TEMAS DE LAS RIMAS
En
la poesía de Bécquer pueden establecerse cuatro grandes bloques temáticos:
- Rimas sobre la creación poética.
- Rimas sobre el amor.
- Rimas sobre el desengaño amoroso.
- Rimas sobre la angustia de la existencia.
1- Rimas sobre la creación poética
La creación poética. Es un tema que
domina las primeras rimas y que tiene varias ramificaciones o subtemas.
1.1 La creación poética como lucha.
En Bécquer se superponen dos visiones diferentes sobre la creación poética. Por
una parte, la poesía es una necesidad y un
don casi divino que surge de una capacidad extraordinaria para percibir el
mundo. Por otra parte, la creación poética es una lucha entre las ideas y sentimientos por un lado, y la forma de
expresión por otro. Es una lucha difícil, perdida de antemano, que el poeta
solo cree vencer cuando se dan las condiciones de inspiración necesarias. Puede
resultar ilustrativa en este sentido la lectura de las rimas I y III.
1.2 Existencia de la poesía
independientemente de la existencia de los poetas.
“Podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía”. Para Bécquer los
motivos poéticos están en la naturaleza, en la vida, esperando que un poeta
inspirado los haga revivir del mismo modo que el arpa espera con sus notas
dormidas a alguien que sepa arrancárselas. (Ver Rima VII)
1.3 El sentimiento como causa y efecto de
la poesía. Efectivamente, para Bécquer el amor es causa y efecto de
la poesía. Así se expresa en la rima XXI que recojo a continuación:
¿Qué
es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila azul...
¿Qué
es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
¡Poesía eres tú!
En la misma línea, se expresa el autor
en Cartas literarias a una mujer al afirmar ”La poesía eres tú, te he
dicho, porque la poesía es sentimiento y el sentimiento es la mujer”.
2-
Rimas
sobre el amor
2.1 Anhelo de fusión total con la amada.
El amor del que se habla en las rimas no es un amor sensual, sino un amor ideal que busca la fusión total
de dos almas. Desafortunadamente, sólo en algunos momentos muy concretos se
consigue la unión tan anhelada. Estos
momentos son tan fugaces e intangibles que frecuentemente el poeta alude a
ellos como aliento, suspiro, beso o
especialmente la mirada.
Hoy la tierra y los cielos me sonríen.
Hoy llega al fondo de mi
alma el sol,
Hoy la he visto…, la he
visto y me ha mirado…
¡hoy creo en
Dios!
2.2 Amor y naturaleza.
Frecuentemente, el poeta proyecta sus sentimientos sobre la naturaleza. La
armonía y el gozo interior se corresponden a una representación de la
naturaleza igualmente en armonía (ver rimas VIII, IX y X). Pero del mismo modo,
cuando sólo le quedan los recuerdos del amor perdido, la naturaleza es un
espejo doloroso en el que el poeta ve reflejados momentos vividos que ya nunca
volverán (ver rima LIII, Volverán las
oscuras golondrinas…)
3- Rimas sobre el desengaño amoroso
En las rimas mencionadas hasta ahora
Bécquer nos ha mostrado un amor esperanzado o gozoso. Sin embargo, a partir de
la rima XXX se comienza a mostrar una separación o una falta de comunicación
entre los enamorados que, a partir de la rima XLI (¡no pudo ser!) se revela como un enfrentamiento radical que el peta
muestra en dos fases:
3.1 El dolor por la traición.
El poeta se siente profundamente dolido porque ha sido engañado y abandonado
por otro. Surgen de aquí no solo dolor y desesperanza, sino también un gran
resentimiento que se muestra a menudo en forma de sarcasmo o ironía. En las
coplas XXXIX, XLV, XLVII y LXXVII el poeta critica claramente a su amada
calificándola como dura, fría y despiadada.
3.2 El dolor del recuerdo.
En una fase posterior y superado el momento de dolor más intenso, el poeta
encuentra en el recuerdo del amor perdido cierto consuelo, pues espera que su
amada sufra al menos tanto como él. Testimonio
de esta esperanza es la rima LIII:
como yo te he querido... desengáñate,
¡así... no te querrán!
4- Rimas sobre la angustia de la
existencia
Después
de la ruptura, acosado por el dolor, Bécquer no encuentra motivos para seguir
viviendo. Nada tiene sentido y se encuentra condenado a la monotonía y al
tedio, aunque a veces las lágrimas le recuerdan que sigue vivo. Asociados a
este tema existencial está los siguientes motivos:
4.1 La oscuridad.
La oscuridad se adueña de su alma y el poeta comienza a vivir en un mundo a
mitad de camino entre el sueño y la vigilia. Los fantasmas, la oscuridad, la
noche y las iglesias desiertas (todos ellos motivos muy románticos) pueblan el
ambiente tétrico de estas rimas.
4.2 La soledad y el olvido.
El dolor de la soled se vuelve insoportable y el poeta les pide a las olas, al
huracán, a las nubes que le leven consigo para no sentir más. De hecho en las
rimas LXI, LXV, LXVI y LXXIII el miedo a la soledad se acentúa más todavía y el
poeta se imagina muerto, solo sin que nadie le recuerde ni le llore, muerto en
el más desolador de los olvidos.
Finalmente, el poeta, cansado de luchar, sólo
encuentra paz y consuelo en la muerte. Incluso llega a sugerir que es su única
esperanza de comunicarse aún con su amada. Aparentemente esto contradice lo
expuesto en el apartado 4.2, pero en realidad no es más que la culminación de
un proceso de resignación lento y doloroso.
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