lunes, 8 de abril de 2013

APUNTES PARA EL ESTUDIO DE CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA



LITERATURA HISPANOAMERICANA DEL SIGLO XX
Crónica de una muerte anunciada. Gabriel García Márquez, 1981

I- CONTEXTUALIZACIÓN

1.- MARCO HISTÓRICO
·         Hasta 1914 influencia de Inglaterra (España perdió las últimas colonias -Cuba y Puerto Rico- en 1898, después de haber perdido el inmenso imperio allende los mares durante el reinado de Fernando VII, el 6 de agosto de 1824 en la batalla de Ayacucho.)
·         Tras la primera guerra mundial (1914-18) liderazgo norteamericano.
·         Hasta 1930 prosperidad económica y estabilidad política, a excepción de México (revolución 1910-20); en la zona Sur hay regímenes democráticos, en otros países dictaduras desarrollistas. EEUU realiza inversiones que propician la dependencia de Hispanoamérica de los vecinos del norte, logra controlar los precios y favorecer los “gobiernos fuertes”. Argentina en 1928 es uno de los países más ricos del mundo. La crisis del 29 en USA tiene grandes repercusiones sobre Hispanoamérica, que ve reducidos sus ingresos drásticamente.
·         Durante la segunda guerra mundial (1939-45) la crisis se alivia merced a la neutralidad generalizada, entre otras causas, pero los intentos de industrialización se vieron frenados por la imposibilidad de recibir los productos manufacturados, importados de los países en litigio.
·         La posguerra marca el predominio absoluto de los EEUU que fija precios y controla mercados, incluso en México, que tras la revolución se había manifestado antiyanqui. En 1946 se forma el PRI (partido revolucionario institucional), que tendrá una fuerte dependencia de EEUU, incluso en los albores del s XXI.
·         1948: Organización de los Estados Americanos.
·         Explosión demográfica: Gran problema de Hispanoamérica. Quedan despobladas las zonas alejadas de la ciudad. Subsisten en ciudades monstruos: México D.F., Buenos Aires o Sao Paulo. Esto conlleva graves injusticias sociales como explotación de niños, marginación de los más desfavorecidos, condiciones infrahumanas de trabajo y vivienda, etc.
·         1956: Triunfo de la revolución cubana, primer país comunista del continente.
·         Venezuela: Economía boyante por reservas petrolíferas, en los demás inestabilidad económica y política.

Hechos que influyen decisivamente en la evaluación ideológica de importantes escritores hispanoamericanos:
·         1967: Muere en Bolivia el “Che” Ernesto Guevara, y con él la esperanza del triunfo de la revolución a la manera cubana, en otros países.
·         1968: La revolución estudiantil de mayo del 68 en contra de la ineficacia del capitalismo.
             La invasión de Checoslovaquia por las tropas soviéticas que frenó la renovación socialista e hizo recordar a los intelectuales occidentales los métodos de Stalin.
             La matanza de más de quinientos jóvenes en la manifestación en la Plaza de las Tres culturas, previa a los Juegos Olímpicos en México, reprimida violentamente por la policía. Octavio Paz, embajador de su país en La India, renuncia y protesta. Este hecho pone de manifiesto la progresiva pérdida de valores de la revolución. Carlos Fuentes en La muerte de Artemio Cruz refleja este problema.
             Hay que añadir que el encarcelamiento de poetas cubanos de renombre, hace que pierda credibilidad la revolución cubana y por consiguiente la pérdida del modelo revolucionario para la definitiva liberación de los pueblos de Hispanoamérica. Los escritores se sensibilizan ante esta realidad, que incidirá en los del “boom”
·         La década de los 70 fue un período de graves conflictos durante la que se sucedieron los golpes de Estado, que supusieron la instauración de varias dictaduras militares; ello ocasionó multitud de desaparecidos, exiliados y asesinados. Son recientes los ejemplos de Pinochet en Chile (1973-89), o de las Juntas militares en Argentina (1976-82); esto tuvo un reflejo en la literatura: la novela de dictador.
·         La revolución sandinista en los 80 en Nicaragua fue vista con esperanza por el resto de los pueblos, con una gran deuda externa y crisis económica.
·         El enorme grado de dependencia de los EEUU, iniciado a principios de siglo también ha supuesto un gran influjo en la cultura hispanoamericana.
·         En los albores del siglo XXI han cambiando algunos aspectos: Son muchos los países que han instaurado la democracia, unos con mayor fortuna que otros (Chile es un modelo de auténtica democracia, frente a Venezuela que lo es más en la forma que en la realidad, y en Nicaragua gobierna democráticamente el líder de la revolución de los 80.) La dependencia de los EEUU no es tan fuerte y el último dictador –Fidel Castro- está tocando a su fin. No obstante, la crisis económica sigue presente en la mayoría del cono sur (Ecuador, Perú, Colombia, Argentina, Paraguay, Bolivia…) lo que ocasiona movimientos migratorios hacia Europa, entre ellos España. Las situaciones de injusticia social aún perduran y con ellas la más lesiva: la explotación infantil y la discriminación en contra de la mujer. En el  caso de México las migraciones se producen mayoritariamente hacia el vecino del norte (EEUU) pero las políticas agresivas en contra de la inmigración están cambiando la situación socio-política. Ya hay algún reflejo en la literatura de finales del siglo XX (Roberto Bolaño, en una gran novela: 2666, trata el tema, entre otros muchos, de los sistemáticos asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, localidad del norte de México.) Y en centro América sigue habiendo mucha pobreza, que unida a las catástrofes naturales, hace que algunos países como Guatemala, Honduras o El Salvador, se encuentren entre los denominados del tercer mundo.

2.- CARACTERES GENERALES DE LA LITERATURA
         La historia de la literatura hispanoamericana anterior al siglo XX se caracteriza por la progresiva conquista de un idioma y una expresión literaria genuinas. Desde la llegada de los colonizadores españoles las letras del Nuevo Continente repiten o adaptan a su peculiar entorno geográfico géneros, modos y estilos nacidos al otro lado del Atlántico.
         Es a finales del XIX cuando por vez primera las influencias literarias viajan en sentido inverso: Rubén Darío y el Modernismo marcan el inicio de algo que se convertirá en una constante a lo largo del siglo XX: la decisiva influencia que grandes escritores de Hispanoamérica ejercen sobre la literatura española.
         Hay que destacar que esta influencia se ejercerá mediante dos grandes géneros literarios: la poesía y la narrativa. No podemos detenernos en la primera aquí, pero sí hemos de señalar la relevancia que sobre las letras hispanas ejercieron nuestros hermanos de lengua. Muestra de ello es que, de los cinco premios Nobel de Literatura, ganados por latinoamericanos, tres son poetas: El mexicano Octavio Paz y los chilenos Gabriela Mistral y Pablo Neruda. En narrativa lo recibirán el guatemalteco Miguel Ángel Asturias y el colombiano Gabriel García Márquez, autor de la obra que estudiamos.

         2.1.- LA NARRATIVA: CARACTERES GENERALES
         La narrativa es en la actualidad el género literario más prestigioso de la literatura hispanoamericana, y una buena parte de sus autores gozan de reconocimiento universal. Ello ha supuesto un proceso de maduración cuyos hitos más relevantes repasaremos a continuación.
         Antes de la renovación que se produjo en los años cuarenta, la novela hispanoamericana estaba dominada por el Regionalismo, proyección de la narrativa realista europea, orientada en este caso a reflejar la variada y espectacular realidad americana.
         2.1.1.-La renovación narrativa.
En los años treinta, y sobre todo en la década de los cuarenta, algunos novelistas comenzaron a adoptar procedimientos de las vanguardias europeas y norteamericanas, dando lugar a una impresionante renovación, tanto en los temas como en las técnicas narrativas. A partir de 1940 hay, al menos, tres generaciones implicadas en el proceso de modernización.
Los grandes innovadores de la narrativa, que reaccionan contra los novelistas anteriores (Regionalistas de estética realista) y contra la idea, ampliamente difundida en el extranjero, de que el realismo exótico y pintoresco era el único camino para la novela en Hispanoamérica. Formados en la Europa de las vanguardias, abordan desde una perspectiva moderna, la esencia de sus respectivos países. Son:
  • Miguel Ángel Asturias (1899-1974), Guatemala.
  • Jorge Luis Borges (1899-1980), Argentina
  • Alejo Carpentier (1904-1980), Cuba
         A la segunda generación pertenecen escritores que acusan la influencia de la literatura norteamericana; rompen la estructura cronológica del relato; dan entrada a sueños y obsesiones e incluso, como en el caso de Julio Cortázar (1914-1984), argentino o José Lezama Lima (1912-1976), cubano, cuestionan la estructura de la novela y el propio lenguaje.  Otros nombres importantes son:
  • Juan Carlos Onetti (1900-1999), Uruguay
  • Juan Rulfo (1918-1986), México
  • Ernesto Sábato (1911), Argentina
         En la década de los sesenta aparecen autores que, sin renunciar a las novedades formales, dedican gran atención a la materia narrada, que pasa a ser de nuevo objeto primordial en la tarea del novelista. Todos, excepto Cabrera Infante, recientemente fallecido, siguen en activo:
  • Gabriel García Márquez (1928), Colombia
  • Mario Vargas Llosa (1936), Perú
  • Carlos Fuentes (1928)
  • Guillermo Cabrera Infante (1929-      )
  • Alfredo Bryce Echenique (1939)
         2.1.2.- El auge (revelación) “boom” de la novela hispanoamericana.
         Con la palabra boom se alude a la rápida popularización de una serie de autores y títulos hispanoamericanos a lo largo de los años sesenta en los ambientes culturales de todo el mundo. Resulta evidente que el boom disfrutó de importantes apoyos comerciales, en especial de la editorial española Seix Barral (Carlos Barral fue el impulsor); sin embargo, su explicación genuina radica en la coincidencia en un corto espacio de tiempo de una sucesión de novelas deslumbrantes:
         El astillero (1961), de Onetti.
         La ciudad y los perros (1962), La casa verde (1966), de Mario Vargas Llosa.
         La muerte de Artemio Cruz (1962), de Carlos Fuentes.
         Rayuela (1963), de Cortázar.
         El siglo de las luces (1962), de Alejo Carpentier.
         Tres tristes tigres (1967), de Guillermo Cabrera Infante.
         Y sobre todo, el éxito sin precedentes de Cien años de Soledad (1967) , de García Márquez, la novela más popular en lengua española después de El Quijote, que fijó la atención de la crítica y el público internacionales en este grupo de escritores.
         2.1.3.- Novedades técnicas
         La crítica ha clasificado en cuatro grandes grupos o tendencias a la nueva novela hispanoamericana:
1.-La Literatura fantástica: Mezcla acontecimientos insólitos, sueños o universos imaginarios que ponen de manifiesto aspectos de la existencia, con una peripecia narrativa que no se aleja de la realidad. Su manifestación egregia se encuentra en los cuentos de Borges y Cortázar.
2.- El realismo mágico[1]: También llamado real maravilloso, es para muchos la mejor manera de representar el abigarrado mundo iberoamericano. Consiste en dotas de dimensiones maravillosas, irreales y exageradas la realidad cotidiana, de manera que los personajes y el lector pasan de lo real a lo mágico sin apenas darse cuenta. Sus autores más destacados son García Márquez, Alejo Carpentier y Miguel Ángel Asturias.
3.- La tradición realista renovada: Incluye a quienes cuentas historias de la vida corriente, a las que aplican una amplia serie de modernas técnicas narrativas, como monólogos interiores, perspectivismo, yuxtaposiciones espacio-temporales, parodias o collages. Destacan Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Juan Carlos Onetti.
4.- La antinovela: Hay obras que investigan sobre los mecanismos de la propia creación narrativa, prescinden de la trama convencional, de la intriga, de las descripciones e incluso de la psicología de los personajes, para obligar a que la imaginación del lector, no sin dificultades, participe en la composición del relato. Son emblemáticos títulos como: Rayuela, Tres tristes tigres y Abaddon el Exterminador.
Pero no sería de rigor reducir a esta clasificación la multitud de técnicas utilizadas por estos prolíficos escritores puesto que las diversas técnicas empleadas conviven en diferentes tipos de corrientes. Por ejemplo, el estilo indirecto libre lo emplea un autor del realismo mágico y del realismo renovado. Veamos pues cuáles son las técnicas más características de la narrativa hispanoamericana:
- Los narradores manifiestan la necesidad de romper las barreras léxicas y de renovar las formas expresivas. El lenguaje adquiere un papel importante en todas las novelas –algunas, como Pedro Páramo de Juan Rulfo, han sido calificadas de novelas auditivas porque la estructura narrativa descansa sobre el lenguaje-. Los autores incorporan gran variedad de registros lingüísticos –variedades diastráticas, como en Conversación en la Catedral de Vargas Llosa; diatópicas, como en Tres tristes tigres de Cabrera Infante; o diafásicas como en El señor Presidente de Asturias y La ciudad y los perros de Vargas Llosa-. Experimentan también, con los signos de puntuación, como García Márquez en El otoño del Patriarca, y con la coherencia del discurso; esto es, respetan las normas gramaticales, como Cortázar en Historias de cronopios y de famas, pero el texto carece de sentido lógico-;
- Los escritores acaban con la presencia del narrador único en la novela. Ahora, al no aparecer la voz del narrador omnisciente como eje vertebrador del relato, es frecuente encontrar varias voces que tienen como misión desarrollar la peripecia narrativa. Esto permite a los autores crear una sensación de análisis y reflexión de la realidad, como ocurre, por ejemplo, en La ciudad y los perros.
- El monólogo interior y el estilo indirecto libre son las técnicas narrativas más usuales. Además, la forma en la que aparecen los diálogos –ya sean directos o indirectos- y los monólogos es sorprendente porque se suprimen los marcadores formales: guiones, verba dicendi, etc. Se alternan monólogos de distintos personajes y se llega, incluso, a suprimir la alocución de uno de los hablantes.
- Se rompe con la ordenación del espacio y del tiempo. Los narradores evitan las descripciones ordenadas, la cronología precisa y los comentarios sicológicos. Son frecuentes las escenas en las que se intercalan tiempo y espacios diversos –como hacen Rulfo y Vargas Llosa en Pedro Páramo y Lituma en los Andes-. La técnica del “flash-back” –retorno al pasado-, que articula La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes, es muy abundante.
- Los narradores vierten en sus creaciones opiniones sobre lo que debe ser la novela. Una de las teorías más peculiares pertenece a Julio Cortázar. Divide a los lectores en lector-hembra y lector-cómplice. El hembra es aquel lector que acude a la literatura para distraerse y se interesa solo por el mensaje o la anécdota. El cómplice participa de la propia experiencia del novelista y profundiza en el relato. Es frecuente que se prescinda de la intriga narrativa, por lo que algunas de las creaciones han recibido el calificativo de antinovelas (ya citadas arriba.)
- Se utiliza la técnica del collage. Los autores introducen en la narración materiales de distinta procedencia: periódicos, radio, cine, canciones, etc. Con frecuencia, la aparición de estos elementos es utilizada por el escritor para romper con la seriedad de la novela tradicional, para parodiarla. Un ejemplo significativo es Pantaleón y las visitadoras de Vargas Llosa, novela plagada de informes militares para parodiar la costumbre de enviar prostitutas para los soldados destinados en la selva peruana.
- El sexo es un tema muy presente en las novelas. Tiene una doble función. Sirve para que los personajes se comuniquen entre sí y rompan su aislamiento, y para provocar a la sociedad burguesa. Entonces, los personajes realizan prácticas homosexuales, la zoofilia, la sodomía. En la mayoría de las novelas de Vargas Llosa aparece el tema del sexo. La homosexualidad en Conversación en la catedral, la zoofilia en La ciudad y los perros y la sodomía en El paraíso en la otra esquina.
- Los escritores pretenden romper con la sociedad actual y con su sistema de valores. Es frecuente que creen espacios míticos, que son metáforas del mundo real, en los que se mueven sus personajes, como Macondo de Gabriel García Márquez en Cien años de soledad. En otras ocasiones, se mitifican espacios reales conocidos, por ejemplo los burdeles en La casa verde de Vargas Llosa, o el hogar familiar en La casa de los espíritus de Isabel Allende.
- El escritor narra desde el yo. Esta interiorización con la que busca un sentido a la realidad provoca que su creación sea singular y muy personal. A veces, el yo se puede desdoblar en varias personalidades desde las que se efectúa el análisis de la realidad, como en el relato de Borges titulado “El otro”.
- Los narradores cuestionan la hegemonía de lo real, en mayor o menor medida. Se entregan, entonces, a la búsqueda de otras estéticas: lo fantástico –como Borges en sus relatos-, lo mágico –como Alejo Carpentier en El concierto barroco y en El reino de este mundo, o García Márquez en Cien años de soledad, lo absurdo, lo exagerado o el humor. Dentro de esta tendencia a cuestionar lo real, se inscribe el realismo mágico, ya visto.
         2.1.4.- Los temas de la nueva novela
         No resulta sencillo , en medio de tan impresionante floración narrativa, dar cuenta de la riqueza y variedad de sus contenidos. Mencionaremos solo aquellos temas que se repiten con mayor asiduidad:
         La crisis existencial del individuo. Estamos casi siempre ante novelas que se desarrollan en un ámbito urbano contemporáneo, al margen de la ambientación exótica de los relatos englobados bajo el regionalismo. Los protagonistas a menudo se sienten solos, desconocen el sentido de su vida, tienen dificultades para comunicarse con los demás e incluso deciden inventarse existencias complementarias y antagónicas. Encontramos ejemplos excelentes en El túnel de Sábato, La vida breve de Onetti, Conversación en la catedral de Vargas Llosa, o muchos de los cuentos de Borges y Cortázar.
         El dictador. La primera irrupción narrativa de esta trágica figura de la historia iberoamericana se produjo de la mano de Valle-Inclán, en Tirano Banderas. Con posterioridad ha sido novelada por casi todos los escritores hispanoamericanos, acentuando los distintos rasgos que concurren en el ejercicio del poder absoluto: el terror de las víctimas indefensas, la soledad y vejez del tirano, la corrupción generalizada por su régimen, las conspiraciones que se producen en su entorno. Es lo que aparece en obras como El señor Presidente de Asturias, El recurso del método de Carpentier, El otoño del patriarca y El general en su laberinto de García Márquez, Conversación en la catedral y La fiesta del Chivo de Vargas Llosa, Yo, El Supremo de Roa Bastos (argentino), etc.
         La historia de iberoamérica. La historia del continente americano ha sido pódiga en acontecimientos de sugerentes posibilidades narrativas: civilizaciones pre-hispánicas muy desarrolladas, conquista y colonizaciones, las relaciones con España, guerras de independencia, tiranías y revoluciones en los distintos países, la interesada proximidad del gigante norteamericano… De esta manera –con planteamientos narrativos novedosos- han surgido numerosísimas novelas históricas de calidad excepcional: El siglo de las luces de Alejo Carpentier, La guerra del fin del mundo de Vargas Llosa, La región más transparente de Carlos Fuentes, etc. Cien años de soledad puede interpretarse como una síntesis de la historia americana.

         2.2.- GARCÍA MÁRQUEZ EN SU CRÓNICA (De 1955 a 1981)
         En 1981 cuatro editoriales (Oveja Negra, de Colombia; Bruguera, de España; Diana, de México y Sudamérica, de Argentina) hicieron un lanzamiento internacional de la que era la sexta novela del escritor más leído en lengua castellana del momento, Gabriel García Márquez. La tirada, de más de un millón de ejemplares, se agota pronto. En diversas revistas el escritor confesaría su preferencia por aquella obra: Crónica de una muerte anunciada.
         Novelas: La narrativa de García Márquez había cumplido su ciclo inicial con La hojarasca (1955) El coronel no tiene quien le escriba (1961) y La mala hora (1961). Tres aportaciones a la narrativa de la violencia colombiana, literatura premeditada que presenta una visión estática y excluyente de la realidad, pero que encara la violencia en sus raíces, su atmósfera, sus consecuencias no a modo de un catálogo de sucesos y protagonistas. También había salido del “terremoto literario” –en expresión de Vargas Llosa- que fue Cien años de soledad (1967), la culminación del realismo mágico, la narración intrincada. Por último, había llegado también, tras ocho años El otoño del patriarca (1975), novela del poder personal o del mester de tiranía (de dictador), modalidad narrativa verdaderamente sobreabundante en Hispanoamérica, al igual que los violentos modelos reales que la inspiran. García Márquez había entrado por la senda de Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier, Augusto Roa Bastos y tantos otros que recrearon figuras de tiranos políticos.
         Entre 1975 y 1981 se registra una gran actividad periodística de García Márquez, buena parte de ella tuvo como plataforma el madrileño diario EL PAÍS. García Márquez pudo, de nuevo, manifestar su pensamiento político, su inquietud y su crítica frente a situaciones de imperialismo, explotación económica, regímenes dictatoriales, miserias de los países del Tercer Mundo, conflictos bélicos, etc. Fueron años de estrecha relación con políticos como Omar Torrijos, Fidel Castro, François Mitterrand y Felipe González. Estos precedentes, más el significativo encabezamiento del título de su novela como “Crónica”, hicieron que la crítica coincidiese, de nuevo, en que Crónica de una muerte anunciada era un nuevo caso de simbiosis prensa-narrativa, de acercamiento del periodista al novelista que García Márquez representaba. Después El amor en los tiempos del cólera (1985), El general en su laberinto (1989) y más reciente Noticia de un secuestro (1996).
         Cuentos: El cuento es un género que cultivaron con mucho éxito Cortázar y Borges, también otros escritores latinoamericanos. De García Márquez destacamos: Los funerales de Mamá Grande (1962), La increíble historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada(1972), Ojos de perro azul (1972) y Doce cuentos peregrinos (1992); también es relevante un espléndido Relato: Relato de un náufrago (1970), basado un hecho real como Crónica.

II CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA
A) En la Crónica de una muerte anunciada (1981) asistimos a la novelización de un suceso que en su momento –en 1951- reflejó la prensa colombiana. Se trata de una crónica novelada en la que el narrador, protagonista, testigo y cronista de los acontecimientos, despliega una panorámica indagatoria de recreación y reconstrucción de lo acontecido al cabo ya de varios años (en la ficción han transcurrido 27 años del asesinato de SN). Y lo hace con abundante acopio de testimonios, con la activación de su memoria personal de lo acaecido: un caso de ruptura del código del honor llevado al terreno de lo conyugal. Un intenso eco de las comedias de honra –Lope, Calderón y tantos otros- de nuestro Siglo de Oro, pero también de tragedias lorquianas como Bodas de sangre, se aprecia en la naturaleza del tema tratado.
         Un cúmulo de casualidades y circunstancias conforman la fatalidad que lleva a la muerte a Santiago Nasar. La obligación de seguir el código del honor familiar lleva a los hermanos Vicario, a su pesar, a asesinar al ofensor, Santiago Nasar, y de paso, lavar la deshonra en la que Ángela Vicario había caído. Bayardo San Román es la figura del esposo engañado y ofendido que, al devolver a la novia por no ser virgen, actúa de acuerdo con el mencionado código que rige a ultranza en el pueblo.
         Estamos ante una novela polifónica y multiperspectivistica en la que la disposición de la historia narrada posee diversos planos de temporalidad, discurre de forma yuxtapuesta y reiterativa, invierte el esquema estructural de la narración criminal o policíaca. Una novela en la que el humor y la parodia, los sueños premonitorios, la hiperbolización de lo real, la creación del personaje grupo (el pueblo todo), el “fatum” que pesa sobre la víctima y la calidad poética y musical de una prosa que a veces tiene, sin embargo, la precisión objetiva de la escritura periodística, son otros tantos atractivos para el lector.
B) La fuente de los hechos narrados en la Crónica es un suceso que fue en su momento aireado por la prensa colombiana. Ocurrió así. El día 22 de enero de 1951, en Sucre (Colombia), Miguel Reyes Palencia, al descubrir que su esposa, Margarita Chica Salas, no era virgen, decidió devolvérsela a su madre. En la madrugada del día siguiente Víctor Chica Salas, hermano de la recién casada devuelta por estar deshonrada, mataba a Cayetano Gentile Chimento como causante del agravio familiar. Fue un crimen sin misterios ni complicaciones; un suceso común y corriente en sus circunstancias, motivos y ejecución.
         En contra de lo que el narrador de la Crónica supone, en su calidad de testigo directo y partícipe de los hechos, el novelista no los presenció. Luego habría de confesar que el punto de partida de su novela es el mismo que el de la noticia de prensa, pero el desarrollo novelado de los acontecimientos es distinto. Así pues, elementos como la onomástica de los personajes, ingredientes de la historia, disposición estético-narrativa de la misma y postura del narrador alejan en buena medida el acontecer real de su tratamiento en la ficción novelesca.
        
         1.- ARGUMENTO
Crónica de una muerte anunciada(1981) está inspirada en un hecho real. Narra el asesinato de Santiago Nasar a manos de los hermanos gemelos de una novia repudiada la misma noche de bodas, cuando su marido descubre que no es virgen. Ella acusa a Santiago Nasar y la familia debe matarlo para limpiar su honra, aunque no haya ninguna prueba de su culpabilidad. A pesar de que todos conocían lo que iba a suceder y de los múltiples intentos por evitarlo, una serie de fatales coincidencias permite que se cometa el crimen. Veintisiete años después, un amigo del protagonista decide reconstruir la historia a partir de sus propios recuerdos, del informe de la autopsia, del sumario del caso y de los testimonios de varios personajes relacionados con el suceso, con los que se entrevista personalmente.

          I.    Estructura de la obra


La novela es abierta, ya que su trama no queda agotada con el final, algo que se desprende de la lectura de los siguientes pasajes:

"Durante años no pudimos hablar de otra cosa. Nuestra conducta diaria dominada hasta entonces por tantos hábitos lineales había empezado a girar de golpe en torno de una misma ansiedad común" (Principio de la 5ª secuencia)

"Sin embargo lo que más le había alarmado al final de su diligencia excesiva fue no haber encontrado un solo indicio, ni siquiera verosímil, de que Santiago Nasar hubiera sido en realidad el causante del agravio" (Pesquisas del juez instructor. Secuencia V)

División externa


Se agrupa en cinco secuencias o episodios:
1ª secuencia: desde las 5.30 hasta las 6.30, una hora antes.
         2ª secuencia: seis meses antes, desde la llegada al pueblo de Bayardo San Román.
3ª secuencia: desde las 3.30, dos horas antes de la muerte.
4ª secuencia: dos horas después y la autopsia.
5ª secuencia: el asesinato.

La novela está dividida en cinco partes o secuencias de parecida extensión que oscilan entre 21 y 23 páginas. Construida en "estratos" (el relato se repite desde distintos puntos de vista), donde cada capítulo se va superponiendo al anterior para ampliarnos la crónica de los sucesos.

En la primera secuencia se nos relata lo que sucedió desde que se levantó a las 5,30 hasta su muerte "una hora después" y ya desde la primera línea conocemos el desenlace de la trama.
"El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5,30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo" (primeras palabras de la novela).
El tiempo en que suceden estos hechos (1 hora) está relatado 27 años después, y la técnica narrativa responde al perspectivismo, pues conocemos los hechos a través de la opinión de diversos personajes, Plácida Linero, madre de Santiago Nasar; Victoria Guzmán, cocinera de Santiago Nasar, la hija de ésta, Divina Flor; Clotilde Armenta, dueña del bar-tienda...

La secuencia termina:
" No se moleste, Luisa Santiaga - le gritó al pasar -. Ya lo mataron"
La segunda secuencia es la historia de Bayardo San Román, desde que llegó al pueblo (seis meses atrás, en agosto del año anterior), hasta que devuelve a su familia a Ángela Vicario y ésta confiesa que el "autor" de su deshonra es Santiago Nasar.
" Ella se demoró apenas el tiempo necesario para decir el nombre. Lo buscó en las tinieblas, 10 encontró a primera vista entre los tantos y tantos hombres confundibles de este mundo y del otro, y lo dejó clavado en la pared con su dardo certero, como a una mariposa sin albedrío cuya sentencia estaba escrita siempre.    
- Santiago Nasar - dijo "­
La historia de este personaje y su carácter la conocemos también desde la opinión de varios personajes y podemos vislumbrar algo de su carácter altanero, orgulloso, por alguna actuaciones que tiene en el pueblo desde su llegada, 6 meses atrás  hasta su marcha, con una borrachera que lo tienen que sacar en una hamaca:
"Estaba otra vez postrado por el alcohol, pero costaba creer que lo llevaran vivo, porque el brazo derecho le iba arrastrando por el suelo, y tan pronto como la madre se lo ponía dentro de la hamaca se le volvía a descolgar, de modo que dejó un rastro en la tierra desde la cornisa del precipicio hasta la plataforma del buque. Eso fue lo último que nos quedó de él: un recuerdo de víctima."                                                     (Secuencia IV )

A Bayardo San Román lo conocemos por la opinión de Magdalena Oliver, la madre del narrador -Luisa Santiaga-, el narrador, la propietaria de la pensión "para hombres solos", Ángela Vicario y de Dionisio Iguarán -el médico-.

La tercera secuencia  es de nuevo la reconstrucción de los hechos hasta el momento del asesinato, pero esta vez el narrador realiza sus pesquisas desde el momento que Ángela Vicario es depositada en su casa, (entre las dos y las tres de la madrugada) y la muerte. Ahora oímos lo que cuentan los hermanos Vicario, María Alejandrina Cervantes, Faustino Santos (carnicero del mercado), entre otros. La tercera secuencia acaba así:
" Mataron a Santiago Nasar "
La cuarta secuencia nos relata la autopsia con toda clase de detalles y todos los detalles del final de la historia de los hermanos Vicario y de Ángela Vicario y Bayardo San Román. Esta secuencia, pues, se centra en los pormenores posteriores al asesinato.

Quinta secuencia. El asesinato. Comienza con algunas noticias del juez instructor y el testimonio de Cristo Bedoya ( el único que realmente intentó avisar a Santiago Nasar) para llevarnos al momento cumbre de la novela: el asesinato.

Hay un desplazamiento cronológico de esta escena que tendría que haber estado en el primer capítulo para llevarlo al final y culminar así la novela con el espanto que produce esa muerte que es casi un sacrificio ritual, sobre todo porque a pesar de las opiniones contradictorias de los personajes, cada vez se van acumulando más pruebas de que Santiago Nasar era inocente.

La tragedia que culmina aquí, alcanza la magnitud de la tragedia clásica. A pesar de la multiplicidad de testimonios divergentes y contradictorios que maneja la novela sobre cualquiera de los datos, aún los más nimios (si llovía o no la mañana del asesinato...), insistentemente acumula pruebas de que Santiago Nasar era inocente.

El tiempo. Rompecabezas temporal.


García Márquez demuestra su increíble capacidad para manejar el tiempo, contribuyendo así a crear el "clímax" con precisión maestra. No sigue una secuencia temporal lineal, la novela es lo que se podría llamar un rompecabezas temporal, pues este tiempo fluye de forma no lineal, circular e incluso caótica, lo cual se consigue a través de anticipaciones, retrocesos, reiteraciones, superposiciones y elipsis.

La historia reconstruye desde un "presente" algo que sucedió 27 años atrás, (primer salto), de ahí que hayan penetrado ya en ella "subjetividades deformantes". Y eso que sucedió 27 años atrás tampoco se reconstruye de forma lineal.

1ª secuencia ­- 1 hora antes del asesinato.
2ª secuencia ­- 6 meses atrás hasta las tres de la madrugada del día del asesinato.
3ª secuencia - Desde las tres de la madrugada hasta las 6,30, hora del asesinato.
4ª secuencia - Desde el asesinato hasta 27 años después.
5ª secuencia - Los momentos anteriores al asesinato y el momento justo (6,30).

Como se puede apreciar el tiempo parece ordenado en torno a lo que parece que para García Márquez es el foco de interés "el asesinato", pero ese asesinato no tendría interés sin todas las casualidades que conducen a él y sin que el lector sepa de antemano que la víctima es inocente.
Luego, como en toda narración que utiliza el "salto atrás" el interés del relato se centra también en los acontecimientos que nos conducen a ese final de tragedia.


        II.    Temas de la novela.


El primero de los temas es el de la violencia que se encuentra presente en un trasnochado código de honor que transforma esta violencia en la única forma de respuesta a una violación de este código. Este tipo de violencia es aceptada por todo el pueblo, y al ejercerla, los hermanos Vicario parecen obrar con “dignidad” y “cierta grandeza”, y en la cárcel “los reconfortaba el prestigio de haber cumplido con su ley” y, de paso, haber “cumplido con su condición de hombres” y haber devuelto a su hermana “la posesión  de su honor”.
El propio lenguaje está lleno de violencia, desde los insultos que pueda haber en lenguaje coloquial, “que nadie me joda”, “hijo de la peor madre”, “un mierda”, “un pueblo de maricas”. Hasta el repertorio de cuchillos, sangre, vísceras, gritos, navajazos, tripas…

Otro tema que va jalonando toda  la novela es sin lugar a dudas EL FATUM, el fatalismo, el destino como fatalidad. Hay una serie de manifestaciones de esa fatalidad, una acumulación de adversas casualidades. La novela parece querer incidir así en la idea de que el destino de Santiago Nasar está ya predeterminado y que nada que hubiera podido evitarlo tuvo ocasión de ocurrir:

Algunas de esas manifestaciones son:

La parada del obispo, que hubiera detenido a los criminales, pero no para; Cristo Bedoya no logra dar con Santiago Nasar; Yamil Shaium no lo avisa para no crearle una alarma inútil; o el momento en que Plácida Linero cierra la puerta a su hijo porque Divina Flor le asegura que está dentro.
Como dice el narrador:
- Ninguno de nosotros podía seguir viviendo sin saber cor exactitud cuál era el sitio y la misión que le había asignado la fatalidad
O como dice el juez del caso, las innumerables casualidades hicieron que
“se cumpliera sin tropiezos una muerte anunciada”
 
La fatalidad, avanza pausada y firme, y se constituye como centro que anima la construcción literaria y le confiere sentido. Actúa y crece, robusta y soberana, y va invadiendo todo el pueblo. Es tan segura y definitiva como la muerte.

El honor. Un implacable mecanismo de venganza al que hay que acudir para restaurar el orden de la moral colectiva; no admite vacilación ni demora para ser restaurado y es obligación inexcusable; además, el honor legitima y sublima cualquier conducta. Por ejemplo, tanto el cura como Carmen Amador consideran que los Vicario han probado su hombría, recuperando su dignidad y el honor de su familia.

Este honor se presenta desde la óptica del "macho" encargado de limpiar la honra, la restitución del mismo será la misión de los hermanos Pedro y Pablo Vicario. Se insiste varias veces en que ellos quieren librarse de tan" penosa carga".
"No es por eso - dijo Clotilde Armenta -. Es para librar a esos pobres muchachos del horrible compromiso que les ha caído encima"
En su declaración al juez dirán:
"- Lo matamos a conciencia_ pero somos inocentes.
- Tal vez ante Dios.
- Ante Dios y ante los hombres. Fue un asunto de honor."

La religión y las creencias de los individuos: se presenta como una mezcla de fetichismo, superstición, milagro o milagrería, credulidad y simplismo; se incluye aquí, también, el asunto de la figura del obispo y su visita frustrada, tratado desde un punto de vista crítico, con matices paródicos, irónicos...

La superstición está en las creencias profundas de muchos personajes: la madre de Santiago Nasar interpreta sueños, aunque no advierte la desgracia. Luisa Santiago, madre del narrador, posee el arte de la adivinación, pero tampoco adivina la tragedia.

También podemos ver la novela como la historia secreta de un terrible amor.             ”La caza de amor de altanería” Así se inicia la novela.

Sería así un duelo amoroso entre seres altaneros, Bayardo San Román, un ser altivo y arrollador y Ángela Vicario, que si al principio se presenta como un personaje gris, descubrimos más tarde en ella un carácter orgulloso (desdeña los consejos de sus amigas para engañar al marido) y en la 4ª secuencia su tesón sobrehumano le ayudará a recuperar a su marido.

Y por último la muerte,  presidiendo toda la novela, desde el titulo hasta la última página y que alcanza su punto culminante en la secuencia V con la descripción detallada de los últimos momentos de Santiago Nasar (y antes la descripción de la autopsia repulsiva, los olores descompuestos...)

       III.    Personajes


A los personajes los conocemos de varias maneras: por lo que el narrador nos dice de ellos, por lo que otros personajes nos cuentan y por lo que ellos mismos hacen.

Debido a que la obra está creada como una crónica, hay una gran cantidad de personajes, para así poder tener distintos puntos de vista sobre lo sucedido. En esta construcción se unen el García Márquez periodista y el novelista. La caracterización de personajes se lleva a cabo mediante la combinación de las técnicas perspectivista (son muchos los personajes que nos dan información de otros personajes), psicologista (porque son descritos por el narrador) y behavorista (porque se nos dan a conocer ellos solos por medio de sus propios comportamientos).

Por otro lado podemos agrupar a los personajes en tres niveles.

En el caso de los personajes centrales (Santiago Nasar, Bayardo San Román y la familia Vicario), se despliega un abanico de puntos de vista que tiende a la valoración contrastada en un enfoque multiperspectivista. Así se presentan estos personajes:

Santiago Nasar, el turco, se nos presenta como un machista que ha heredado de su padre el gusto por la mujer ajena guardando respeto a su novia.

Ángela Vicario es figura clave en el conflicto que provoca la muerte de Santiago. Tiene una fortaleza de carácter tal que le impide plegarse a su madre. García Márquez la hace evolucionar, de modo que pasa de no sentir amor por San Román hasta sentir encendida pasión por el marido burlado.

Bayardo San Román. A la prepotencia primera le sigue el fracaso, al verse engañado por Ángela y se viene abajo y huye. Pero, al igual Ángela, guarda en su interior esa pasión que le hará volver con un “aquí estoy” y todas las cartas de amor sin abrir
Los hermanos Vicario de mueven entre el deber de vengar el honor ultrajado, y el deseo de no matar a Santiago Nasar, por lo que dan mucha publicidad a lo que van a hacer.

Un segundo nivel de personajes es el de los testigos, que ayudan a conseguir información. Quedan caracterizados por una suerte de mezquindad y pasividad, pues todos se autoexculpan y se declaran impotentes para haber evitado el crimen, y hasta parecen mostrar un secreto deseo de que se produjera la muerte.

Y por último el pueblo, una comunidad entera a la que escuchamos a través de las múltiples declaraciones, que nos va dando su versión de los hechos, a veces producto de su propia interpretación y con mezcla de elementos sobrenaturales (realismo mágico). Una comunidad que parece ostentar un aire de insolidaridad, y cuyos miembros
 “pudieron hacer algo por impedir el crimen y no lo hicieron”

      IV.    Técnica narrativa


Cuadro de texto: Enunciado en Selectividad: Técnica narrativa de la obra y aplicación razonada de sus elementos al texto. (La perspectiva del narrador. Tiempo y espacio. Caracterización técnica de los personajes. )

La perspectiva del narrador
            El relato de Crónica se estructura desde un continuo entrecruzamiento de los puntos de vista del narrador, ya como narrador, ya como personaje secundario, ya como informador –cronista de los testigos, de los protagonistas, de las fuentes escritas- lo que otorga a Crónica la clara condición de novela perspectivística (multiperspectivismo.)
            El narrador-cronista despliega un puzzle, una estructuración a partir de avances y retrocesos, de recurrencias y superposiciones provocados por la necesidad del narrador de enlazar su propia memoria con la ajena y de cotejar esta a través de testigos que aporten puntos de vista divergentes, y por tanto complementarios. Una estructura compleja en la que es perceptible que cada parte gira sobre un eje (un personaje o un suceso), luego se complementa con datos circunstanciales y dispersos.
            El narrador en la reconstrucción de los hechos juega con diversos planos temporales y despliega un panorama amplio de puntos de vista: alterna su voz con breves entradas de las de la de los personajes entrevistados. A pesar de que no se sigue un orden cronológico en la narración, aparecen numerosas referencias temporales, algunas muy precisas (en consonancia con su carácter de crónica.) En el relato, se entremezclan varios planos:
  • La narración de los hechos, reconstruida veintisiete años después con comentarios personales del narrador. Este utiliza lo que sabe o recuerda de la historia, sin intervención de ninguna otra fuente, se distancia de ella a través de la tercera persona narrativa y adopta un enfoque omnisciente: “El día que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5,30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba…” Su doble condición de personaje y narrador le lleva al empleo de la forma autobiográfica subjetiva. Narra en 1ª persona: “Cuando volví a este pueblo olvidado tratando de recomponer con tantas astillas dispersas el espejo roto de la memoria…”  Las entrevistas y visitas a testigos le sirven para completar sus recuerdos: “en el curso de las indagaciones para esta crónica recobré numerosas vivencias marginales… pues de los hechos como la fiesta que siguió a la boda yo conservaba un recuerdo muy confuso… antes de que hubiera decidido rescatarla a pedazos de la memoria ajena…” Su condición de testigo del suceso se manifiesta en otras ocasiones en un discurso que combina el yo plural con el distanciamiento de la tercera persona narrativa: “Bayardo San Román se había hecho muy amigo nuestro, amigo de tragos, como se decía entonces, y parecía muy a gusto en nuestra mesa. Ángela Vicario, sin el velo y la corona y con el vestido de raso ensopado de sudor, había asumido de pronto su cara de mujer casada…”
  • Los testimonios del suceso que cita el narrador y que se dieron inmediatamente después del asesinato. Se limita a ser lector-transmisor del texto de un documento (informe judicial, autopsia…) Eran de catadura espesa pero de buena índole, decía el sumario (se refiere a los Vicario) El informe dice: Parecía un estigma del Crucificado.
  • La reproducción en estilo directo de los comentarios de los personajes en el momento en que los hechos están sucediendo. El narrador se mantiene en una posición objetiva, manifestando solo su presencia en acotaciones que van ordenando el fluir dialogado: “Digamos cinco mil pesos. Dijo. Juega limpio, le replicó el viudo con la dignidad alerta. - Esa casa no vale tanto. –Diez mil, dijo Bayardo San Román.”
  • Las intervenciones en estilo directo de los personajes, que reproducen las conversaciones que el narrador ha mantenido con ellos antes de redactar la crónica. “Me hice bolas –me explicó Celeste Dangond- pues pronto me parecía que podían matarlo.

            En suma, el autor en un alarde de técnica narrativa y de pulso por mantener en vilo a los lectores que conocen el desenlace desde el inicio del relato, consigue rehacer segundo a segundo las últimas oradse la vida de su personaje.
            El yo investigador se encarga de consultar y contrastar todas las fuentes de información posibles. Para ello, la narración se nos presenta escrita desde varios puntos de vista:
PUNTOS DE VISTA
  1. Narrador omnisciente A. Es el relato en tercera persona. En ocasiones esta tercera persona se presenta como narrador testigo: “Empezaban a desayunar cuando vieron… entrañas.”
  2. Narrador omnisciente B. Es el relato que realiza algún personaje aludido como si se tratara de otra historia dentro de la referida en el diálogo directo: “Argénida Lañado… contó que…”
  3. Narrador omnisciente C. Es el relato directo que se incluye dentro de la historia contada por el narrador omnisciente B: “-le gritó- dijo.
  4. Narrador autobiográfico A. Es la relación que presenta el investigador, acompañada del inciso –me dijo-, para presentar en un diálogo directo los recuerdos de algunos de sus entrevistados.
  5. Narrador autobiográfico B. Es la relación que hace un entrevistado del narrador autobiográfico A: “me dijo mi tía Wene.”

Tiempo y espacio:

            El espacio narrativo fundamental se concentra en un pueblo de Colombia que puede ser Sucre –lugar en el que tuvieron lugar los hechos reales en los que se inspira el autor-, aunque nunca se cita el nombre en la obra. También en Manaure (lugar al que se retiran Ángela y su madre tras la deshonra) y en menor medida en el penal de Riohacha (lugar de reclusión de los hermanos Vicario tras el asesinato de Santiago Nasar.)
            El tratamiento del tiempo tiene en la novela importancia tan decisiva como el punto de vista. Es de gran complejidad, pero conviene no olvidar que se trata de un aspecto técnico que si en el análisis de fragmentos concretos debe ser puntualizado, no así en una visión panorámica de la obra, en la que son suficientes algunas especificaciones más generales; es decir, la duración temporal del relato, por un lado, y el ordenamiento temporal de la misma en el discurso, por otro.
            Para la temporalización de la obra hay que tener presentes los viajes realizados por el escritor a los lugares de los hechos (Sucre y Manaure) y los casi treinta años que mediaron entre que estos ocurrieron y la redacción de la novela. Especificaciones de tal índole pueden constatarse en pasajes de carácter metanarrativo como:
- “Cuando volví a este pueblo olvidado tratando de recomponer con tantas astillas dispersas…”
- “En el curso de las indagaciones para esta crónica recobré numerosas vivencias…”
- “Mucho después, en una época incierta… me llegué por casualidad hasta aquel moridero de indios…”
- Evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato...”
            En lo que atañe a la duración temporal -la dimensión del tiempo interno o de la historia- si consideramos esta cerrada con la muerte de Nasar, de tiempo abreviado, de condensación temporal que abarca desde la mañana del domingo de la boda hasta el alba del lunes en que los Vicario matan a Nasar. Además de esta comprensión temporal, cabe señalar que la fijación cronológica de los hechos es minuciosa, se detallan los minutos: “El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30…” “Santiago Nasar entró en su casa a las 4,20…” “Faustino Santos, un carnicero amigo, los vio entrar a las 3.20…” “Cristo Bedoya miró el reloj: eran las 6.56.” “En la mesa de noche el reloj de pulsera de Santiago Nasar marcaba las 6.58” “las muchas personas que encontró desde que salió de su casa a las 6.05 hasta que fue destazado como un cerdo una hora después…”
            Pero la historia tiene flecos que amplían las 24 horas iniciales: la autopsia realizada en la tarde del lunes, el sumario judicial se comienza a redactar 12 días después, Bayardo y Ángela se encuentran 23 años después, Plácido Linero evoca a su hijo 27 años después.
            El ordenamiento temporal destaca por la alinealidad, el flujo irregular del tiempo del discurso, en círculos, anticipando o retrocediendo con el empleo de analepsis o prolepsis constantes, a veces presentando sucesos simultáneamente.
            Hay también amplios vacíos, síncopas temporales dilatadas. Toda la cuarta parte es una prolepsis de la quinta. En las dos primeras páginas se ofrece ya el resumen de lo que en zonas posteriores del discurso, va a ser pormenorizado y reiterado.
            No obstante el tempo de la narración, el ritmo narrativo se caracteriza –en general- por su agilidad, viveza y dinamismo.

Caracterización técnica de los personajes:

            Estamos ante un empleo generalizado de heterocaracterización[2]: responde a la técnica  de la visión indirecta a través de una voz interpuesta (la del narrador o la de otros personajes.)
            En cuanto a la onomástica, parte de los personajes responden con precisión a la de familiares reales de García Márquez (sus hermanos margota y Luis Enrique, su madre Luisa Santiago, su esposa Mercedes Barcha, su amigo Cristóbal Bedoya, a quien de estudiante llamaban Cristo…) En otros casos, la mayoría, está alterada y los textos del Nuevo Testamento parecen haber sido fuente a la que el escritor ha acudido (Lázaro, Poncio, Pedro, Pablo, Santiago.)
            El narrador nos presenta a cada uno de los personajes centrales: Santiago Nasar, Bayardo San Román, la familia Vicario como ejes, cada uno, de una parte de la estructura del relato, en la que nos proporciona información acerca de de la posición social, entorno familiar, descripción física, acciones. A la vez, despliega un abanico de puntos de vista que tiende a la relativización, a la valoración contrastada en un enfoque multiperspectivo. Nos sirve de ejemplo Santiago Nasar:
“Fue el hombre de mi vida” (Plácido Linero)
“No ha vuelto a nacer un hombre como ese” (Divina Flor)
“Era idéntico a su padre (…) Un mierda” (Victoria Guzmán)
“Imagínate: bello, formal, y con fortuna propia a los 21 años” (Margot)
“Era alegre y pacífico, y de corazón fácil” (el narrador)
            En lo relativo a los personajes, aunque son numerosos los que se citan con nombre y apellidos, se pude hablar de una multitud: personaje colectivo corresponsble del asesinato de SN, que son testigos de los acontecimientos. Y unos personajes principales (ya vistos.) En este punto se pueden resumir las características de ellos. No hay que olvidar al narrador que es íntimo amigo de Nasar, de Cristóbal Bedoya y de los hermanos Vicario; además conoce personalmente a Bayardo San Román. Tras investigar los sucesos, después de 27 años, termina el relato con las mismas dudas con las que había concluido el informe policial.
            El abultado número de personajes, exigido para realizar un cotejo convincente de puntos de vista sobre los hechos contrasta con las siluetas de sus criaturas. Lo que sabemos es, a veces, lo que hacen, en otros casos, lo que el narrador les deja decir.

        V.    Estilo


En cuanto al registro lingüístico podemos encontrar a lo largo de la novela todo tipo de registros, ya que sirven para caracterizar a los personajes, aunque domina en general un tipo de lenguaje coloquial que, lógicamente aparece en boca de algunos personajes, reflejando así realismo y espontaneidad,
"Era idéntico a su padre, le replicó Victoria Guzmán. Un mierda."

Pero al lado se utiliza también el registro culto, empleado sobre todo por el narrador cuyas intervenciones participan en numerosas ocasiones de las características del lenguaje literario.
 “Ella se demoró apenas el tiempo necesario para decir el nombre. Lo buscó en las tinieblas, lo encontró a primera vista entre los tantos y tantos nombres confundibles de este mundo y del otro, y lo dejó clavado en la pared con su dardo certero, como a una mariposa sin albedrío cuya sentencia estaba escrita desde siempre.”                            (Final de la segunda secuencia)
Aunque hay también personajes que utilizan este estilo
"Tenia el vestido de lino blanco lavado con agua sola, porque era de piel tan delicada que no soportaba el ruido del almidón"    (Plácida Linero)


A esto hay que añadir el vocabulario propio del español de América, que es frecuente a lo largo de la obra:

En las descripciones es donde más se nota la intervención del autor-narrador. En general son muy detalladas, algunas hasta lo macabro (véase la de la autopsia en la secuencia cuarta) y es también donde mejor se nota la ironía del autor. A veces están salpicadas de hechos insólitos, como por ejemplo, la medalla que aparece en la autopsia de Santiago Nasar y que éste se había tragado a la edad de cuatro años.

Por lo que respecta a los diálogos son abundantes ya que se trata de una novela-crónica donde se va recopilando información sobre un hecho que ocurrió en el pasado y el método es ir preguntando a los diversos personajes que lo presenciaron. Utiliza dos métodos: el estilo indirecto, mediante nexos verbales del tipo “me dijo”, “respondió”... y el estilo directo.

Los recursos literarios utilizados son abundantes. Hipérboles, muchas y salpicadas a lo largo de todo el relato
"La pistola se disparó, y la bala desbarató el armario del cuarto, atravesó la pared de la sala, pasó con estruendo de guerra por el comedor de la casa vecina y convirtió en polvo de yeso a un santo de tamaño natural en el altar mayor de la iglesia, al otro extremo de la plaza" (sec.1ª ).

"Estuve despierto once meses" (sec.4ª Pedro Vicario)
Bayardo San Román vuelve con
"casi dos mil cartas sin abrir"
La ironía también está presente a lo largo de toda la novela y sobre todo en descripciones y comentarios del narrador. Pero a veces los propios personajes hacen comentarios que podríamos considerar irónicos
"tenia que ser cura para ser tan bruto"   (el doctor Dionisio Iguarán, secuencia.4ª ).
La ironía se transforma en "humor negro" en momentos  como el de la autopsia.

La aparición de lo real maravilloso o realismo mágico representado sobre todo por las múltiples declaraciones de la gente del pueblo que terminan por ver en acciones simples, algo sobrenatural, como los sueños mal interpretados por la madre de Santiago Nasar - las vísceras de conejo de la cocinera - el estruendo de los gallos que cantan a la vez.
Hasta el propio juez instructor acaba contagiándose y escribiendo extrañas notas en letra roja en las márgenes del sumario.
Aunque hay que tener en cuenta que en esta obra no aparece apenas el realismo mágico, pues como sabemos será Cien años de soledad la obra más representativa.

VI  Recursos literarios


         RECURSOS LITERARIOS

         García Márquez es un escritor deslumbrante por un doble motivo: su asombrosa imaginación y su poder de fabulación. Todo ello se concreta en una prosa, en un lenguaje narrativo que el escritor trabaja, pule con mimo y esfuerzo según confesión propia.
         En el estudio de la prosa del autor la crítica ha establecido una serie de diferenciaciones de acuerdo con la trayectoria narrativa del escritor. Simplificando mucho, podemos establecer una primera línea de obras en las que el despliegue verbal da lugar a un lenguaje narrativo lleno de ramificaciones, arborescente, exuberante. Ello se hace presente de manera muy especial cuando el escritor se adentra en lo fantástico, en el “realismo mágico”. Pero hay otra segunda línea expresiva, más inclinada a una visión realista; visión que se concreta en un tipo de narración más directa y ajustada, más sintética y precisa. A este segundo tipo corresponde la Crónica.
         Este carácter realista precisa matizaciones. La primera es la presencia de un trabajo expresivo que implica una alta frecuencia de recursos retóricos y que a veces pasan sin ser advertidos. Por otro lado hay una bipolarización de niveles y registros de lengua que van del registro coloquial colombiano (la oral popular) al nivel de la lengua escrita de signo literario-poético. Está también la alternancia de lo serio y lo festivo, de precisión verbal de la crónica narrada y los pasajes de corte fantástico. Además se observa un estilo impregnado de humor, erotismo, emoción, ironía y tensión dramática.
         A continuación vemos una enumeración de los principales recursos de lengua y estilo que más se utilizan en la novela:

1.- Elementos coloquiales.
Mango, pita, yuca. Por el amor de Dios. Déjenlo para después…
2.- Símiles.
Santiago Nasar fue destazado como un cerdo.
3.- Metaforización.
Cintura angosta de novillero. La cruz de la nariz. El espejo roto de la memoria.
4.- Personificaciones, animalizaciones, cosificaciones.
El cuchicheo de la lumbre. Las niñas atraviesan la plaza trotando de desorden. Un trazo feliz de la misma tinta.
5. Hiperbolizaciones.
Nasar era de piel tan delicada que no soportaba el ruido del almidón.
6.- Dinamismo hiperbolizado.
La bala de la pistola de Ibrahim Nasar desbarató el armario del cuarto, atravesó la pared de la sala, pasó con un estruendo de guerra por el comedor de la casa vecina y convirtió en polvo de yeso a un santo de tamaño natural en el altar mayor de la iglesia, al otro extremo de la plaza.
7.- El símbolo. El oxímoron. El desplazamiento calificativo.
La lluvia como símbolo fúnebre.
El talante rechoncho del coronel (desplazamiento calificativo)
Rencor feliz (oxímoron)
8.- Fraseología enumerativa.
Plácida Linero despertaría a las siete, se tomaría el café y bajaría a dar las instrucciones para el almuerzo.
9.- El polisíndeton.
Santiago Nasar había cumplido 21 años la última semana de enero, y era esbelto y pálido, y tenía los párpados árabes y los cabellos rizados de su padre.
10.- Las referencias eróticas.
Santiago Nasar es un gavilán pollero. Bayardo San Román está para embadurnarlo de mantequilla y comérselo vivo.
11. Detallismo insólito.
Plácida Linero es experta en interpretar sueños, pero hay que contárselos en ayunas. Pablo Vicario era seis minutos mayor que su hermano.
12.- Inmersión en lo fantástico.
Plácida Linero asegura que los sueños con árboles son de buena salud.


VII.  Anexo

Personajes más importantes de la novela                                     


  • Santiago Nasar: Hombre de 21 años que abandona los estudios de secundaria tras fallecer su padre para dirigir "El Divino Rostro", una hacienda que su padre le dejó en herencia. Es un personaje soñador, alegre y que no se mete en lios, que es asesinado por los hermanos Vicario tras ser señalado por la hermana de estos como el que la desfloró.
  • Ángela Vicario - Mujer de Bayardo San Román, quien fue devuelta en su noche de bodas al no llegar virgen al matrimonio por supuesta culpa de Santiago Nasar.
  • Ibrahim Nasar - Árabe difunto padre de Santiago Nasar. Se hace notar que él hablaba en árabe con su hijo y él así le contestaba y lo remarca como un hecho extraño ya que no era normal a partir de la tercera generación (a la que pertenece Santiago).
  • Victoria Guzmán - Cocinera de la familia de Santiago Nasar. Antes de ser la cocinera, fue amante de Ibrahim Nasar
  • Divina Flor - Hija de Victoria Guzmán. Sabe que tarde o temprano será la amante —lo quiera o no— de Santiago Nasar.
  • Plácida Linero - La Madre de Santiago Nasar. Su hijo es asesinado en la puerta principal de su propia casa, tras que su madre la cerrara pensando que éste se encontraba en su interior.
  • Luisa Santiaga - Madre del narrador, y por tanto de Margot, Luis Enrique y Jaime; madrina de bautismo de Santiago Nasar, en honor a quien éste fue nombrado.
  • Pedro Vicario - Hermano de Ángela Vicario, gemelo de Pablo Vicario. Toma la iniciativa de matarlo, aunque no estén muy convencidos.
  • Pablo Vicario - Hermano de Ángela Vicario, gemelo de Pedro Vicario.
  • Margot - Hermana del narrador.
  • Jaime - Hermano menor del narrador.
  • Luis Enrique - Hermano del narrador.
  • Padre Carmen Amador - Párroco del pueblo y ex-estudiante de medicina. Le hace una autopsia muy poco acurada al muerto.
  • Cristóbal "Cristo" Bedoya - Amigo de Santiago Nasar. Intentó, sin éxito, evitar su muerte.
  • Lázaro Aponte - Coronel retirado y alcalde del pueblo. Es la única persona del pueblo que se atreve a hacer algo contra el asesinato al cogerles los cuchillos a los asesinos aunque ellos vayan por otros.
  • Flora Miguel - Novia de Santiago Nasar.
  • Bayardo San Román - Forastero que se casó con Ángela Vicario.
  • Magdalena Oliver - Vecina del pueblo.
  • Poncio Vicario - Padre de Ángela Vicario.
  • Purísima del Carmen o Pura Vicario- Madre de los gemelos (Pablo y Pedro) y de Ángela Vicario.
  • Mercedes Barcha - Futura esposa del narrador.
  • María Alejandrina Cervantes - Dueña de una casa de lenocinio del pueblo. Santiago Nasar estuvo enamorado de ella en la adolescencia.
  • Clotilde Armenta - Dueña de la tienda de leche de la plaza.

Otros personajes

  • Rogelio de la flor - Marido de Clotilde Armenta.
  • Alberta Simonds - Madre de Bayardo San Román.
  • Faustino Santos - Carnicero del pueblo. Ve a los gemelos Vicario afilar sus cuchillos aunque no hace nada ya que cree que están borrachos.
  • Leonardo Pornoy - Agente de policía.
  • Doctor Dionisio Iguarán - Doctor del pueblo, primo hermano de Luisa Santiaga.
  • Hortensia Baute - Vecina de pueblo.
  • Prudencia Cotes - Novia de Pablo Vicario
  • Suseme Abdala - Matriarca de la comunidad de árabes asentados en el pueblo.
  • La monja - Hermana del narrador.
  • Próspera Arango.
  • Meme Loaiza.
  • Aura Villeros - Comadrona del pueblo.
  • Polo Carrillo - Dueño de la planta eléctrica.
  • Fausta López - Mujer de Polo Carrillo.
  • Indalecio Pardo - Amigo de la familia de Santiago Nasar.
  • Escolástica Cisneros.
  • Sara Noriega - Dueña de la tienda de zapatos.
  • Celeste Dangond - Vecino del pueblo.
  • Yamil Shaium - Árabe antiguo socio de Ibrahim Nasar y buen amigo de la familia.
  • Viudo de Xius - Viudo de Yolanda de Xius, y dueño original de la casa más bella del pueblo que es comprada por Bayardo San Román.
  • Wenefrida Márquez - Tía del narrador, vive en frente de Santiago Nasar.
  • Nahir Miguel - Padre de Flora Miguel, novia de Santiago Nasar.
  • Poncho Lanao - Vecino de Santiago Nasar, vive en la casa contigua a de éste.
  • Argénida Lanao - Hija de Poncho Lanao.
  • Juez Instructor - Solo aparece al final de la obra

Vocabulario


Muladar  21-Lugar o sitio donde se echa el estiércol o la basura de las casas.
Huacal (=Guacal)  23  Especie de cesta o jaula formada de varillas de madera, que se utiliza para el transporte de loza, cristal, frutas, etc.
Papiamento, ta. 42  Se dice del idioma o lengua criolla de Curazao, en el Caribe.
Pescante 43 Delantera del vehículo automóvil desde donde lo dirige el mecánico o conductor.
Cumbiamba (=cumbia). 54 Danza popular de Colombia y Panamá, una de cuyas figuras se caracteriza por llevar los danzantes una vela encendida en la mano.
Panóptico  60 Dicho de un edificio: Construido de modo que toda su parte interior se pueda ver desde un solo punto.
Blenorragia  71 Flujo mucoso ocasionado por la inflamación de una membrana, principalmente de la uretra. Se usa casi exclusivamente refiriéndose a la uretritis gonocócica.
Gordolobo 75 Planta cuyas semillas sirven para envenenar el agua.
Tambo 79  Tienda rural pequeña
Boyardo 80  Señor ilustre
Fatuo 85  Falto de razón o de entendimiento

Bozo 87 Parte exterior de la boca.

Ronzar  91 Comer algo quebradizo partiéndolo ruidosamente con los dientes.
A la topa tolondra  91 Sin reflexión o reparo.
Desgaire  91 Desaliño, desaire en el manejo del cuerpo y en las acciones
Desgarriate  91  sin orden
Colerina  93 Diarrea que anuncia en muchos casos la próxima aparición del cólera epidémico
Antiparras 103 Gafas
Esquela 107  Carta breve que antes solía cerrarse en forma casi triangular.














[1] Se trata de un modo de narrar en el que lo prodigioso forma parte inseparable de la realidad. Los países hispanoamericanos pertenecen a una sociedad rural y pre-industrial en la que está muy presente el componente mítico del pensamiento humano. Por ello, los fenómenos naturales, industriales y sociales se explican a través de símbolos y de mitos, que son los que otorgan a la narración el carácter mágico.
[2] Recordemos La casa de Bernarda Alba. Lorca hace una autocarecterización: Los personajes se caracterizan a sí mismos o por alusiones de unas mujeres a otras. Luego ambos autores utilizan técnicas opuestas.

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