
términos que están relacionados por su significado. Esta relación puede ser de
distintos tipos:
1.4.1.- Sinonímica: Evita la repetición excesiva
de un término. Ej. Había algunas estatuas en el jardín. Eran esculturas modernas.
1.4.2.- Antonímica: Confiere al texto un desarrollo a
través de términos opuestos. Su padre
tenía una casa grande. El prefería
una pequeña.
1.4.3.- Mediante hiperónimos: A veces para
referirse a algo que ya ha aparecido antes, se evita utilizar la misma palabra.
Se recurre entonces a otra cuyo significado incluye el de la sustituida. Ej. Llevaba unas rosas en la mano. Dejó las flores
en un jarrón y se acercó.
1.4.4.- Mediante hipónimos: La palabra que
funciona como sustituto tiene una amplitud semántica menor que la sustituida,
es decir, su significado está incluido en el de la primera. Ej. Este calzado
me aprieta. Voy a tener que cambiar de zapatos.
1.4.5.-
La paráfrasis: Se
utiliza para explicar un enunciado anterior. (Su abuso elimina la cohesión y
resulta incorrecto.) Ej. La literatura
del siglo XX experimenta numerosas innovaciones: triunfará el irracionalismo sobre el racionalismo precedente.
1.4.6.-
Asociaciones pragmáticas: Son repeticiones de términos que comparten un mismo campo semántico. Por ejemplo, la
aparición en una secuencia de texto de una serie de palabras como la siguiente,
contribuirá a darle cohesión y permitirá percibir cuál es el asunto del que
trata: Un coche… su conductor…
aparcamiento… tráfico intenso…
2.-
LA SUSTITUCIÓN:
Para evitar la reiteración excesiva de una determinada unidad léxica cuando
se ha de hacer referencia a objetos o ideas que ya han aparecido antes, se
recurre al empleo de PROFORMAS (palabras de significado ocasional o de
significado léxico muy general, especializadas en sustituir a otros términos en
el discurso.) que contribuyen a la cohesión textual.
Las sustituciones
pueden desarrollar funciones anafóricas
o catafóricas.[2]
Existen tres formas de sustitución:
2.1.- Léxicas (o
proformas léxicas): Son palabras de significado muy amplio que se usan como
comodines; los verbos hacer, pasar,
suceder… o los sustantivos cosa, persona… Yo
estudié durante toda la tarde pero ella no lo hizo. Tiene dolor de muelas. Es una cosa muy desagradable. (El abuso de preformas léxicas denota
pobreza léxica.)
2.2.- Pronominales (los
pronombres) que como sabemos, son sustitutos de sustantivos o segmentos de
oración. Establecen relaciones anafóricas y catafóricas. Ejs. Ayer hablé con mi abuela. La encontré animosa, lo cual es muy extraño: Sustituciones pronominales anafóricas. Eso es lo que vale: que tengas voluntad de cambiar: Sustitución pronominal catafórica.
2.3- Adverbiales (o pro-adverbios): Son adverbios de
significado ocasional que sustituyen en el enunciado en el que se encuentran a
elementos con función adverbial que han aparecido en enunciados anteriores.
Ejs. Fuimos a casa. Una vez allí se
nos ocurrió escuchar música. Dieron las tres, entonces se marchó. Los adverbios desempeñan principalmente una
función deíctica, pero no sólo ellos
la cumplen[3], ni
es exclusiva. Es decir, un adverbio puede desempeñar la función de complemento
circunstancial (Aquí se está muy bien)
pero también la deixis sirve para
sustituir, anafórica y catafóricamente, a elementos en función de complemento
circunstancial: Entra en el coche;
aquí sentirás menos frío.
3.-
LA ELIPSIS: En
determinados contextos, se puede omitir algún elemento léxico de una oración
por haber aparecido previamente en el discurso. El contexto permite al oyente o
lector comprender a qué o quién se refiere el elemento ausente. Al tener que
recurrir al contexto próximo, la elisión es también un mecanismo lingüístico
que permite relacionar unos enunciados con otros. Según la categoría gramatical
de los elementos elididos se habla de elipsis
verbal (Las elecciones autonómicas se
celebran este año; las generales, * el año que viene.) elipsis nominal (Juan y María
se casaron enseguida. Un mes antes * todavía
no se conocían.) y elipsis nominal y verbal (¿A quién ha tocado la lotería? - * * A
Luis.)
4.-
EL ORDEN DE LOS CONSTITUYENTES ORACIONALES: El orden de palabras de la
oración contribuye también a la cohesión del texto. Ya hemos estudiado en la coherencia textual la necesidad de que
haya una progresión temática en el texto. Lo habitual es que en los enunciados
la información conocida (tópico)
preceda en la oración a la información nueva (rema o comentario), independientemente de la función sintáctica
que realicen las unidades que transmitan esas informaciones. No obstante, en
muchas ocasiones se altera el orden habitual de sujeto+predicado (algo recomendable para lograr textos de registro
culto.) El hecho de alterar el orden habitual de sujeto-predicado anteponiendo
el complemento, contribuye a cohesionar el texto. En el enunciado: Ayer se hundió un barco diez millas al norte
de La Coruña. En
el salvamento de la tripulación participaron varios barcos pesqueros y un buque
de la Armada, la
cohesión textual se consigue, entre otras cosas, gracias a que el orden en el
segundo enunciado sea Complemento+V+Sujeto, porque es el Complemento
(circunstancial en este caso) el que constituye el tópico (información conocida), es lo que conecta con la idea
expresada en el anterior.
5.-
MARCADORES DISCURSIVOS: Son elementos lingüísticos que permiten establecer
relaciones de las ideas con el contexto y con la situación comunicativa. Dentro
de la estructura oracional, hemos analizado algunos de ellos como COMPLEMENTOS
ORACIONALES (Sí, no, quizás, tal vez…) puesto que matizan, precisan o comentan
la unidad formada por el sujeto y el predicado. Ese significado que expresan es
el que nos interesa, pues supone una relación con otras oraciones y enunciados,
y contribuye, por tanto, a la cohesión textual.
Según su función
dentro del texto, se pueden distinguir dos tipos:
5.1.- Marcadores de función pragmática: Constituyen
referencias a los elementos del discurso.
Vocativos: Se refieren al destinatario (Juan, no te quedes ahí).. Apelaciones o llamadas de atención (¿Vienes? Pues mira, ahora no puedo). Ciertos
elementos de función fática que sirven para abrir o mantener la
comunicación (Bueno, a mí me gustaría un helado, ¿no?). Los comentarios oracionales son, sobre todo, adverbios y sintagmas
preposicionales mediante los que el hablante informa de su actitud ante la idea
enunciada (Por fortuna, no pasó nada grave) y también en la enunciación
misma (Sinceramente, no sé qué es lo que pretende). Las interjecciones, marcas de la
función expresiva, ponen de manifiesto la emotividad del hablante.
5.2.-
Marcadores de relaciones textuales o conectores supraoracionales[4]: Igual que los nexos (o
conectores) coordinantes y subordinantes relacionan sintagmas y oraciones
dentro de un enunciado. Son aquellas palabras, partículas o locuciones que
sirven para INDICAR LAS RELACIONES LÓGICAS entre los diversos enunciados. Forman
un conjunto muy heterogéneo, tanto en lo que respecta a la categoría gramatical
a la que pertenecen (adverbios,
locuciones adverbiales, conjunciones, locuciones conjuntivas, preposiciones,
locuciones prepositivas, etc.) como por la variedad de significados que
pueden aportar al discurso.
Su función conectora
varía según las relaciones significativas que se establecen entre las partes
conectadas. Por este motivo, algunas formas desempeñan más de una función textual. Los conectores
supraoracionales que aparecen con mayor frecuencia son los siguientes:
ADICIÓN: Suma unas ideas a otras: Y, ADEMÁS,
TAMBIÉN…
Intensificación: El elemento sumado
es más significativo que el anterior: ES MÁS, MÁS AÚN, ENCIMA, POR LO DEMÁS,
TODAVÍA MÁS, APARTE…
Culminación: El último elemento
sumado lleva al máximo la línea de lo afirmado por el primero: INCLUSO, PARA
COLMO, HASTA, NI SIQUIERA…
Comparación: Establece
semejanzas entre aspectos o ideas: ANALÓGICAMENTE, IGUALMENTE, DE IGUAL MODO,
DEL MISMO MODO…
OPOSICIÓN: Introduce relaciones de contraste o
contradicción entre los enunciados.
Adversación: Se afirman los dos
enunciados de significado opuesto: SIN EMBARGO, NO OBSTANTE, AHORA BIEN…
Concesividad: El segundo enunciado
se cumple a pesar de que el primero es un obstáculo para su realización: CON
TODO, AUN ASÍ, DE TODAS FORMAS…
Restricción: Se limita el alcance
de lo comunicado en un enunciad anterior: AL MENOS, EN CIERTA MEDIDA, SI ACASO,
EN TODO CASO, SALVO QUE, EXCEPTO…
Exclusión: El segundo miembro
de la oposición niega al primero: ANTES AL CONTRARIO, ANTES BIEN, MÁS BIEN, MUY
AL CONTRARIO…
CAUSALIDAD: Conecta los enunciados estableciendo
relaciones de causa y efecto.
Causa: El segundo enunciado
expresa la causa o razón del primero: PUES, PORQUE, Y ES QUE (usados al
comienzo de un enunciado, más utilizados en el registro coloquial.)
Consecuencia: El segundo enunciado
indica la consecuencia o el efecto del primero: POR TANTO, POR CONSIGUIENTE, EN
CONSECUENCIA, ENTONCES, ASÍ PUE…
Condición: El segundo enunciado
precisa el resultado del cumplimiento de una condición, es decir, de una causa
hipotética: EN TAL CASO, EN ESE CASO, PUESTAS ASÍ LAS COSAS…
REFORMULACIÓN: Se enuncia nuevamente el contenido de uno o
varios enunciados anteriores.
Explicación. El contenido del
segundo enunciado tiene un alcance similar al del primero, del cual se
diferencia sólo por la forma de enunciarlo: ES DECIR, O SEA, EN OTRAS PALABRAS…
Corrección: El contenido del
segundo enunciado corrige en todo o en parte un primer enunciado que el
hablante no considera adecuado: MEJOR DICHO, DIGO, QUIERO DECIR, O SEA…
Resumen: Se condensa en un
enunciado información concreta procedente de uno o varios enunciados
anteriores: EN RESUMEN, RESUMIENDO, EN SUMA, EN UNA PALABRA, EN SÍNTESIS,
TOTAL, EN DEFINITIVA…
Ejemplificación: El enunciado
presenta uno o varios casos concretos relacionados con una idea general
previamente presentada: POR EJEMPLO, ASÍ, PONGAMOS POR CASO, TAL COMO, A SABER,
VERBIGRACIA, CONCRETAMENTE…
ORDEN DEL DISCURSO: Marcan partes distintas en las que se
organiza la información del texto.
Presentación: Señalan el comienzo
del texto o de una parte definida del mismo: PARA EMPEZAR, ANTE TODO, BUENO,
BIEN…
Continuación: Van añadiendo nuevos
enunciados al discurso sin que se establezcan relaciones definidas entre unas
ideas y otras. LUEGO, DESPUÉS, ASÍ QUE, PUES BIEN… Pueden utilizarse los que
indican adición.
Transición:
Sirven para señalar un cambio de tema. EN OTRO ORDEN DE COSAS, POR OTRA
PARTE…
Digresión: Marcan también un cambio
de tema, pero en este caso no justificado o muy alejado del anterior. POR
CIERTO, A PROPÓSITO…
Enumeración: Introducen los
enunciados de una secuencia correlativa. EN PRIMER LUGAR…, EN SENGUNDO LUGAR…,
POR ÚLTIMO; POR UN LADO…, POR OTRO LADO; PRIMERO… SEGUNDO…
Cierre: Marcan el último
enunciado de un texto o de una parte de texto. EN FIN, PARA FINALIZAR, PARA
ACABAR… Pueden utilizarse también otros con valores de consecuencia, resumen,
etc.
[1] También se pueden
considerar como sustitución.
[2] Anáfora: Referencia entre un elemento
del texto y otro aparecido antes.
Ej. Luis y María estudiaron mucho. Ella
aprobó, pero él suspendió.
Catáfora: Referencia entre un elemento del texto y otro aparecido después. Ej. Le di el libro que Juan me pidió.
[3] La función deíctica la cumplen también elementos
que indican referencias personales (yo, tú, este, aquel…)
[4]
Reciben múltiples denominaciones, además de las citadas: Nexos
supraoracionales. Enlaces extraoracionales. Partículas discursivas. Marcadores
textuales. Ordenadores del discurso. Por razones prácticas se recomienda
utilizar la acepción: conectores
supraoracionales, no obstante, cualesquiera de las citadas son válidas.
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