LA PONCIA -No seas como
los niños chicos ¡Deja en paz a tu hermana, y si Pepe el Romano te gusta, te
aguantas! (ADELA llora) Además,
¿quien dice que no te puedes casar con él? Tu hermana Angustias es una enferma.
Ésa no resiste el primer parto. Es estrecha de cintura, vieja, y con mi conocimiento
te digo que se morirá. Entonces Pepe hará lo que hacen todos los viudos de esta
tierra: se casará con la más joven, la más hermosa, y ésa serás tú. Alimenta
esa esperanza, olvídalo, lo que quieras pero no vayas contra la ley de Dios.
ADELA -Métete en tus cosas
¡oledora! ¡pérfida!
LA PONCLA -Sombra tuya he
de ser
ADELA -En vez de limpiar
la casa y acostarte para rezar a tus muertos buscas como una vieja marrana
asuntos de hombres y mujeres para babosear en ellos.
LA PONCIA ¡Velo! Para que
las gentes no escupan al pasar por esta puerta.
ADELA -Es inútil tu consejo.
Ya es tarde. No por encima de ti, que eres una criada; por encima de mi madre
saltaría para apagarme este fuego que tengo levantado por piernas y boca ¿Qué puedes
decir de mí? ¿Que me encierro en mi cuarto y no abro la puerta? ¿Que no duermo?
Soy más lista que tú. Mira a ver si puedes agarrar la liebre con tus manos.
LA PONCIA.-No me desafíes,
Adela, no me desafíes. Porque yo puedo dar voces, encender luces y hacer que
toquen las campanas.
ADELA.-Trae cuatro mil
bengalas amarillas y ponlas en las bardas del corral. Nadie podrá evitar que
suceda lo que tiene que suceder.
(La casa de Bernarda Alba, Acto segundo)
1.
COMENTARIO CRÍTICO
[1. INTRODUCCIÓN]
Este
fragmento pertenece a La casa de Bernarda
Alba, drama escrito por García Lorca dos meses antes de su muerte, y obra
cumbre de su dramaturgia.
El
conflicto que plantea García Lorca en La
casa de Bernarda Alba, que lleva por subtítulo “drama de mujeres en los pueblos
de España”, tiene su raíz en el autoritarismo de Bernarda, quien, a la muerte
de su segundo marido, impone para sí
y para sus cinco hijas un luto de ocho años
de duración. El luto y el aislamiento son
tan rigurosos que van a chocar violentamente con los deseos naturales de
sus hijas de gozar de la vida y del
amor, que no conciben un futuro de ver pasar los días como si estuvieran en un
convento o en un presidio.
El
fragmento (está extraído del Acto segundo, y) corresponde a la airada discusión
que mantienen Adela y La Poncia. La criada recrimina y persuade a Adela para
que no ponga en entredicho la honra de la casa, viéndose a escondidas con Pepe
el Romano. En la discusión quedan claramente confirmadas las sospechas la Poncia
y también la rebeldía y el desafío de Adela, al afirmar su libertad y su
disposición a afrontar el destino trágico al que se ve arrastrada por seguir su
pasión.
[2. TEMA]
El
destino trágico al que Adela se ve arrastrada por la fuerza primitiva e
irreprimible del que sigue su instinto es el tema del fragmento.
Junto al tema principal,
el destino trágico, otros temas secundarios son:
- el conflicto entre la realidad y el deseo, que se pone claramente de relieve en la persona de Adela, pues sus deseos chocan contra la moralidad y el orden impuestos;
- del mismo modo, el amor imposible se manifiesta también en que el amor por Pepe el Romano concluirá en tragedia, anticipada, como una premonición, en la última frase de Adela;
- asimismo, la frustración vital, la imposibilidad de vivir…, son otros motivos temáticos presentes en el texto y de honda raíz lorquiana.
[2.1. JUSTIFICACIÓN]
Sabemos
que las obras literarias, dirigidas a un público amplio, indeterminado y
heterogéneo, destacan por su capacidad para abordar aquellos temas que pueden
interesar a cualquier lector: la libertad, el amor o el valor de las normas
morales nunca dejarán de preocupar al ser humano.
[3. ESTRUCTURA]
Respecto
a la estructura, se trata de un fragmento en el que se desarrolla un diálogo
entre dos personajes de manera continuada (no hay movimiento escénico: en este
momento estas dos mujeres se encuentran solas en la escena). Podemos dividir en
tres apartados este diálogo:
- Líneas 1-11: La Poncia intenta persuadir a Adela de que deje de verse a escondidas con Pepe el Romano, porque es el novio de su hermana. Y si lo pretende para ella, le aconseja tener paciencia. En su argumentación acude a razones prácticas, haciéndole ver que su hermana es “vieja”; razones religiosas: “no vayas contra la ley de Dios”; y razones basadas en la opinión ajena: “para que las gentes no escupan al pasar por esta puerta”.
- Líneas 12-17: Parlamento de Adela en el que se pone de manifiesto la irracionalidad del instinto al desoír y rechazar todo tipo de consejos, y también la fuerza irreprimible de su pasión sexual por Pepe el Romano.
- Líneas 18-19: Adela adopta una postura desafiadora ante lo que puedan decir o hacer los demás, y su firme determinación a aceptar el destino trágico al que se ve arrastrada.
[4. ACTITUD E
INTENCIONALIDAD]
Como
es propio de los textos literarios, la actitud del autor es plenamente
subjetiva. La singular personalidad de Lorca se manifiesta tanto en el
contenido del texto como en la forma de expresión elegida. En relación con el
contenido, la intencionalidad del autor es construir un mundo de ficción (sin
perjuicio de que en la base de su creación haya una referencia a la realidad
inmediata: aquí se retrata una sociedad que Lorca conoce muy bien) que le
permita transmitir sus preocupaciones: el enfrentamiento entre La Poncia y
Adela demuestra su capacidad para comprender las pasiones humanas e insinúa una
actitud muy crítica hacia una sociedad represora que coarta trágicamente la
libertad de los individuos.
En
el plano de la expresión, se observa la preocupación formal propia del texto
literario: el autor presta una especial atención a la forma lingüística para
conseguir un estilo muy personal. Como siempre en literatura, cabe hablar de
una intención estética relacionada con la función poética del lenguaje. En
efecto, aunque el lenguaje es portador de una fuerte carga realista –no
olvidemos la advertencia de Lorca de que esta obra tiene la intención “de un
documental fotográfico”-, no son menos las expresiones de carácter poético.
Así, un lenguaje de significado unívoco, deja paso a otro lenguaje repleto de
significaciones dramáticas y simbólicas. Entre las expresiones realistas, “deja
en paz a tu hermana”, “si te gusta, te aguantas”, “oledora”, “pérfida”, “vieja
marrana”, “babosear”, “escupan”, etc. Destaca, a la vez, un lenguaje cargado de
expresiones poéticas: “para apagarme este fuego que tengo levantado por piernas
y boca”, “a ver si puedes agarrar la liebre con tus manos”, “trae cuatro mil
bengalas amarillas”…
[5.TIPO DE TEXTO]
La
tipología del texto viene determinada por el género literario a que pertenece:
se trata del fragmento de una obra teatral, así que se ajusta a las
convenciones propias del género dramático. Es un texto dialogado que
caracteriza a unos personajes al mostrar sus sentimientos y las acciones que
llevan a cabo (la pasión de la rebelde Adela, la astucia y sometimiento a las
normas sociales y morales tradicionales, en La Poncia). A través del diálogo
que enfrenta a estos personajes, la acción progresa en intensidad dramática,
como un avance hacia el funesto desenlace que le está reservado a la joven
Adela. Junto al diálogo –texto dramático primario-, el autor maneja otros
recursos característicos del género, como las acotaciones –texto dramático
secundario-, que aportan todos aquellos elementos no verbales que pueden
resultar relevantes para ayudar al lector a interpretar la escena.
[6. VALORACIÓN FINAL]
El
valor literario de este texto está fuera de toda duda. La casa de Bernarda Alba significa la culminación de la obra
dramática de F. G. Lorca (es su última obra, terminada poco antes de su
muerte), una figura de enorme relevancia
para la literatura española, cuya labor es decisiva para la renovación de
nuestro teatro durante el siglo XX.
García
Lorca, en esta obra, en la que dramatiza el conflicto provocado por el abuso de
autoridad, sobresale no sólo por su fino análisis del alma femenina, sino
también por la magistral síntesis que lleva a cabo entre realismo y poesía.
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