miércoles, 28 de noviembre de 2012

COMENTARIO DE LA RIMA XV



COMENTARIO CRÍTICO DE LA RIMA XV

Cendal flotante de leve bruma,
rizada cinta de blanca espuma,
rumor sonoro
de arpa de oro,
beso del aura, onda de luz:
eso eres tú. 

Tú, sombra aérea, que cuantas veces
voy a tocarte te desvaneces
¡como la llama, como el sonido,
como la niebla, como el gemido
del lago azul! 

En mar sin playas onda sonante,
en el vacío cometa errante,
largo lamento
del ronco viento,
ansia perpetua de algo mejor,
¡eso soy yo! 

Yo, que a tus ojos, en mi agonía,
los ojos vuelvo de noche y día;
yo, que incansable corro y demente
¡tras una sombra, tras la hija ardiente
de una visión!


1.    RESUMEN

La mujer amada, representada como una realidad evanescente e inmaterial, se revela como un ideal inalcanzable para el poeta.  Éste, por su parte, se define como un ser demente, puesto que se ve condenado a perseguir eternamente ese ideal imposible.

2.    COMENTARIO CRÍTICO

[LOCALIZACIÓN] Este poema pertenece a las Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer, probablemente el poeta más representativo del Romanticismo en España. La rima XV se sitúa en el segundo de los apartados en que pueden dividirse las Rimas: el poeta trata aquí el tema de la exaltación del amor. En el texto pueden identificarse aspectos fundamentales de la poesía becqueriana, que analizaremos a continuación.

[TEMA] La frustración y locura a la que conduce inexorablemente la búsqueda de la mujer ideal.

(Comentario opcional): Este tema entronca con el movimiento literario al que pertenece: el idealismo romántico conduce cuando el ideal se revela imposible a la frustración y a la desesperación. Y es tratado por Bécquer en otras rimas y en sus Leyendas; recordemos, por ejemplo, El rayo de luna.

[ESTRUCTURA EXTERNA] Aludiendo a la estructura formal del poema, éste está compuesto por 22 versos que se organizan en cuatro estrofas, la primera y la tercera con seis versos y la segunda y cuarta con cinco. Los versos predominantes en esta rima son decasílabos de arte mayor y pentasílabos de arte menor o también se pueden entender estos como versos de pie quebrado. La rima establecida es consonante entre los versos: 1º y 2º (-uma) 3º y 4º (oro) 7º y 8º (-eces) 9º y 10º (-ido) 12º y 13º (-ante) 14º y 15º (-ento) 18º y 19º (-ía) 20º y 21º (-ente) y asonante entre los versos 5º, 6º y 11º del fonema (-u) y 16º, 17º y 22º del fonema (-o). El tipo de estrofa que presenta esta rima nos es desconocido, pero sí se puede hacer referencia al  encadenamiento sucesivo en cuanto a la rima de un verso con otro.

[ESTRUCTURA INTERNA]  La atención a la estructura interna del poema (desde el punto de vista temático) es uno de los rasgos de estilo más notables en  las Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer. En este caso podemos observar una estructura bimembre perfecta: el texto se divide en dos partes bien diferenciadas entre las que se establece un riguroso paralelismo. La primera parte (estrofas primera y segunda) es la descripción del femenino; la segunda parte (estrofas tercera y cuarta) es la descripción del yo poético. Estas dos partes mantienen una relación antitética, pues presentan dos realidades incompatibles: la mujer y el poeta jamás podrán encontrarse. Asimismo, no falta en este poema otro procedimiento de organización textual que Bécquer utiliza con frecuencia, como es la disposición en serie de las imágenes metafóricas de las estrofas primera y tercera.

[ACTITUD E INTENCIONALIDAD] Como es propio de los textos literarios, la actitud del autor es plenamente subjetiva; al tratarse de un texto perteneciente al género lírico, esta subjetividad alcanza un grado máximo. El poeta adopta una actitud sincera con la que exterioriza su sentir más hondo e íntimo, acompañada de un tono de desesperación que se hace más dramático en la última estrofa, en la que la idea de dolor del poeta llega a su clímax al expresar que se vuelve loco (“demente” v.20). Esta técnica de comunicar lo esencial al final de la composición es, como sabemos, un rasgo de estilo becqueriano. La personalidad del poeta se manifiesta tanto en el contenido del poema como en la forma de expresión elegida. En relación con el contenido, su intención comunicativa es crear un universo poético que le permita transmitir una concepción del amor y de la mujer. El amor del que habla no parece ser un amor hacia una destinataria real y concreta, sino un amor ideal en busca de una mujer en quien materializarse. La manifestación de sentimientos implica el propósito del poeta de conmover a los lectores, por lo que además de la función emotiva del lenguaje, está presente la apelativa. En el plano de la expresión, resulta evidente que Bécquer presta una especial atención a la forma lingüística, de manera que consigue un estilo personal con rasgos muy definidos (son rasgos de estilo becquerianos el paralelismo, las series de metáforas o la polimetría). Por tanto, debemos hablar de una intención estética relacionada con la función poética del lenguaje.

[TIPO DE TEXTO] Respecto a su tipología, estamos ante un texto literario perteneciente al género lírico intimista. Este género literario se distingue por la intención del emisor de expresar sus sentimientos, sus emociones: aquí se trata de una experiencia amorosa frustrada, dado que la mujer amada se representa como un ideal imposible. Por otro lado, el texto, lógicamente, presenta características formales que son propias del género (el lenguaje en verso o la intención estética en la forma de la expresión).
En cuanto al modo del discurso, el poema adopta una forma dialogada (apóstrofe lírico en 2ª persona): el yo poético se dirige al femenino; sin embargo, la comunicación no es posible, pues la mujer es inalcanzable y nunca responde (esta estructura apelativa es frecuente en las Rimas). Además, encontramos elementos pertenecientes al discurso descriptivo: la mujer amada y el yo poético son los objetos de una descripción en la que se recurre a un lenguaje metafórico y simbólico. En las estrofas 1 y 2 se describe al tú como un ser evanescente y etéreo; en las estrofas 3 y 4 se describe al yo. A su vez, la estrofa 3 se centra en rasgos de su carácter (desarraigado, dolido y ansioso) y en la 4 se explica el estado final del poeta (demente).

[VALORACIÓN PERSONAL] Este poema cumple los rasgos formales de las Rimas: brevedad y sencillez de la poesía pero a su vez elaboración, alejada también del momento de la vivencia, gran predominio de estructuras paralelísticas en las cuales hemos profundizado anteriormente que colaboran a la musicalidad rítmica que presenta el poema. Cabe destacar el subjetivismo y la ausencia de tono retórico lo que favorece la sinceridad de los sentimientos.
El valor literario de este texto está fuera de toda duda. G. A. Bécquer es el poeta más significativo del movimiento romántico en España y su obra sigue siendo hoy muy leída. Sus versos contienen sentimientos auténticos e intensos con los que resulta fácil identificarse; la naturalidad de su lenguaje contribuye también a acercar su poesía a los lectores. La idealización del amor o la frustración ante el desamor son inquietudes que compartimos todos los seres humanos; la grandeza del poeta está en su capacidad para expresar estos sentimientos universales con una voz propia. Por último, no podemos olvidar la modernidad de la concepción poética becqueriana; de hecho, ha sido enorme su influencia en la poesía contemporánea en lengua española.

RECURSOS LITERARIOS
En la primera parte el autor identifica metafóricamente a la amada con una serie de elementos puros, melodiosos, armónicos y delicados: con una tela de seda transparente flotante de leve niebla marina, rizada cinta de blanca espuma cuya semejanza establecida es la pureza, la integridad, la transparencia. También se la identifica con un rumor sonoro de arpa de oro aludiendo a la musicalidad, armonía y belleza de su voz; y con el beso del aura, onda de luz, es decir, ambos términos transmiten una sensación apacible de luminosidad.

Al comienzo de la segunda estrofa se insiste en la delicadeza y fragilidad de la amada al identificarla con una sombra aérea. Se aprecian comparaciones que abarcan la mitad de la segunda y que facilitan la comprensión de lo que se describe. Se establece la relación dicha entre la delicadeza y la fragilidad de la amada (sombra aérea) con la llama, el sonido, la niebla y el gemido de lago azul.

En esta primera parte se aprecian otros recursos literarios como el encabalgamiento tanto suave como abrupto. Este procedimiento consiste en la ruptura del ritmo sintáctico por razones del ritmo métrico. A la vez produce un ritmo entrecortado que se adecua al tono desasosegado del poeta.

Se observa la presencia de una aliteración o repetición de un sonido, generalmente consonántico, en este caso la v en los versos 3º y 4º que el autor emplea para favorecer la expresividad del texto. Hay un adjetivo ornamental que caracteriza al sustantivo al que acompaña, también llamado epíteto en el segundo verso (blanca espuma) y que insiste en lo propio del sustantivo. Así se favorece la estética del poema.

En la segunda estrofa se aprecia la existencia del paralelismo sintáctico, es decir, reiteración de una misma estructura sintáctica en dos o más frases o versos: conjunción subordinada modal + sintagma nominal, dentro de este recurso se puede hacer referencia a la repetición de la palabra “como”, conjunción que ayuda a expresar el aspecto modal, la manera, que facilita la imaginación de esa delicadeza, fragilidad con la que se está comparando.

La segunda parte constituida por las dos últimas estrofas hace referencia al “yo”: el poeta identifica sus sueños con realidades inmensas, cósmicas o de rumbo incierto para resaltar su deseo de perfección y su búsqueda de la belleza. Así en la tercera estrofa se identifica el término real (el que ama, el hombre) con una serie de términos imágenes (mar sin playa, onda sonante, cometa errante, largo lamento del ronco viento, ansia perpetua de mejora) cuya semejanza establecida es la falta de serenidad y el desasosiego. Se puede hacer referencia también a los encabalgamientos. En los versos 13º y 14º se aprecia un encabalgamiento suave para hacer posible en cuanto a métrica se refiere el pie quebrado y ya en la última estrofa se dan dos unidos, el primero abrupto y el segundo suave que pone fin al poema (versos 20º, 21º y 22º)


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