PAUTAS
PARA COMENTAR LAS 14 RIMAS DE BÉCQUER
Recursos
expresivos. Valoración personal.
1) Rima I
·
Anáfora del pronombre personal tónico “yo” al
principio de la primera y segunda estrofas, como muestra del individualismo
romántico. Esta repetición otorga unidad al poema y facilita su retención.
(v.v. 1 y 5)
·
Metáforas: “El himno anuncia en la noche del alma una
aurora”, es decir, arroja luz, alegría, conocimiento, en la noche –símbolo de
la oscuridad, tristeza e ignorancia- del espíritu humano(v.2)
Asimismo, en el verso 4 dice que las páginas son
“cadencias” (compases) que el aire dilata en las sombras, en el sentido de que
intentan reflejar armónicamente y con ritmo muy marcado ese genio poético en la
oscuridad. Es una metáfora sinestésica: “palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y notas”. Con estas metáforas Bécquer aspira a
conseguir un lenguaje musical, pictórico y poético a la ve
·
Metonimia y personificación: no hay cifra
(por letra, palabra, escritura en general) capaz de encerrarle (v. 9-10).
·
Aliteraciones: repeticiones de m y n en los versos 2, 6,
y de la s, en el verso 8.
·
Hipérbatos: en los versos 5 y 6, “Yo quisiera
escribirle… idioma” en lugar de yo quisiera escribirlo domando el rebelde, mezquino
idioma”. Sería “Yo quisiera escribirlo domando el rebelde, mezquino idioma del
hombre”.
·
Paralelismos: en el verso 8: “suspiros y risas, colores y
notas”.
Para Valoración Personal:
(El tema es la inefabilidad de la poesía (imposibilidad de expresar el genio
poético con palabras). Bécquer
concibe la poesía como algo inefable y misterioso, como un “himno gigante y extraño” para el que el poeta anhela una palabra que fuera a un tiempo
“suspiros y risas, colores y notas”. Es decir, para expresar lo inmaterial e
incorpóreo, anhela una palabra que sea la síntesis de todas las artes. Pero esta pretensión (“yo quisiera
escribirle, del hombre /domando el rebelde, mezquino idioma”) resulta del todo
imposible (“pero en vano es luchar; que no hay cifra / capaz de encerrarle”).
Los tres versos finales nos descubren que el yo poético se dirige a un tú (“¡oh
hermosa!”) según la técnica apelativa, fundamental en el estilo de Bécquer: el
ideal poético y el ideal amoroso son inseparables en Bécquer. Ambos son
imposibles. En definitiva, para el poeta la creación poética es una lucha
permanente entre los sentimientos e ideas y el lenguaje como vehículo de
expresión.) O…
En conclusión,
Bécquer echa mano aquí de uno de sus grandes temas: la poesía, el poeta y la
expresión poética. Cada una de ellas queda caracterizada por las propiedades
que en las Rimas y en la teoría
literaria les serán adjudicadas: la poesía como inefable, el poeta como
poseedor de la visión poética y la expresión como insuficiente para las
imágenes visuales y auditivas a las que Bécquer alude.
2) Rima
II
· Paralelismos. Toda la rima se asienta sobre los
paralelismos, ya que todas las estrofas repiten la misma estructura: constan de
tres proposiciones, la primera adjetiva y la última interrogativa indirecta. En
la última, el pronombre demostrativo anafórico “eso” recoge las incertidumbres
anteriores (“no se sabe”, “nadie acierte”, “se ignora”), que quedan más
acentuadas al referirse al yo concreto del poeta. Estos paralelismos son
fundamentales en la poesía de Bécquer y contribuyen a reforzar la idea
principal que recoge la composición: la incertidumbre del destino humano.
· Metáforas: en cada estrofa aparece un elemento de la
naturaleza con valor simbólico cuya característica común es estar a merced de
lo imprevisible (“el azar, el vendaval, el viento y los cercos temblorosos”) y
todas terminan con una forma verbal –tres en futuro imperfecto “clavará,
volverá y será” y uno en presente con valor intemporal “buscando va”.
· Polisíndeton del verso 11 “y rueda y pasa, y se ignora”
que sirven para enfatizar imagen de movimiento continuo y sin rumbo, y aumenta
el ritmo.
· Encabalgamientos: Se producen a lo largo de todo el poema de
forma muy llamativa: hay encabalgamientos en casi todos los versos. Este
recurso es muy utilizado por Bécquer para conseguir esa “elaborada sencillez”
que lo caracteriza; produce efecto de naturalidad al acercar el ritmo al de la
prosa. En este poema concreto, además sugiere el desasosiego y el desconcierto
en que está sumido el poeta, pues la acumulación de encabalgamientos hace que
las oraciones se sucedan entrecortadamente, como si al poeta le costase
expresarse adecuadamente.
Para Valoración Personal:
(Como hemos
comentado anteriormente, esta rima, más que sobre teoría poética, trata sobre
el incierto destino humano, encarnado en el del propio poeta. Se trata de un
tema típico de Romanticismo. El hombre romántico se siente en desacuerdo con el
mundo, por eso le atraen todos los temas que reflejen su insatisfacción y la
inseguridad que vive en cada instante. Tiene ansias por conseguir la libertad
de las ataduras impuestas, pero, en contraposición con estas ansias de
libertad, encontramos una obsesión por el destino que refleja el sentimiento de
frustración de ese mismo anhelo de libertad. Para plasmarlo, Bécquer se fina en
imágenes de la naturaleza cuyo nexo de unión es la levedad, la fugacidad o el
constante movimiento; al igual que él, todo lo natural parece ir a la deriva.)
O
En definitiva, esta rima sintetiza
simbólicamente la frágil condición del ser humano, cuyo origen y fin se
desconocen.
3) Rima IV
·
Anáforas: La palabra mientras se repite al comienzo de cada
una de las estrofas 2, 3, 4 y 5.
·
Paralelismos: Excepto la última,
todas las estrofas son perfectamente paralelas. Las anáforas comentadas y el
perfecto paralelismo, confieren al poema cierto tono de letanía coral. Cada una
de las estrofas empieza por una proposición subordinada adverbial temporal cuya
proposición principal es “habrá poesía”. Este final, a modo de estribillo,
destaca como si fuera la confirmación de una sentencia.
·
Hipérbatos: Abundan en toda la
composición; destacan los de los versos: “Mientras las ondas de la luz palpiten
encendidas al beso, mientras el sol vista de fuego y oro las desgarradas nubes”
(vv. 5, 6, 7 y 8). “Mientras la ciencia no alcance a descubrir las fuentes de
la vida…” (vv. 13, 14, 15, 16), “Mientras puedan sentirse en un beso dos almas
confundidas” (vv. 33 y 34). Los hipérbatos muchas veces posibilitan la rima,
otras sirven para destacar una palabra que queda en primer o último lugar.
·
Personificaciones: Aparecen en los
versos 5 y 6 “Mientras las ondas de la luz al beso palpiten encendidas. También
en los versos 7 y 8 “mientras el sol las desgarradas nubes de oro y fuego
vista”, y en los versos 9 y 10 “mientras el aire en su regazo…”. En el verso 21
se dice “que se ríe el alma”. En el verso 23 “el llanto acuda” y en el 25 y 26
“el corazón y la cabeza batallando prosigan”.
·
Metonimia: En el verso 13
aparece “Mientras la ciencia a descubrir no alcance”, por “los científicos” (se
enuncia el todo por la parte).
·
Sinestesias: versos 7 y 8.
·
Metáfora: La lira es igual a la
poesía.
·
Aliteración: versos 21 y 22.
Para Valoración Personal:
En esta rima
Bécquer expone su teoría de que la vivencia poética (el mundo de la idea) es
independiente y previa a la escritura del poema (mundo de la forma). El poeta
es el que logra juntar ambas fases. Tal vez sea ésta la rima en la que Bécquer
logra compendiar mejor su teoría poética: el sentimiento poético es
independiente y previo al poema y se manifiesta en el amor (2ª estrofa), en el
misterio que la ciencia nunca podrá desentrañar (3ª estrofa), en la lucha de
los sentimientos contra la razón (4ª estrofa) y en el amor y la hermosura otra
vez, que en definitiva son inseparables de los poético (5ª y última estrofa). Para Bécquer el sentimiento poético y
amoroso son similares. El ideal de la poesía y el del amor se funden y
confunden en la mujer ideal (“Mientras exista una mujer hermosa, habrá
poesía”). En definitiva, esta rima es una de las grandes definiciones de la
poesía.
Es
preciso comentar que en la estrofa segunda se refiere a la ciencia, a la que
Bécquer se refiere negativamente como inferior al poder del sueño, el misterio
o el sentimiento, en una época en la que empezaba a decaer el Romanticismo y a
emerger el Realismo, que valoró sobremanera todo lo científico y verificable
por los sentidos (el positivismo). Bécquer se opone a esta visión positivista
de la existencia.
4) Rima VII
·
Destaca
el hipérbaton inicial, que abarca
toda la primera estrofa: “del salón …veíase el arpa”. Todo lo demás resulta
secundario. La frase sería: Veíase el arpa en el ángulo oscuro del salón,
silenciosa y cubierta de polvo, tal vez olvidada por su dueña. Este hipérbaton
hace que la palabra olvidada rime con
arpa y consigue cierto paralelismo entre los dos
primeros versos.
·
Otro
recurso es el símbolo metafórico: el
arpa simboliza el genio dormido, bien por falta de inspiración, bien porque
nadie ayuda a que éste salga. El arpa expresa la identificación de la poesía
con otras artes, como la música, y con algo suave, delicado y vago.
·
La comparación de la estrofa segunda:
¡Cuánta nota dormía … como el pájaro duerme en las ramas, esperando la mano de
nieve que sabe arrancarla”. A su vez, la mano de nieve es metáfora del mecenas
o de la inspiración. También la comparación con el personaje bíblico Lázaro.
·
Las
exclamaciones tienen aquí una
función expresiva.
Para Valoración Personal:
Esta rima es característica del
simbolismo del poeta. Toda la primera estrofa nos conduce por un espacio
familiar, hasta el objeto central, pero se retrasa su aparición hasta el final
del cuarto verso: el salón primero, el ángulo oscuro después, la alusión a la
misteriosa dueña que acaso la olvidó hasta que, silenciosa, la cubrió el polvo...
y ya por fin, «veíase el arpa». El símbolo del arpa silenciosa y abandonada,
con su sabor melancólico y hasta romanticón, sirve para meditar sobre la
poesía, como en otras en las Rimas. El poeta lo es porque siente, pero
sobre todo porque consigue expresar lo que siente, incluso las sensaciones
dormidas en el fondo de la memoria o «del alma». La sequedad creativa –como el
arpa silenciosa-- es como la muerte del genio del poeta. La “mano de nieve” es
la mano aristocrática y femenina que significa al mecenas y la inspiración que
todo artista necesita para evidenciar su genialidad. Las claves simbólicas de
los diferentes objetos —arpa, pájaro, Lázaro— giran en torno a esas ideas, en
una gradación que va desde el arpa hasta Lázaro y desde el sueño hasta la
resurrección, sueño del tiempo y muerte y resurrección poéticas.
5) Rima XI
·
Símbolos: de la mujer morena
(poesía retórica de metro largo y rima consonante), la mujer rubia (poesía
sencilla, de verso corto y rima asonante) y la mujer incorpórea (poesía ideal,
inexpresable).
·
Paralelismos: El primer verso de
la primera y tercera estrofa son paralelos, cada uno de los cuales consta de
dos estructuras copulativas unidas por conjunción copulativa. Lo mismo ocurre
con el verso 13 “soy incorpórea, soy intangible”.
·
Quiasmo: De igual modo, se
repite el estribillo del verso quebrado, aunque en orden inverso.
·
Anáforas: “Yo soy“, en el
primer y segundo versos y a principio de la estrofa primera y última. ta
·
Hipérbatos: “De ansias de goce mi
alma está llena” (v. 3) “yo de ternura
guardo un tesoro” (v. 8).
·
Metáforas: “mis trenzas de oro”
(v. 6), “yo soy un sueño, un imposible, vano fantasma de niebla y luz” (vv.11 y
12).
·
Reduplicación o
anadiplosis:
en los versos 10 (“no, no”) y en el 15 (“ven, ven”).
·
Epanadiplosis: (repetición de una
palabra a principio y final del verso 5 “no es a ti; no”).
·
Ritmo muy marcado en todas los versos, lo que contribuye al
significado del poema, que se refiere a las distintas clases de poesía.
·
Hipérbole: Por último, todo el
poema es una hipérbole continuada en boca de las tres mujeres.
Para Valoración Personal:
Esta rima cierra el apartado que versa sobre
la poesía, siempre que se presuponga que para Bécquer el ideal amoroso y el
poético se unen y confunden en la mujer. Por eso, el yo poético conversa con
tres diferentes tipos de mujer y de poesía que se le presentan en las tres
estrofas paralelísticas. En la primera rechaza a la mujer pasional morena, que
representa la poesía bien construida y llena de recursos estilísticos, tal vez
la neoclásica (s, XVIII). La segunda, a la mujer sensible y a la poesía que,
ante todo transmite sentimientos, quizá la romántica ya depurada, y que tampoco
satisface al poeta. Finalmente, opta por un ideal poético y amoroso más
impreciso (vano fantasma de niebla y luz), pura idea (incorpórea, intangible) y
por consiguiente, inalcanzable (yo soy un sueño / un imposible). El amor y la
poesía se convierten así en un anhelo imposible que condena al poeta a la
frustración, al dolor y a la soledad. Hay que presuponer que para Bécquer, el
ideal amoroso y poético se unen y confunden.
6) Rima XIII
·
Paralelismos: Repetición de la
oración copulativa “Tu pupila es azul y cuando…” a comienzo de las estrofas 1 y
2, y de “Tu pupila es azul y …” en las tres estrofas.
·
Sinécdoque: La pupila azul
representa a los ojos de la mujer (la
parte por el todo).
·
Anáfora: Cada estrofa empieza
con el determinante posesivo “Tú”.
·
Antítesis entre las dos
primeras estrofas (cuando ríes / cuando lloras).
·
Metáforas: se establecen
relaciones de equivalencia entre la
pupila azul, el fulgor de la mañana, las
gotas de rocío (las lágrimas) sobre una violeta, y una perdida estrella”. Estas figuras nacen de un sentimiento
subjetivo del poeta y se relacionan con el color azul de la pupila en diversas
circunstancias: en la risa, en el llanto y en la actividad de pensar.
·
Hipérbatos suaves: se adelantan
complementos circunstanciales al verbo: “en el mar se refleja” (v. 4); se
pospone el sujeto en: “si en su fondo como un punto de luz radia una idea”
(v.v. 9 y 10), y en los versos 11 y 12, vemos (“me parece en el cielo de la
tarde una perdida estrella”.
Para Valoración Personal:
En esta rima, la belleza de la mujer es
objeto de un canto sentimental y delicado. Esta belleza, propia de la mujer
ideal aparece tanto en la alegría (“cuando ríes”), y en la tristeza (“cuando
lloras”), como cuando realiza una actividad mental relacionada con la
inteligencia (“si en su fondo / como un punto de luz radia una idea”). La hermosura de la mujer, recogida en estas
tres situaciones, se compara con la hermosura del mundo, descrito con ambientes
imprecisos (la claridad de la pupila se asemeja al fulgor de la mañana
reflejado en el mar; las lágrimas, a las
gotas de rocío sobre la violeta; el punto de luz provocado por un
pensamiento, a la estrella perdida en el cielo).
La segunda estrofa parece una traducción casi
literal de un fragmento de Byron, por eso se suele poner en cursiva. La descripción de la mujer tiene lugar en un
proceso temporal completa: de la mañana a la tarde. Este momento (la tarde) es
el ambiente adecuado para la actividad de pensar expresada con la comparación:
“y, si en su fondo (de la pupila azul) / como un punto de luz radia una idea”,
imagen muy utilizada por Bécquer, así como los motivos de la gota de rocío y el
de la pupila azul, que también utilizan con frecuencia los poetas románticos.
7) Rima XV
·
Metáforas: cendal, rumor, sombra, son imágenes que caracterizan lo inalcanzable de la amada. Onda, lamento y ansia sirven para caracterizarse a sí mismo.
·
Comparaciones: “como la llama, como el sonido”
·
Paralelismos: el principal es de
tipo antitético “eso eres tú, eso soy yo”
que enfrenta a los dos personajes de la rima. Otros son: “Cendal flotante
de leve bruma / rizada cinta de blanca espuma / rumor sonoro / de arpa de oro”
(vv. 1, 2, 3 y 4). También “En el mar sin playas, onda sonante, / en el vacío,
cometa errante” (vv. 12, 13); “largo lamento / del ronco viento;/ ansia perpetua de algo mejor” (vv. 14, 15,
16). En definitiva, toda la rima se asienta en la figura del paralelismo.
·
Quiasmo: paralelismo con orden
cruzado de dos versos: “cendal flotante / rizada cinta” (nombre + adjetivo /
adjetivo + nombre).
·
Bimembraciones (repetición de una
estructura dentro del mismo verso): “verso del aura, sobra de luz”, en el verso
5; “como la llama, como el sonido” en le verso
9; “como la niebla, como el gemido”, verso 10. A su vez estos ejemplos son paralelismos.
·
Anadiplosis: repetición de tú a final del
verso 6 y principio del 7.
·
Anáforas: repetición inicial de
yo en los versos 18 y 20.
Para Valoración Personal / Combinar con
estructura
El tema se centra en el ideal inasible a
través de imágenes referentes a una mujer físicamente inaccesible. También se
presta a una interpretación en dos niveles: el literal (amoroso) y el simbólico,
de la perfección poética. Las imágenes desmaterializadas e impalpables,
referentes a la mujer físicamente inasequible, se ajustan al concepto de la
perfección poética como meta inalcanzable.
El contenido se estructura por medio de una
antítesis entre tú y yo, recalcada por la colocación de los
dos pronombres personales en idéntico puesto, después del único verbo, y al fin
de la primera y tercera estrofas. Como en las demás, el yo no logra alcanzar al tú,
mujer ideal: “Tú, sombra aérea, que cuantas veces / voy a tocarte, te
desvaneces” y, no obstante, “incansable corro y demente, impedido por el “ansia
perpetua de algo mejor”. Esta es la paradójica situación del yo poético
–Bécquer y del enamorado romántico en general--. Esta antítesis tú / yo se desarrollan en una estructura
paralela que enumera acciones que nunca van a encontrarse a los ojos del poeta:
·
El
Tu (1 – 11). Para Bécquer, la poesía
reside en la belleza y el misterio que existe en el mundo. Por eso, en este
poema la inspiración poética se reviste de los leves e intangibles “ropajes” de
una naturaleza ideal, cuya belleza y perfección se presentan al poeta como
inalcanzables. La metáfora y el simil potencian el carácter evanescente,
inaprensible, de esta realidad etérea y fugitiva.
·
El
yo (12 – 22). El propio Bécquer
identifica sus sueños con realidades inmensas, cósmicas o de rumbo incierto,
para resaltar su deseo de perfección, su búsqueda de la belleza: el ansia perpetua de algo mejor.
·
Se
trata de una agonía, de una
persecución enloquecida (corro demente) que domina su vida (de noche y día), a la búsqueda de un imposible (la poesía), porque sólo es una sombra, la hija ardiente de una ilusión (18 -22)
8) Rima XXIV
- Metáforas: “Lenguas de fuego, notas del laúd, olas, jirones de vapor, Ideas, besos, ecos”, son metáforas que se usan para reflejar el sentimiento amoroso.
- Sinécdoque: “Nuestras almas”, es una expresión que sustituye a los amantes mediante una relación de parte por el todo (física y espiritual).
- Anáforas: repetición del determinante numeral dos. Esta repetición se acumula en la quinta estrofa, dando lugar a una enumeración paralelística que introduce una sensación de rapidez y una voluntad de definir claramente la relación amorosa entre los dos personajes.
- Paralelismos: hay un paralelismo entre los versos de las cuatro primeras estrofas: sintagma nominal (determinante numeral + núcleo (a veces con adjetivo) + complemento preposicional + proposición adjetiva + nexo copulativo + proposición adverbial temporal + predicado verbal con contenido de pasiva refleja. En la última estrofa el paralelismo es perfecto y más simple: det. + nombre + proposición adjetiva. El último verso es una aclaración de todo lo anterior.
- Hipérbato: en los versos 5 y 6: “dos notas que del laúd / a un tiempo la mano arranca”.
- Aliteración: de consonantes laterales y nasales (l, m, n), que realzan la levedad y la sutileza de los elementos naturales (1-2, 9-11). De r suave y de la o, que imitan la armonía de la música (3-4). De s, que subraya la suavidad y delicadeza del tú (5-6).
- Enumeración: Toda la rima es una enumeración metafórica que sirve como definición del los amantes.
Para valoración
personal:
De nuevo, el poeta se compara a sí mismo y a
su amada con elementos naturales (fuego, olas, vapor), sonoros (notas del laúd,
ecos), mentales (ideas) y poéticos (besos). Estos elementos se caracterizan por
su elementalidad (fuego y olas) o por su carácter fugaz y su levedad (vapor,
notas, ecos, ideas, besos). Como siempre, para Bécquer, el amor es la
conjunción de dos almas en una unión ideal y armónica que rara vez se da --la
reiteración de dos refleja la
reciprocidad del sentimiento del amor--. Ese amor es, en sí mimo, un ideal
inalcanzable, por eso elige imágenes propias del mundo evanescente y abstracto.
El sentimiento amoroso, visto aquí como algo realizado, aparece con plenitud:
cada uno de los dos elementos enumerados se encuentran armónicamente y se unen
hasta confundirse en uno. Esta visión ideal del amor es típicamente romántica.
Posteriormente, el propio Bécquer comprobará la imposibilidad de la duración de
este tipo de amor y se sumirá en la frustración. Aunque sin contendido
religioso, la imagen candente inicial (dos rojas lenguas de fuego) y la
irresistible aspiración amorosa entre dos almas (v 20) recuerda la poesía mística. La fusión de dos
seres en uno solo ha sido siempre uno de los rasgos esenciales del amor, tanto
del profano como del místico. Bécquer expresa esta idea mediante una serie de
metáforas cuyo término real se sitúa en el último verso donde culmina la gozosa
e intensa unión entre el poeta y la amada.
9) Rima XXX
·
Paralelismos: los paralelismos de
esta serie no afectan ya a estrofas enteras, sino que se limitan a pares de
versos contiguos: 1º y 2º, 7º y 8º, lo
que acrecienta su eficacia, más aún cuando se condensa en un verso: “yo voy por
un camino; ella por otro”, para expresar el tema: la ruptura entre el yo y el
tú, que aquí ya es ella, pronombre de 3ª persona, que marca mayor distancia.
·
Anáfora: de y en el 2º, 4º y 8º versos, y del pronombre personal yo en el 5º y 7º versos.
·
Antítesis general: entre el yo y el tú en toda la rima. Esta
antítesis se ve muy claro en el verso 5 “yo voy por un camino; ella por otro”.
·
Metonimia: sustitución del
elemento real por una imagen relacionada con aquel por relación de causa /
consecuencia o por contigüidad. Lo vemos en “habló el orgullo” por habló la
mujer orgullosa (v. 3). Aquí también habría personificación de una cualidad
abstracta.
·
Interrogaciones
retóricas: en
los versos finales “¿por qué callé aquel día? / ¿por qué no lloré yo?”. Estos
interrogantes contribuyen al sentimiento final de desolación, al igual que el
amor entre los amantes no tiene solución, los interrogantes son ecos que quedan
sin respuesta.
Para Valoración
personal:
Esta rima comienza la
tercera serie, la dedicada a la ruptura amorosa y, curiosamente, fue esta rima
la que eligieron los amigos de Bécquer para publicarla como homenaje al poeta,
ya fallecido, porque la consideraron representativa de esa imagen de poeta
infortunado y triste. Las rimas de
esta serie reflejan con tono desolado, experiencias vividas por Bécquer,
expresadas de forma directa y sincera. Toda la rima es el recuerdo de la
ruptura amorosa; por eso los verbos están en pasado. Ese pasado es imperfecto,
con una acción que no indica su final, puesto que sus efectos dolorosos siguen
presentes en la mente del poeta.
Para él, el incidente
descrito en la primera estrofa señala el comienzo del desengaño en sus
relaciones. En la vida real, Bécquer imaginaba su pasión y el correspondiente
dolor causado por la separación de los días compartidos al lado de Julia Espín.
Ella, sin embargo, solo sentía indiferencia e incluso desprecio por el pobre y
tímido poeta. El tema plantea el sentimiento de arrepentimiento y el deseo de
reconciliación compartidos por los enamorados, pero desafortunadamente, no
expresados por los amantes que, se ven irrevocablemente separados por el
orgullo.
10)
Rima XLI
·
Metáforas: en las dos primeras
estrofas se define a la mujer con las metáforas del huracán y del océano (papel
activo) y al poeta mediante las de la torre y la roca (pasividad). En la última
se les caracteriza directamente mediante adjetivos (hermosa, altivo) y verbos (arrollar,
ceder).
·
Anáforas: Tú eras insiste en el pasado, en el amor acabado. En
la misma idea del amor imposible insiste el estribillo: No pudo ser.
·
Paralelismos: Tenías que estrellarte o abatirme… romperte o arrancarme (vv. 3 y 6).
·
Antítesis: toda la rima se
estructura en contenidos antitéticos entre el tú y el Yo, como reflejo
de la imposibilidad amorosa.
·
Elipsis: en los versos 3, 7 y
11, los tres puntos indican que el
mensaje no necesita ser continuado porque se sobreentiende su significado. La
omisión es más efectiva que la especificación del contenido. También es
elíptica la construcción del verso 11: “la senda [es] estrecha, inevitable [es]
el choque”.
·
Aliteraciones: de fonemas secos k, r, t imitan la aspereza de la relación: “¡tenías
que estrellarte o que abatirme! […] ¡tenías que romperte o que arrancarme! […]
acostumbrados / uno a arrollar, el otro a no ceder”, y refuerzan las metáforas que connotan antítesis y
resistencia: “huracán / torre”, “océano / roca”, que caracterizan al tú “hermosa” y al yo “altivo” respectivamente, y justifican la ruptura final:
“inevitable el choque”.
·
Expresividad:
conseguida gracias a las exclamaciones, que intensifican la emoción del sentimiento derrotado del poeta.
Los puntos suspensivos también contribuyen la dar emoción contenida al mensaje.
Para Valoración Personal:
Esta rima es quizá la de un paralelismo más
perfecto, que remarca la relación estrictamente paralela del tú y del yo, en cuanto que les será imposible juntarse: “¡No pudo ser!”,
estribillo repetido tres veces. En esta poesía se ve de nuevo la imposibilidad
de realización del amor debido a los caracteres incompatibles que se reflejan
con la antítesis tú / yo y en las
metáforas simples A (“huracán, océano”) y B (“alta torre, enhiesta roca”). Nada
puede el huracán frente a la torre ni el océano frente a las rocas. En la
última estrofa, las metáforas dejan paso a la descripción del rasgo
característico y definitorio de cada uno de ellos: la hermosura, ella; la
altivez, él. Estos dos rasgos son de nuevo irreconciliables.
Si bien nunca se publicó esta rima, es de
suponer que llegó a ser popular, al menos entre las gentes del mundillo
periodístico.
11) Rima
LIII
La composición se basa en una rígida
arquitectura que se organiza alrededor del
paralelismo: entre la naturaleza y el sentimiento amoroso; entre la llegada
de la primavera y el renacer de la vida y el amor; y por último, entre las
realidades que volverán y las del pasado, que no se repetirán. El paralelismo
se rompe en la última estrofa en la que, a modo de cierre, el poeta expone lo
imperecedero de sus sentimientos.
·
Hipérbatos, versos descolocados
en los versos 1-2, 5-6, 9-10, con el fin de destacar el verbo volverán y la conjunción pero, que destacan así a principio de
cada estrofa en anáfora.
·
Antítesis, establecida entre
dos momentos, que tienen como punto común la primavera y como elemento
diferenciador la distinta relación amorosa:
el pasado (1-4, 9-12) en que golondrinas y madreselvas representan la
felicidad del amor compartido, en la
plenitud de la primavera, y el futuro (5-8,
13-16), en que volverá la primavera, pero sus golondrinas y madreselvas no
serán para el poeta más que la representación de la tristeza y el desamor.
·
Epítetos, para realzar una
cualidad de los sustantivos claves: oscuras golondrinas (1), tupidas madreselvas (9), profundo sueño (19).
·
Personificaciones, que humanizan los
elementos naturales: las golondrinas llamarán a los cristales jugando (4); las
del pasado refrenaban el vuelo para contemplar la felicidad y hasta aprendieron
sus nombres (5-7); las madreselvas escalarán las tapias (10).
·
Comparaciones, para destacar dos impresiones: la belleza de
las gotas de rocío, como las lágrimas del día (15), y la calidad de su amor,
que iguala al amor a Dios (22).
·
Reiteraciones, para hacernos llegar
la idea del “eterno retorno” del tiempo (volverán); para señalar la restricción
de lo enunciado mediante la conjunción adversativa pero, y para asegurar la
imposibilidad de recuperar el pasado (no volverán). Las dos primeras
repeticiones son muestras de anáfora, la
última (no volverán) constituye el estribillo.
·
Una
gradación que, potenciada aún más
por la repetición de la conjunción, convierte su amor en adoración (mudo y absorto y de rodillas). El
recurso utilizado en la repetición de conjunciones se llama polisíndeton.
Para
Valoración Personal:
El poema tiene como asunto el fracaso amoroso, que se expresa
mediante el diálogo entre el yo, que
evoca la felicidad pasada, y el tú,
destinatario de sus reproches por el amor ahora no correspondido. Bécquer se dirige a la amada para
hacerle ver que, aunque nada en la vida es eterno, en ese proceso cíclico
observado en la naturaleza –expresado en el volver de las golondrinas, en el
reflorecer de las madreselvas y en el despertar del nuevo amor al llegar la
primavera-- debe saber descubrir y valorar que el amor verdadero, como es el
amor que el poeta le ha manifestado, sucede solo una vez y nunca más volverá a
repetirse. Esto es así porque, aunque todo parezca, al reiterarse, que es lo
mismo, en realidad no lo es.
12) Rima
LXI
·
Paralelismos: repetición del adverbio cuando + un SN en todas las
estrofas, salvo en la primera y la última porque inician y cierran el proceso.
·
Anáfora de cuando al comienzo de las estrofas 2, 3
y 4, y de, pronombre interrogativo quién en
el último verso de cada estrofa.
·
Hipérbatos en los versos 1 y 2, 5 y 6, y 9 y 10 y toda
la última estrofa.
·
Interrogaciones
retóricas que conforman los versos finales de cada
estrofa, a modo de estribillo. Estas
interrogaciones retóricas y las subordinadas temporales insistentes y monótonas
transmiten una sensación de melancolía.
·
Personificación: “cuando la muerte
vidríe” (dé apariencia de brillo). La muerte está tratada como un ser vivo,
como tantas veces en la literatura.
Para
Valoración Personal:
Existe la hipótesis de que pudo haber
compuesto esta rima durante su larga enfermedad de 1858. Esta rima expresa una
gran tristeza y angustia, que independientemente del motivo de su composición,
entronca con el malestar íntimo propio del Romanticismo. El ambiente angustioso comienza desde la
primera estrofa, con el motivo de la enfermedad, y va acrecentándose
gradualmente en la agonía, y la muerte. La soledad que transmite es total y nos
acongoja. Esta soledad se vuelve insoportable cuando comprobamos que el poeta
no tendrá a nadie que llore por él y que no pervivirá en la memoria de nadie.
En conclusión se trata de una de las rimas
que transmiten mayor desolación y tristeza. La progresión del acabamiento final
queda patente cuando, muerto ya el poeta, ni siquiera perviva su recuerdo en la
mente de alguien. La naturaleza reanudará su curso, pero el poeta quedará
sepultado en el olvido.
13) Rima
LXVI
·
Encabalgamientos: en los versos 1,2;
3,4; 7,8; 9,10;11,12 y 13,14.
·
Interrogaciones
retóricas: “¿De
dónde vengo?” (1) “¿Adónde voy” (9)
·
Estilo exhortativo: los imperativos
“busca” y “cruza” marcan el estilo exhortativo de todo el poema. Para responder
a las preguntas iniciales que plantea el poeta, él mismo incita al lector a
hacer un recorrido por una realidad sombría. Más que de imperativos, se trata
de invitaciones al receptor que reflejan que todos los seres humanos
compartimos esta incertidumbre vital.
·
Aliteración de r que sugiere desconcierto y violencia.
·
Metáforas sendero, zarzas, cuna, páramos valle de eternas nieves y
de brumas, piedra solitaria sin inscripción, son imágenes casi oníricas (referidas
al sueño) que expresan esas sensaciones de aspereza y radical soledad.
·
Hipérbole: que acrecienta la
sensación de amargura y desaliento.
·
Hipérbatos: en los versos 1 y 2
y 9 y 10.
Para
Valoración Personal:
El tú no es aquí ya la mujer amada sino que
Bécquer se dirige al lector con los imperativos “busca y cruza” para
reflexionar sobre el origen, en la primera estrofa, y el devenir, en la
segunda. Ante las preguntas que inician sendos apartados “¿De dónde vengo y
Adónde voy?” respectivamente, el melancólico y desilusionado poeta responde que
viene del sufrimiento, con una serie de imágenes entre las que destaca la del
alma materializada y cosificada y “hecha jirones en las zarzas agudas” y que va
“donde habite el olvido” (verso que sirvió de título a un poemario de Luis
Cernuda), un olvido aquí ilustrado con un paisaje simbólico brumoso y frío, en
el cual solo una piedra solitaria, sin inscripción alguna, será testigo de que
existió. Este ambiente visionario es muy típico del Romanticismo y presenta un
mundo onírico e irreal que nos remueve en lo más profundo de la conciencia.
14) Rima
LXXIII
·
Encabalgamientos: en los versos 1,2;
3,4; 7,8; 9,10;11,12 y 13,14.
·
Interrogaciones
retóricas: “¿De
dónde vengo?” (1) “¿Adónde voy” (9)
·
Estilo exhortativo: los imperativos
“busca” y “cruza” marcan el estilo exhortativo de todo el poema. Para responder
a las preguntas iniciales que plantea el poeta, él mismo incita al lector a
hacer un recorrido por una realidad sombría. Más que de imperativos, se trata de
invitaciones al receptor que reflejan que todos los seres humanos compartimos
esta incertidumbre vital.
·
Aliteración de r que sugiere desconcierto y violencia.
·
Metáforas sendero, zarzas, cuna, páramos valle de eternas nieves y
de brumas, piedra solitaria sin inscripción, son imágenes casi oníricas (referidas
al sueño) que expresan esas sensaciones de aspereza y radical soledad.
·
Hipérbole: que acrecienta la
sensación de amargura y desaliento.
·
Hipérbatos: en los versos 1 y 2
y 9 y 10.
Para Valoración Personal:
El tú no es aquí ya la mujer amada sino que
Bécquer se dirige al lector con los imperativos “busca y cruza” para
reflexionar sobre el origen, en la primera estrofa, y el devenir, en la
segunda. Ante las preguntas que inician sendos apartados “¿De dónde vengo y
Adónde voy?” respectivamente, el melancólico y desilusionado poeta responde que
viene del sufrimiento, con una serie de imágenes entre las que destaca la del
alma materializada y cosificada y “hecha jirones en las zarzas agudas” y que va
“donde habite el olvido” (verso que sirvió de título a un poemario de Luis
Cernuda), un olvido aquí ilustrado con un paisaje simbólico brumoso y frío, en
el cual solo una piedra solitaria, sin inscripción alguna, será testigo de que
existió. Este ambiente visionario es muy típico del Romanticismo y presenta un
mundo onírico e irreal que nos remueve en lo más profundo de la conciencia.
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