LITERATURA
HISPANOAMERICANA DEL SIGLO XX
Crónica de una muerte anunciada. Gabriel García Márquez, 1981
I- CONTEXTUALIZACIÓN
1.- MARCO HISTÓRICO
·
Hasta 1914 influencia de
Inglaterra (España perdió las últimas colonias -Cuba y Puerto Rico- en 1898,
después de haber perdido el inmenso imperio allende los mares durante el
reinado de Fernando VII, el 6 de agosto de 1824 en la batalla de Ayacucho.)
·
Tras la primera
guerra mundial (1914-18) liderazgo norteamericano.
·
Hasta 1930 prosperidad económica
y estabilidad política, a excepción de México (revolución 1910-20); en la zona
Sur hay regímenes democráticos, en otros países dictaduras desarrollistas. EEUU
realiza inversiones que propician la dependencia de Hispanoamérica de los
vecinos del norte, logra controlar los precios y favorecer los “gobiernos
fuertes”. Argentina en 1928 es uno de los países más ricos del mundo. La crisis
del 29 en USA tiene grandes repercusiones sobre Hispanoamérica, que ve
reducidos sus ingresos drásticamente.
·
Durante la segunda
guerra mundial (1939-45) la crisis se alivia merced a la neutralidad generalizada,
entre otras causas, pero los intentos de industrialización se vieron frenados
por la imposibilidad de recibir los productos manufacturados, importados de los
países en litigio.
·
La posguerra marca el predominio
absoluto de los EEUU que fija precios y controla mercados, incluso en México,
que tras la revolución se había manifestado antiyanqui. En 1946 se forma el PRI
(partido revolucionario institucional), que tendrá una fuerte dependencia de
EEUU, incluso en los albores del s XXI.
·
1948: Organización de los
Estados Americanos.
·
Explosión
demográfica: Gran
problema de Hispanoamérica. Quedan despobladas las zonas alejadas de la ciudad.
Subsisten en ciudades monstruos: México D.F., Buenos Aires o Sao Paulo. Esto
conlleva graves injusticias sociales como explotación de niños, marginación de
los más desfavorecidos, condiciones infrahumanas de trabajo y vivienda, etc.
·
1956: Triunfo de la
revolución cubana,
primer país comunista del continente.
·
Venezuela: Economía boyante por
reservas petrolíferas, en los demás inestabilidad económica y política.
Hechos que influyen decisivamente en la
evaluación ideológica de importantes escritores hispanoamericanos:
·
1967: Muere en
Bolivia el “Che” Ernesto Guevara, y con él la esperanza del triunfo de la
revolución a la manera cubana, en otros países.
·
1968: La revolución
estudiantil de mayo del 68 en contra de la ineficacia del capitalismo.
La invasión de Checoslovaquia por las tropas
soviéticas que
frenó la renovación socialista e hizo recordar a los intelectuales occidentales
los métodos de Stalin.
La
matanza de más de quinientos jóvenes en la manifestación en la Plaza de las Tres culturas,
previa a los Juegos Olímpicos en México,
reprimida violentamente por la policía. Octavio
Paz, embajador de su país en La
India, renuncia y protesta. Este hecho pone de manifiesto la
progresiva pérdida de valores de la revolución. Carlos Fuentes en La muerte
de Artemio Cruz refleja este problema.
Hay que añadir que el encarcelamiento de poetas cubanos de renombre, hace que pierda
credibilidad la revolución cubana y por consiguiente la pérdida del modelo
revolucionario para la definitiva liberación de los pueblos de Hispanoamérica.
Los escritores se sensibilizan ante esta realidad, que incidirá en los del
“boom”
·
La década de los 70 fue un período de
graves conflictos durante la que se sucedieron los golpes de Estado, que
supusieron la instauración de varias dictaduras militares; ello ocasionó
multitud de desaparecidos, exiliados y asesinados. Son recientes los ejemplos
de Pinochet en Chile (1973-89), o de
las Juntas militares en Argentina
(1976-82); esto tuvo un reflejo en la literatura: la novela de dictador.
·
La revolución
sandinista en los 80 en Nicaragua fue vista con esperanza por el resto de los
pueblos, con una gran deuda externa y crisis económica.
·
El enorme grado de
dependencia de los EEUU, iniciado a principios de siglo también ha supuesto un
gran influjo en la cultura hispanoamericana.
·
En los albores del
siglo XXI
han cambiando algunos aspectos: Son muchos los países que han instaurado la
democracia, unos con mayor fortuna que otros (Chile es un modelo de auténtica
democracia, frente a Venezuela que lo es más en la forma que en la realidad, y
en Nicaragua gobierna democráticamente el líder de la revolución de los 80.) La
dependencia de los EEUU no es tan fuerte y el último dictador –Fidel Castro-
está tocando a su fin. No obstante, la crisis económica sigue presente en la
mayoría del cono sur (Ecuador, Perú, Colombia, Argentina, Paraguay, Bolivia…)
lo que ocasiona movimientos migratorios hacia Europa, entre ellos España. Las
situaciones de injusticia social aún perduran y con ellas la más lesiva: la
explotación infantil y la discriminación en contra de la mujer. En el caso de México las migraciones se producen
mayoritariamente hacia el vecino del norte (EEUU) pero las políticas agresivas
en contra de la inmigración están cambiando la situación socio-política. Ya hay
algún reflejo en la literatura de finales del siglo XX (Roberto Bolaño, en una gran novela: 2666, trata el tema, entre otros muchos, de los sistemáticos asesinatos
de mujeres en Ciudad Juárez, localidad del norte de México.) Y en centro
América sigue habiendo mucha pobreza, que unida a las catástrofes naturales,
hace que algunos países como Guatemala, Honduras o El Salvador, se encuentren
entre los denominados del tercer mundo.
2.- CARACTERES GENERALES DE LA LITERATURA
La historia de la
literatura hispanoamericana anterior al siglo XX se caracteriza por la
progresiva conquista de un idioma y una expresión literaria genuinas. Desde la
llegada de los colonizadores españoles las letras del Nuevo Continente repiten o adaptan a su peculiar entorno
geográfico géneros, modos y estilos nacidos al otro lado del Atlántico.
Es a finales del XIX cuando por vez
primera las influencias literarias viajan en sentido inverso: Rubén Darío y el Modernismo marcan el
inicio de algo que se convertirá en una constante a lo largo del siglo XX: la
decisiva influencia que grandes escritores de Hispanoamérica ejercen sobre la
literatura española.
Hay que destacar que esta influencia se
ejercerá mediante dos grandes géneros literarios: la poesía y la narrativa. No
podemos detenernos en la primera aquí, pero sí hemos de señalar la relevancia
que sobre las letras hispanas ejercieron nuestros hermanos de lengua. Muestra
de ello es que, de los cinco premios Nobel de Literatura, ganados por
latinoamericanos, tres son poetas: El mexicano Octavio Paz y los chilenos Gabriela
Mistral y Pablo Neruda. En narrativa lo recibirán el guatemalteco Miguel Ángel Asturias y el colombiano Gabriel García Márquez, autor de la
obra que estudiamos.
2.1.-
LA NARRATIVA:
CARACTERES GENERALES
La narrativa es en la actualidad el
género literario más prestigioso de la literatura hispanoamericana, y una buena
parte de sus autores gozan de reconocimiento universal. Ello ha supuesto un
proceso de maduración cuyos hitos más relevantes repasaremos a continuación.
Antes de la renovación que se produjo en los
años cuarenta, la novela hispanoamericana estaba dominada por el Regionalismo, proyección de la
narrativa realista europea, orientada en este caso a reflejar la variada y
espectacular realidad americana.
2.1.1.-La
renovación narrativa.
En los años treinta, y sobre todo en la década de los cuarenta, algunos
novelistas comenzaron a adoptar procedimientos
de las vanguardias europeas y norteamericanas, dando lugar a una
impresionante renovación, tanto en los temas como en las técnicas narrativas. A
partir de 1940 hay, al menos, tres
generaciones implicadas en el proceso de modernización.
Los grandes innovadores de la narrativa, que reaccionan contra
los novelistas anteriores (Regionalistas de estética realista) y contra la
idea, ampliamente difundida en el extranjero, de que el realismo exótico y pintoresco era el único camino para la novela en
Hispanoamérica. Formados en la
Europa de las vanguardias, abordan desde una perspectiva
moderna, la esencia de sus respectivos países. Son:
- Miguel Ángel Asturias (1899-1974), Guatemala.
- Jorge Luis Borges (1899-1980), Argentina
- Alejo Carpentier (1904-1980), Cuba
A la
segunda generación pertenecen
escritores que acusan la influencia de la literatura norteamericana; rompen la estructura cronológica del
relato; dan entrada a sueños y obsesiones e incluso, como en el caso de Julio Cortázar (1914-1984), argentino o José Lezama Lima (1912-1976), cubano, cuestionan la estructura de la novela y
el propio lenguaje. Otros nombres
importantes son:
- Juan Carlos Onetti (1900-1999), Uruguay
- Juan Rulfo (1918-1986), México
- Ernesto Sábato (1911), Argentina
En la
década de los sesenta
aparecen autores que, sin renunciar a las novedades formales, dedican gran atención a la materia narrada, que pasa
a ser de nuevo objeto primordial en la tarea del novelista. Todos, excepto
Cabrera Infante, recientemente fallecido, siguen en activo:
- Gabriel García Márquez (1928), Colombia
- Mario Vargas Llosa (1936), Perú
- Carlos Fuentes (1928)
- Guillermo Cabrera Infante (1929- )
- Alfredo Bryce Echenique (1939)
2.1.2.- El
auge (revelación) “boom” de la novela
hispanoamericana.
Con la palabra boom se
alude a la rápida popularización de una serie de autores y títulos
hispanoamericanos a lo largo de los años
sesenta en los ambientes culturales de todo el mundo. Resulta evidente que
el boom
disfrutó de importantes apoyos comerciales, en especial de la editorial
española Seix Barral (Carlos Barral fue el impulsor); sin embargo, su
explicación genuina radica en la coincidencia en un corto espacio de tiempo de
una sucesión de novelas deslumbrantes:
El astillero (1961), de Onetti.
La ciudad y los perros (1962), La
casa verde (1966), de Mario Vargas Llosa.
La muerte de Artemio Cruz (1962), de Carlos Fuentes.
Rayuela (1963), de Cortázar.
El siglo de las luces (1962), de Alejo Carpentier.
Tres tristes tigres (1967), de Guillermo Cabrera Infante.
Y sobre todo, el
éxito sin precedentes de Cien años de Soledad (1967) , de García Márquez, la novela más popular en lengua española después de El
Quijote, que fijó la atención de la crítica y el público internacionales
en este grupo de escritores.
2.1.3.-
Novedades técnicas
La crítica ha
clasificado en cuatro grandes grupos o tendencias a la nueva novela
hispanoamericana:
1.-La
Literatura fantástica: Mezcla acontecimientos insólitos, sueños o
universos imaginarios que ponen de manifiesto aspectos de la existencia, con
una peripecia narrativa que no se aleja de la realidad. Su manifestación
egregia se encuentra en los cuentos de Borges
y Cortázar.
2.- El realismo mágico[1]: También llamado real
maravilloso, es para muchos la mejor manera de representar el abigarrado
mundo iberoamericano. Consiste en dotas de dimensiones maravillosas, irreales y
exageradas la realidad cotidiana, de manera que los personajes y el lector
pasan de lo real a lo mágico sin apenas darse cuenta. Sus autores más
destacados son García Márquez, Alejo
Carpentier y Miguel Ángel Asturias.
3.- La tradición realista renovada: Incluye a quienes
cuentas historias de la vida corriente, a las que aplican una amplia serie de
modernas técnicas narrativas, como monólogos interiores, perspectivismo,
yuxtaposiciones espacio-temporales, parodias o collages. Destacan Mario
Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Juan Carlos Onetti.
4.- La antinovela: Hay obras que investigan sobre los
mecanismos de la propia creación narrativa, prescinden de la trama
convencional, de la intriga, de las descripciones e incluso de la psicología de
los personajes, para obligar a que la imaginación del lector, no sin
dificultades, participe en la composición del relato. Son emblemáticos títulos
como: Rayuela, Tres tristes tigres y
Abaddon el Exterminador.
Pero no sería de
rigor reducir a esta clasificación la multitud de técnicas utilizadas por estos
prolíficos escritores puesto que las diversas técnicas empleadas conviven en
diferentes tipos de corrientes. Por ejemplo, el estilo indirecto libre lo
emplea un autor del realismo mágico y del realismo renovado. Veamos pues cuáles
son las técnicas más características de
la narrativa hispanoamericana:
- Los narradores manifiestan la necesidad de romper las
barreras léxicas y de renovar las formas expresivas. El lenguaje adquiere
un papel importante en todas las novelas –algunas, como Pedro Páramo de Juan Rulfo,
han sido calificadas de novelas auditivas porque la estructura narrativa
descansa sobre el lenguaje-. Los autores incorporan gran variedad de registros
lingüísticos –variedades diastráticas, como en Conversación en la
Catedral de Vargas
Llosa; diatópicas, como en Tres
tristes tigres de Cabrera Infante; o
diafásicas como en El señor Presidente de
Asturias y La ciudad y los perros de Vargas
Llosa-. Experimentan también, con los signos de puntuación, como García Márquez en El otoño del Patriarca, y con la coherencia del discurso; esto es,
respetan las normas gramaticales, como Cortázar
en Historias de cronopios y de famas,
pero el texto carece de sentido lógico-;
- Los escritores acaban con la presencia del narrador
único en la novela. Ahora,
al no aparecer la voz del narrador omnisciente como eje vertebrador del relato,
es frecuente encontrar varias voces que tienen como misión desarrollar la
peripecia narrativa. Esto permite a los autores crear una sensación de análisis
y reflexión de la realidad, como ocurre, por ejemplo, en La ciudad y los perros.
- El monólogo interior y el estilo indirecto libre son las técnicas
narrativas más usuales. Además, la forma en la que aparecen los diálogos –ya
sean directos o indirectos- y los monólogos es sorprendente porque se suprimen los marcadores formales: guiones,
verba dicendi, etc. Se alternan monólogos de distintos personajes y se llega,
incluso, a suprimir la alocución de uno de los hablantes.
- Se rompe con la ordenación del espacio y del tiempo. Los narradores evitan
las descripciones ordenadas, la cronología precisa y los comentarios
sicológicos. Son frecuentes las escenas en las que se intercalan tiempo y
espacios diversos –como hacen Rulfo y
Vargas Llosa en Pedro Páramo y Lituma
en los Andes-. La técnica del “flash-back” –retorno al pasado-, que
articula La muerte de Artemio Cruz de
Carlos Fuentes, es muy abundante.
- Los narradores vierten en sus creaciones opiniones
sobre lo que debe ser la novela. Una de las teorías más peculiares pertenece a
Julio Cortázar. Divide a los
lectores en lector-hembra y lector-cómplice. El hembra es aquel lector que
acude a la literatura para distraerse y se interesa solo por el mensaje o la
anécdota. El cómplice participa de la propia experiencia del novelista y
profundiza en el relato. Es frecuente que se
prescinda de la intriga narrativa, por lo que algunas de las creaciones han
recibido el calificativo de antinovelas (ya
citadas arriba.)
- Se utiliza la técnica del collage. Los autores
introducen en la narración materiales de distinta procedencia: periódicos,
radio, cine, canciones, etc. Con frecuencia, la aparición de estos elementos es
utilizada por el escritor para romper con la seriedad de la novela tradicional,
para parodiarla. Un ejemplo significativo es Pantaleón y las visitadoras de Vargas
Llosa, novela plagada de informes militares para parodiar la costumbre de
enviar prostitutas para los soldados destinados en la selva peruana.
- El sexo es un tema muy presente en las novelas.
Tiene una doble función. Sirve para que los personajes se comuniquen entre sí y
rompan su aislamiento, y para provocar a la sociedad burguesa. Entonces, los
personajes realizan prácticas homosexuales, la zoofilia, la sodomía. En la
mayoría de las novelas de Vargas Llosa aparece el tema del sexo. La
homosexualidad en Conversación en la
catedral, la zoofilia en La ciudad y
los perros y la sodomía en El paraíso
en la otra esquina.
- Los escritores pretenden romper con la sociedad actual
y con su sistema de valores. Es frecuente que creen espacios míticos, que
son metáforas del mundo real, en los que se mueven sus personajes, como Macondo de Gabriel García Márquez en Cien
años de soledad. En otras ocasiones, se mitifican espacios reales
conocidos, por ejemplo los burdeles en La
casa verde de Vargas Llosa, o el
hogar familiar en La casa de los
espíritus de Isabel Allende.
- El escritor narra desde el yo. Esta interiorización
con la que busca un sentido a la realidad provoca que su creación sea singular
y muy personal. A veces, el yo se puede desdoblar en varias personalidades
desde las que se efectúa el análisis de la realidad, como en el relato de Borges titulado “El otro”.
- Los narradores cuestionan la hegemonía de lo real, en mayor o menor
medida. Se entregan, entonces, a la búsqueda de otras estéticas: lo fantástico –como Borges en sus relatos-, lo mágico –como Alejo Carpentier en El
concierto barroco y en El reino de
este mundo, o García Márquez en Cien años de soledad, lo absurdo, lo
exagerado o el humor. Dentro de esta tendencia a cuestionar lo real, se
inscribe el realismo mágico, ya visto.
2.1.4.- Los
temas de la nueva novela
No resulta sencillo , en medio de tan impresionante
floración narrativa, dar cuenta de la riqueza y variedad de sus contenidos.
Mencionaremos solo aquellos temas que se repiten con mayor asiduidad:
La crisis
existencial del individuo. Estamos casi siempre ante novelas que se desarrollan en
un ámbito urbano contemporáneo, al margen de la ambientación exótica de los
relatos englobados bajo el regionalismo.
Los protagonistas a menudo se sienten solos, desconocen el sentido de su vida,
tienen dificultades para comunicarse con los demás e incluso deciden inventarse
existencias complementarias y antagónicas. Encontramos ejemplos excelentes en El túnel de Sábato, La vida breve de Onetti, Conversación en la catedral de Vargas Llosa, o muchos de los cuentos de Borges y Cortázar.
El
dictador. La
primera irrupción narrativa de esta trágica figura de la historia
iberoamericana se produjo de la mano de Valle-Inclán,
en Tirano Banderas. Con posterioridad
ha sido novelada por casi todos los escritores hispanoamericanos, acentuando
los distintos rasgos que concurren en el ejercicio del poder absoluto: el
terror de las víctimas indefensas, la soledad y vejez del tirano, la corrupción
generalizada por su régimen, las conspiraciones que se producen en su entorno.
Es lo que aparece en obras como El señor
Presidente de Asturias, El recurso del método de Carpentier, El otoño del patriarca y El general en su laberinto de García Márquez, Conversación en la catedral y La fiesta del Chivo de Vargas Llosa, Yo, El Supremo de Roa
Bastos (argentino), etc.
La historia
de iberoamérica. La
historia del continente americano ha sido pódiga en acontecimientos de
sugerentes posibilidades narrativas: civilizaciones pre-hispánicas muy
desarrolladas, conquista y colonizaciones, las relaciones con España, guerras de
independencia, tiranías y revoluciones en los distintos países, la interesada
proximidad del gigante norteamericano… De esta manera –con planteamientos
narrativos novedosos- han surgido numerosísimas novelas históricas de calidad
excepcional: El siglo de las luces de
Alejo Carpentier, La guerra del fin del mundo de Vargas Llosa, La región más
transparente de Carlos Fuentes, etc. Cien
años de soledad puede
interpretarse como una síntesis de la historia americana.
2.2.-
GARCÍA MÁRQUEZ EN SU CRÓNICA (De 1955
a 1981)
En 1981 cuatro
editoriales (Oveja Negra, de Colombia; Bruguera, de España; Diana, de México y
Sudamérica, de Argentina) hicieron un lanzamiento internacional de la que era
la sexta novela del escritor más
leído en lengua castellana del momento, Gabriel García Márquez. La tirada, de
más de un millón de ejemplares, se agota pronto. En diversas revistas el
escritor confesaría su preferencia por aquella obra: Crónica de una muerte anunciada.
Novelas:
La narrativa de García Márquez había cumplido su ciclo inicial con La hojarasca (1955) El coronel no tiene quien le escriba (1961) y La mala hora (1961). Tres aportaciones a la narrativa de la violencia colombiana, literatura premeditada que presenta una visión estática y
excluyente de la realidad, pero que encara la violencia en sus raíces, su
atmósfera, sus consecuencias no a modo de un catálogo de sucesos y
protagonistas. También había salido del “terremoto
literario” –en expresión de Vargas Llosa- que fue Cien años de soledad (1967), la
culminación del realismo mágico, la narración intrincada. Por último, había
llegado también, tras ocho años El otoño
del patriarca (1975), novela del poder personal o del mester de tiranía (de dictador), modalidad narrativa
verdaderamente sobreabundante en Hispanoamérica, al igual que los violentos
modelos reales que la inspiran. García Márquez había entrado por la senda de
Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier, Augusto Roa Bastos y tantos otros que recrearon figuras de tiranos
políticos.
Entre 1975 y 1981 se
registra una gran actividad periodística
de García Márquez, buena parte de ella tuvo como plataforma el madrileño diario
EL PAÍS. García Márquez pudo, de
nuevo, manifestar su pensamiento político, su inquietud y su crítica frente a
situaciones de imperialismo, explotación económica, regímenes dictatoriales,
miserias de los países del Tercer Mundo, conflictos bélicos, etc. Fueron años
de estrecha relación con políticos como Omar Torrijos, Fidel Castro, François
Mitterrand y Felipe González. Estos precedentes, más el significativo
encabezamiento del título de su novela como “Crónica”, hicieron que
la crítica coincidiese, de nuevo, en que Crónica de una muerte anunciada era
un nuevo caso de simbiosis prensa-narrativa, de acercamiento del periodista al
novelista que García Márquez representaba. Después El amor en los tiempos del cólera (1985), El general en su laberinto (1989) y más reciente Noticia de un secuestro (1996).
Cuentos:
El cuento es un género que cultivaron con mucho éxito Cortázar y Borges, también otros escritores latinoamericanos. De García
Márquez destacamos: Los funerales de Mamá
Grande (1962), La increíble historia
de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada(1972), Ojos de perro azul (1972) y
Doce cuentos peregrinos (1992); también es relevante un espléndido Relato: Relato de un náufrago (1970), basado un hecho real como Crónica.
II CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA
A) En la Crónica de una muerte anunciada (1981)
asistimos a la novelización de un suceso que en su momento –en 1951- reflejó la
prensa colombiana. Se trata de una crónica novelada en la que el narrador, protagonista, testigo y
cronista de los acontecimientos, despliega una panorámica indagatoria de
recreación y reconstrucción de lo acontecido al cabo ya de varios años (en la
ficción han transcurrido 27 años del asesinato de SN). Y lo hace con abundante
acopio de testimonios, con la activación de su memoria personal de lo acaecido:
un caso de ruptura del código del honor llevado al terreno de lo conyugal. Un
intenso eco de las comedias de honra –Lope, Calderón y tantos otros- de nuestro
Siglo de Oro, pero también de tragedias lorquianas como Bodas de sangre, se aprecia en la naturaleza del tema tratado.
Un cúmulo de casualidades y
circunstancias conforman la fatalidad que lleva a la muerte a Santiago Nasar.
La obligación de seguir el código del honor familiar lleva a los hermanos
Vicario, a su pesar, a asesinar al ofensor, Santiago Nasar, y de paso, lavar la
deshonra en la que Ángela Vicario había caído. Bayardo San Román es la figura
del esposo engañado y ofendido que, al devolver a la novia por no ser virgen,
actúa de acuerdo con el mencionado código que rige a ultranza en el pueblo.
Estamos ante una novela polifónica y
multiperspectivistica en la que la disposición de la historia narrada posee
diversos planos de temporalidad, discurre de forma yuxtapuesta y reiterativa,
invierte el esquema estructural de la narración criminal o policíaca. Una
novela en la que el humor y la parodia,
los sueños premonitorios, la hiperbolización de lo real, la creación del
personaje grupo (el pueblo todo), el
“fatum” que pesa sobre la víctima y la calidad poética y musical de una
prosa que a veces tiene, sin embargo, la precisión objetiva de la escritura
periodística, son otros tantos atractivos para el lector.
B) La fuente de los hechos narrados en la Crónica
es un suceso que fue en su momento aireado por la prensa colombiana. Ocurrió
así. El día 22 de enero de 1951, en Sucre (Colombia), Miguel Reyes Palencia, al
descubrir que su esposa, Margarita Chica Salas, no era virgen, decidió
devolvérsela a su madre. En la madrugada del día siguiente Víctor Chica Salas,
hermano de la recién casada devuelta por estar deshonrada, mataba a Cayetano
Gentile Chimento como causante del agravio familiar. Fue un crimen sin misterios
ni complicaciones; un suceso común y corriente en sus circunstancias, motivos y
ejecución.
En contra de lo que
el narrador de la Crónica
supone, en su calidad de testigo directo y partícipe de los hechos, el
novelista no los presenció. Luego habría de confesar que el punto de partida de su novela es el mismo que el de la noticia de
prensa, pero el desarrollo novelado de los acontecimientos es distinto. Así
pues, elementos como la onomástica de los personajes, ingredientes de la
historia, disposición estético-narrativa de la misma y postura del narrador
alejan en buena medida el acontecer real de su tratamiento en la ficción
novelesca.
1.-
ARGUMENTO
Crónica de una muerte anunciada(1981) está inspirada
en un hecho real. Narra el asesinato de Santiago Nasar a manos de los hermanos
gemelos de una novia repudiada la misma noche de bodas, cuando su marido
descubre que no es virgen. Ella acusa a Santiago Nasar y la familia debe
matarlo para limpiar su honra, aunque no haya ninguna prueba de su culpabilidad.
A pesar de que todos conocían lo que iba a suceder y de los múltiples intentos
por evitarlo, una serie de fatales coincidencias permite que se cometa el
crimen. Veintisiete años después, un amigo del protagonista decide reconstruir
la historia a partir de sus propios recuerdos, del informe de la autopsia, del
sumario del caso y de los testimonios de varios personajes relacionados con el
suceso, con los que se entrevista personalmente.
I. Estructura de la obra
La novela es abierta, ya que su trama no queda agotada con el final,
algo que se desprende de la lectura de los siguientes pasajes:
"Durante
años no pudimos hablar de otra cosa. Nuestra conducta diaria dominada hasta
entonces por tantos hábitos lineales había empezado a girar de golpe en torno
de una misma ansiedad común" (Principio de la 5ª secuencia)
"Sin
embargo lo que más le había alarmado al final de su diligencia excesiva fue no
haber encontrado un solo indicio, ni siquiera verosímil, de que Santiago Nasar
hubiera sido en realidad el causante del agravio" (Pesquisas del juez
instructor. Secuencia V)
División externa
Se agrupa en cinco
secuencias o episodios:
1ª secuencia: desde
las 5.30 hasta las 6.30, una hora antes.
2ª secuencia: seis meses antes, desde
la llegada al pueblo de Bayardo San Román.
3ª secuencia: desde
las 3.30, dos horas antes de la muerte.
4ª secuencia: dos
horas después y la autopsia.
5ª secuencia: el
asesinato.
La novela está dividida en cinco
partes o secuencias de parecida extensión que oscilan entre 21 y 23 páginas.
Construida en "estratos" (el relato se repite desde distintos puntos
de vista), donde cada capítulo se va superponiendo al anterior para ampliarnos
la crónica de los sucesos.
En la primera secuencia se nos relata lo que
sucedió desde que se levantó a las 5,30 hasta su muerte "una hora
después" y ya desde la primera línea conocemos el desenlace de la trama.
"El
día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5,30 de la mañana
para esperar el buque en que llegaba el obispo" (primeras palabras de la
novela).
El
tiempo en que suceden estos hechos (1 hora) está relatado 27 años después, y la
técnica narrativa responde al perspectivismo, pues conocemos los hechos
a través de la opinión de diversos personajes, Plácida Linero, madre de
Santiago Nasar; Victoria Guzmán, cocinera de Santiago Nasar, la hija de ésta,
Divina Flor; Clotilde Armenta, dueña del bar-tienda...
La secuencia termina:
"
No se moleste, Luisa Santiaga - le gritó al pasar -. Ya lo mataron"
La segunda secuencia es la historia de
Bayardo San Román,
desde que llegó al pueblo (seis meses atrás, en agosto del año anterior), hasta
que devuelve a su familia a Ángela Vicario y ésta confiesa que el
"autor" de su deshonra es Santiago Nasar.
"
Ella se demoró apenas el tiempo necesario para decir el nombre. Lo buscó en las
tinieblas, 10 encontró a primera vista entre los tantos y tantos hombres
confundibles de este mundo y del otro, y lo dejó clavado en la pared con su
dardo certero, como a una mariposa sin albedrío cuya sentencia estaba escrita siempre.
-
Santiago Nasar - dijo "
La
historia de este personaje y su carácter la conocemos también desde la opinión
de varios personajes y podemos vislumbrar algo de su carácter altanero,
orgulloso, por alguna actuaciones que tiene en el pueblo desde su llegada, 6
meses atrás hasta su marcha, con una
borrachera que lo tienen que sacar en una hamaca:
"Estaba
otra vez postrado por el alcohol, pero costaba creer que lo llevaran vivo,
porque el brazo derecho le iba arrastrando por el suelo, y tan pronto como la
madre se lo ponía dentro de la hamaca se le volvía a descolgar, de modo que
dejó un rastro en la tierra desde la cornisa del precipicio hasta la plataforma
del buque. Eso fue lo último que nos quedó de él: un recuerdo de víctima." (Secuencia
IV )
A Bayardo San Román lo conocemos por
la opinión de Magdalena Oliver, la madre del narrador -Luisa Santiaga-, el
narrador, la propietaria de la pensión "para hombres solos", Ángela
Vicario y de Dionisio Iguarán -el médico-.
La tercera secuencia es de nuevo la reconstrucción de los hechos
hasta el momento del asesinato, pero esta vez el narrador realiza sus
pesquisas desde el momento que Ángela Vicario es depositada en su casa, (entre
las dos y las tres de la madrugada) y la muerte. Ahora oímos lo que cuentan los
hermanos Vicario, María Alejandrina Cervantes, Faustino Santos (carnicero del
mercado), entre otros. La tercera secuencia acaba así:
"
Mataron a Santiago Nasar "
La cuarta secuencia nos relata la
autopsia con toda clase de detalles y todos los detalles del final de la
historia de los hermanos Vicario y de Ángela Vicario y Bayardo San Román. Esta
secuencia, pues, se centra en los pormenores posteriores al asesinato.
Quinta secuencia. El asesinato. Comienza con
algunas noticias del juez instructor y el testimonio de Cristo Bedoya ( el
único que realmente intentó avisar a Santiago Nasar) para llevarnos al momento
cumbre de la novela: el asesinato.
Hay un desplazamiento cronológico de
esta escena que tendría que haber estado en el primer capítulo para llevarlo al
final y culminar así la novela con el espanto que produce esa muerte que es
casi un sacrificio ritual, sobre todo porque a pesar de las opiniones
contradictorias de los personajes, cada vez se van acumulando más pruebas de
que Santiago Nasar era inocente.
La tragedia que culmina aquí, alcanza
la magnitud de la tragedia clásica. A pesar de la multiplicidad de testimonios
divergentes y contradictorios que maneja la novela sobre cualquiera de los
datos, aún los más nimios (si llovía o no la mañana del asesinato...),
insistentemente acumula pruebas de que Santiago Nasar era inocente.
El tiempo. Rompecabezas temporal.
García Márquez demuestra su increíble
capacidad para manejar el tiempo, contribuyendo así a crear el
"clímax" con precisión maestra. No sigue una secuencia temporal
lineal, la novela es lo que se podría llamar un rompecabezas temporal, pues
este tiempo fluye de forma no lineal, circular e incluso caótica, lo cual se
consigue a través de anticipaciones, retrocesos, reiteraciones, superposiciones
y elipsis.
La historia reconstruye desde un
"presente" algo que sucedió 27 años atrás, (primer salto), de ahí que
hayan penetrado ya en ella "subjetividades deformantes". Y eso que
sucedió 27 años atrás tampoco se reconstruye de forma lineal.
1ª secuencia - 1 hora antes del
asesinato.
2ª secuencia - 6 meses atrás hasta
las tres de la madrugada del día del asesinato.
3ª secuencia - Desde las tres de la
madrugada hasta las 6,30, hora del asesinato.
4ª secuencia - Desde el asesinato
hasta 27 años después.
5ª secuencia - Los momentos anteriores
al asesinato y el momento justo (6,30).
Como se puede
apreciar el tiempo parece ordenado en torno a lo que parece que para García
Márquez es el foco de interés "el asesinato", pero ese asesinato no
tendría interés sin todas las casualidades que conducen a él y sin que el
lector sepa de antemano que la víctima es inocente.
Luego, como en toda narración que
utiliza el "salto atrás" el interés del relato se centra también en
los acontecimientos que nos conducen a ese final de tragedia.
II. Temas de la novela.
El primero de los
temas es el de la violencia que se
encuentra presente en un trasnochado código de honor que transforma esta
violencia en la única forma de respuesta a una violación de este código. Este
tipo de violencia es aceptada por todo el pueblo, y al ejercerla, los hermanos
Vicario parecen obrar con “dignidad” y “cierta grandeza”, y en la cárcel “los
reconfortaba el prestigio de haber cumplido con su ley” y, de paso, haber
“cumplido con su condición de hombres” y haber devuelto a su hermana “la
posesión de su honor”.
El propio lenguaje
está lleno de violencia, desde los insultos que pueda haber en lenguaje
coloquial, “que nadie me joda”, “hijo de la peor madre”, “un mierda”, “un
pueblo de maricas”. Hasta el repertorio de cuchillos, sangre, vísceras, gritos,
navajazos, tripas…
Otro tema que va jalonando toda la novela es sin lugar a dudas EL FATUM, el fatalismo, el destino como fatalidad. Hay una serie de manifestaciones de
esa fatalidad, una acumulación de adversas casualidades. La novela parece
querer incidir así en la idea de que el destino de Santiago Nasar está ya
predeterminado y que nada que hubiera podido evitarlo tuvo ocasión de ocurrir:
Algunas
de esas manifestaciones son:
La
parada del obispo, que hubiera detenido a los criminales, pero no para; Cristo
Bedoya no logra dar con Santiago Nasar; Yamil Shaium no lo avisa para no
crearle una alarma inútil; o el momento en que Plácida Linero cierra la puerta
a su hijo porque Divina Flor le asegura que está dentro.
Como
dice el narrador:
-
Ninguno de nosotros podía seguir viviendo sin saber cor exactitud cuál era el
sitio y la misión que le había asignado la fatalidad
O
como dice el juez del caso, las innumerables casualidades hicieron que
“se
cumpliera sin tropiezos una muerte anunciada”
La fatalidad, avanza pausada y firme,
y se constituye como centro que anima la construcción literaria y le confiere
sentido. Actúa y crece, robusta y soberana, y va invadiendo todo el pueblo. Es
tan segura y definitiva como la muerte.
El honor. Un implacable mecanismo
de venganza al que hay que acudir para restaurar el orden de la moral
colectiva; no admite vacilación ni demora para ser restaurado y es obligación
inexcusable; además, el honor legitima y sublima cualquier conducta. Por
ejemplo, tanto el cura como Carmen Amador consideran que los Vicario han
probado su hombría, recuperando su dignidad y el honor de su familia.
Este
honor se presenta desde la óptica del "macho" encargado de limpiar la
honra, la restitución del mismo será la misión de los hermanos Pedro y Pablo
Vicario. Se
insiste varias veces en que ellos quieren librarse de tan" penosa
carga".
"No
es por eso - dijo Clotilde Armenta -. Es para librar a esos pobres muchachos
del horrible compromiso que les ha caído encima"
En
su declaración al juez dirán:
"- Lo matamos a conciencia_ pero somos
inocentes.
- Tal vez ante Dios.
- Ante Dios y ante los hombres. Fue un asunto
de honor."
La religión y las creencias de los
individuos: se presenta como una mezcla de fetichismo, superstición, milagro o
milagrería, credulidad y simplismo; se incluye aquí, también, el asunto de la
figura del obispo y su visita frustrada, tratado desde un punto de vista
crítico, con matices paródicos, irónicos...
La
superstición está en las creencias profundas de muchos personajes: la madre de
Santiago Nasar interpreta sueños, aunque no advierte la desgracia. Luisa
Santiago, madre del narrador, posee el arte de la adivinación, pero tampoco
adivina la tragedia.
También podemos ver la
novela como la historia secreta de un
terrible amor. ”La caza de amor de altanería” Así se
inicia la novela.
Sería así un duelo amoroso entre seres altaneros, Bayardo San
Román, un ser altivo y arrollador y Ángela Vicario, que si al principio se
presenta como un personaje gris, descubrimos más tarde en ella un carácter
orgulloso (desdeña los consejos de sus amigas para engañar al marido) y en la
4ª secuencia su tesón sobrehumano le ayudará a recuperar a su marido.
Y por último la muerte, presidiendo toda la novela, desde el titulo
hasta la última página y que alcanza su punto culminante en la secuencia V con
la descripción detallada de los últimos momentos de Santiago Nasar (y antes la
descripción de la autopsia repulsiva, los olores descompuestos...)
III. Personajes
A
los personajes los conocemos de varias maneras: por lo que el narrador nos dice
de ellos, por lo que otros personajes nos cuentan y por lo que ellos mismos
hacen.
Debido
a que la obra está creada como una crónica, hay una gran cantidad de
personajes, para así poder tener distintos puntos de vista sobre lo sucedido.
En esta construcción se unen el García Márquez periodista y el novelista. La
caracterización de personajes se lleva a cabo mediante la combinación de las
técnicas perspectivista (son muchos los personajes que nos dan información de
otros personajes), psicologista (porque son descritos por el narrador) y
behavorista (porque se nos dan a conocer ellos solos por medio de sus propios
comportamientos).
Por
otro lado podemos agrupar a los personajes en tres niveles.
En
el caso de los personajes centrales
(Santiago Nasar, Bayardo San Román y la familia Vicario), se despliega un
abanico de puntos de vista que tiende a la valoración contrastada en un enfoque
multiperspectivista. Así se presentan estos personajes:
Santiago
Nasar, el turco, se nos presenta como un machista que ha heredado de su padre
el gusto por la mujer ajena guardando respeto a su novia.
Ángela
Vicario es figura clave en el conflicto que provoca la muerte de Santiago.
Tiene una fortaleza de carácter tal que le impide plegarse a su madre. García
Márquez la hace evolucionar, de modo que pasa de no sentir amor por San Román
hasta sentir encendida pasión por el marido burlado.
Bayardo
San Román. A la prepotencia primera le sigue el fracaso, al verse engañado por
Ángela y se viene abajo y huye. Pero, al igual Ángela, guarda en su interior
esa pasión que le hará volver con un “aquí estoy” y todas las cartas de amor
sin abrir
Los
hermanos Vicario de mueven entre el deber de vengar el honor ultrajado, y el
deseo de no matar a Santiago Nasar, por lo que dan mucha publicidad a lo que
van a hacer.
Un
segundo nivel de personajes es el de los
testigos, que ayudan a conseguir información. Quedan caracterizados por una
suerte de mezquindad y pasividad, pues todos se autoexculpan y se declaran
impotentes para haber evitado el crimen, y hasta parecen mostrar un secreto
deseo de que se produjera la muerte.
Y
por último el pueblo, una comunidad
entera a la que escuchamos a través de las múltiples declaraciones, que nos va
dando su versión de los hechos, a veces producto de su propia interpretación y
con mezcla de elementos sobrenaturales (realismo mágico). Una comunidad que
parece ostentar un aire de insolidaridad, y cuyos miembros
“pudieron hacer algo por impedir el crimen y
no lo hicieron”
IV. Técnica narrativa
La perspectiva del
narrador
El
relato de Crónica se estructura desde un
continuo entrecruzamiento de los puntos de vista del narrador, ya como
narrador, ya como personaje secundario, ya como informador –cronista de los
testigos, de los protagonistas, de las fuentes escritas- lo que otorga a
Crónica la clara condición de novela perspectivística (multiperspectivismo.)
El narrador-cronista despliega un
puzzle, una estructuración a partir de avances
y retrocesos, de recurrencias y superposiciones provocados por la necesidad
del narrador de enlazar su propia memoria con la ajena y de cotejar esta a
través de testigos que aporten puntos de vista divergentes, y por tanto
complementarios. Una estructura compleja en la que es perceptible que cada parte gira sobre un eje (un
personaje o un suceso), luego se complementa con datos circunstanciales y
dispersos.
El
narrador en la reconstrucción de los hechos juega con diversos planos temporales
y despliega un panorama amplio de puntos de vista: alterna su voz con breves
entradas de las de la de los personajes entrevistados. A pesar de que no se
sigue un orden cronológico en la narración, aparecen numerosas referencias
temporales, algunas muy precisas (en consonancia con su carácter de crónica.)
En el relato, se entremezclan varios planos:
- La narración de los hechos, reconstruida veintisiete años después con comentarios personales del narrador. Este utiliza lo que sabe o recuerda de la historia, sin intervención de ninguna otra fuente, se distancia de ella a través de la tercera persona narrativa y adopta un enfoque omnisciente: “El día que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5,30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba…” Su doble condición de personaje y narrador le lleva al empleo de la forma autobiográfica subjetiva. Narra en 1ª persona: “Cuando volví a este pueblo olvidado tratando de recomponer con tantas astillas dispersas el espejo roto de la memoria…” Las entrevistas y visitas a testigos le sirven para completar sus recuerdos: “en el curso de las indagaciones para esta crónica recobré numerosas vivencias marginales… pues de los hechos como la fiesta que siguió a la boda yo conservaba un recuerdo muy confuso… antes de que hubiera decidido rescatarla a pedazos de la memoria ajena…” Su condición de testigo del suceso se manifiesta en otras ocasiones en un discurso que combina el yo plural con el distanciamiento de la tercera persona narrativa: “Bayardo San Román se había hecho muy amigo nuestro, amigo de tragos, como se decía entonces, y parecía muy a gusto en nuestra mesa. Ángela Vicario, sin el velo y la corona y con el vestido de raso ensopado de sudor, había asumido de pronto su cara de mujer casada…”
- Los testimonios del suceso que cita el narrador y que se dieron inmediatamente después del asesinato. Se limita a ser lector-transmisor del texto de un documento (informe judicial, autopsia…) Eran de catadura espesa pero de buena índole, decía el sumario (se refiere a los Vicario) El informe dice: Parecía un estigma del Crucificado.
- La reproducción en estilo directo de los comentarios de los personajes en el momento en que los hechos están sucediendo. El narrador se mantiene en una posición objetiva, manifestando solo su presencia en acotaciones que van ordenando el fluir dialogado: “Digamos cinco mil pesos. Dijo. Juega limpio, le replicó el viudo con la dignidad alerta. - Esa casa no vale tanto. –Diez mil, dijo Bayardo San Román.”
- Las intervenciones en estilo directo de los personajes, que reproducen las conversaciones que el narrador ha mantenido con ellos antes de redactar la crónica. “Me hice bolas –me explicó Celeste Dangond- pues pronto me parecía que podían matarlo.
En
suma, el autor en un alarde de técnica
narrativa y de pulso por mantener en vilo a los lectores que conocen el
desenlace desde el inicio del relato, consigue rehacer segundo a segundo las
últimas oradse la vida de su personaje.
El
yo investigador se encarga de consultar y contrastar todas las fuentes de
información posibles. Para ello, la narración se nos presenta escrita desde varios puntos de vista:
PUNTOS
DE VISTA
- Narrador omnisciente A. Es el relato en tercera persona. En ocasiones esta tercera persona se presenta como narrador testigo: “Empezaban a desayunar cuando vieron… entrañas.”
- Narrador omnisciente B. Es el relato que realiza algún personaje aludido como si se tratara de otra historia dentro de la referida en el diálogo directo: “Argénida Lañado… contó que…”
- Narrador omnisciente C. Es el relato directo que se incluye dentro de la historia contada por el narrador omnisciente B: “-le gritó- dijo.
- Narrador autobiográfico A. Es la relación que presenta el investigador, acompañada del inciso –me dijo-, para presentar en un diálogo directo los recuerdos de algunos de sus entrevistados.
- Narrador autobiográfico B. Es la relación que hace un entrevistado del narrador autobiográfico A: “me dijo mi tía Wene.”
Tiempo
y espacio:
El espacio narrativo fundamental se
concentra en un pueblo de Colombia que puede ser Sucre –lugar en el que
tuvieron lugar los hechos reales en los que se inspira el autor-, aunque nunca
se cita el nombre en la obra. También en Manaure (lugar al que se retiran
Ángela y su madre tras la deshonra) y en menor medida en el penal de Riohacha
(lugar de reclusión de los hermanos Vicario tras el asesinato de Santiago
Nasar.)
El
tratamiento del tiempo tiene en la novela importancia tan decisiva como el
punto de vista. Es de gran complejidad, pero conviene no olvidar que se trata
de un aspecto técnico que si en el análisis de fragmentos concretos debe ser
puntualizado, no así en una visión panorámica de la obra, en la que son suficientes algunas especificaciones más
generales; es decir, la duración temporal del relato, por un lado, y el
ordenamiento temporal de la misma en el discurso, por otro.
Para
la temporalización de la obra hay
que tener presentes los viajes realizados por el escritor a los lugares de los
hechos (Sucre y Manaure) y los casi treinta años que mediaron entre que estos
ocurrieron y la redacción de la novela. Especificaciones de tal índole pueden
constatarse en pasajes de carácter metanarrativo
como:
-
“Cuando volví a este pueblo olvidado tratando de recomponer con tantas astillas
dispersas…”
- “En
el curso de las indagaciones para esta crónica recobré numerosas vivencias…”
-
“Mucho después, en una época incierta… me llegué por casualidad hasta aquel
moridero de indios…”
-
Evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato...”
En
lo que atañe a la duración temporal -la
dimensión del tiempo interno o de la historia- si consideramos esta cerrada
con la muerte de Nasar, de tiempo abreviado, de condensación temporal que
abarca desde la mañana del domingo de la
boda hasta el alba del lunes en que los Vicario matan a Nasar. Además de
esta comprensión temporal, cabe señalar que la fijación cronológica de los
hechos es minuciosa, se detallan los minutos: “El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30…”
“Santiago Nasar entró en su casa a las 4,20…” “Faustino Santos, un carnicero
amigo, los vio entrar a las 3.20…” “Cristo Bedoya miró el reloj: eran las
6.56.” “En la mesa de noche el reloj de pulsera de Santiago Nasar marcaba las 6.58” “las muchas personas
que encontró desde que salió de su casa a las 6.05 hasta que fue destazado como
un cerdo una hora después…”
Pero
la historia tiene flecos que amplían las 24 horas iniciales: la autopsia
realizada en la tarde del lunes, el sumario judicial se comienza a redactar 12
días después, Bayardo y Ángela se encuentran 23 años después, Plácido Linero
evoca a su hijo 27 años después.
El ordenamiento temporal destaca por la
alinealidad, el flujo irregular del tiempo del discurso, en círculos,
anticipando o retrocediendo con el empleo de analepsis o prolepsis constantes,
a veces presentando sucesos simultáneamente.
Hay
también amplios vacíos, síncopas temporales dilatadas. Toda la cuarta parte es
una prolepsis de la quinta. En las dos primeras páginas se ofrece ya el resumen
de lo que en zonas posteriores del discurso, va a ser pormenorizado y
reiterado.
No
obstante el tempo de la narración, el
ritmo narrativo se caracteriza –en general- por su agilidad, viveza y
dinamismo.
Caracterización
técnica de los personajes:
Estamos
ante un empleo generalizado de heterocaracterización[2]: responde a la técnica
de la visión indirecta a través de
una voz interpuesta (la del narrador o la de otros personajes.)
En
cuanto a la onomástica, parte de los personajes responden con precisión a la de
familiares reales de García Márquez
(sus hermanos margota y Luis Enrique, su madre Luisa Santiago, su esposa
Mercedes Barcha, su amigo Cristóbal Bedoya, a quien de estudiante llamaban
Cristo…) En otros casos, la mayoría, está alterada y los textos del Nuevo
Testamento parecen haber sido fuente a la que el escritor ha acudido (Lázaro,
Poncio, Pedro, Pablo, Santiago.)
El
narrador nos presenta a cada uno de los personajes centrales: Santiago Nasar, Bayardo San Román, la
familia Vicario como ejes, cada
uno, de una parte de la estructura del relato, en la que nos proporciona
información acerca de de la posición social, entorno familiar, descripción
física, acciones. A la vez, despliega un abanico de puntos de vista que tiende
a la relativización, a la valoración contrastada en un enfoque
multiperspectivo. Nos sirve de ejemplo Santiago
Nasar:
“Fue el
hombre de mi vida” (Plácido Linero)
“No ha
vuelto a nacer un hombre como ese” (Divina Flor)
“Era
idéntico a su padre (…) Un mierda” (Victoria Guzmán)
“Imagínate:
bello, formal, y con fortuna propia a los 21 años” (Margot)
“Era
alegre y pacífico, y de corazón fácil” (el narrador)
En
lo relativo a los personajes, aunque son numerosos los que se citan con nombre
y apellidos, se pude hablar de una multitud: personaje colectivo corresponsble del asesinato de SN, que son
testigos de los acontecimientos. Y unos personajes principales (ya vistos.) En
este punto se pueden resumir las características de ellos. No hay que olvidar
al narrador que es íntimo amigo de Nasar, de Cristóbal Bedoya y de los hermanos
Vicario; además conoce personalmente a Bayardo San Román. Tras investigar los
sucesos, después de 27 años, termina el relato con las mismas dudas con las que
había concluido el informe policial.
El abultado número de personajes, exigido
para realizar un cotejo convincente de puntos de vista sobre los hechos
contrasta con las siluetas de sus criaturas. Lo que sabemos es, a veces, lo que
hacen, en otros casos, lo que el narrador les deja decir.
V. Estilo
En cuanto al registro lingüístico podemos encontrar a lo largo de la novela todo
tipo de registros, ya que sirven para caracterizar a los personajes, aunque
domina en general un tipo de lenguaje coloquial que, lógicamente aparece en
boca de algunos personajes, reflejando así realismo y espontaneidad,
"Era
idéntico a su padre, le replicó Victoria Guzmán. Un mierda."
Pero al lado se utiliza también el
registro culto, empleado sobre todo por el narrador cuyas intervenciones
participan en numerosas ocasiones de las características del lenguaje
literario.
“Ella se
demoró apenas el tiempo necesario para decir el nombre. Lo buscó en las
tinieblas, lo encontró a primera vista entre los tantos y tantos nombres
confundibles de este mundo y del otro, y lo dejó clavado en la pared con su
dardo certero, como a una mariposa sin albedrío cuya sentencia estaba escrita
desde siempre.” (Final
de la segunda secuencia)
Aunque hay también personajes que
utilizan este estilo
"Tenia
el vestido de lino blanco lavado con agua sola, porque era de piel tan delicada
que no soportaba el ruido del almidón"
(Plácida Linero)
A esto hay que añadir el vocabulario
propio del español de América, que es frecuente a lo largo de la obra:
En
las descripciones es donde más se
nota la intervención del autor-narrador. En general son muy detalladas, algunas
hasta lo macabro (véase la de la autopsia en la secuencia cuarta) y es también
donde mejor se nota la ironía del autor. A veces están salpicadas de hechos
insólitos, como por ejemplo, la medalla que aparece en la autopsia de Santiago
Nasar y que éste se había tragado a la edad de cuatro años.
Por lo que respecta a
los diálogos son abundantes ya que
se trata de una novela-crónica donde se va recopilando información sobre un
hecho que ocurrió en el pasado y el método es ir preguntando a los diversos
personajes que lo presenciaron. Utiliza dos métodos: el estilo indirecto,
mediante nexos verbales del tipo “me dijo”, “respondió”... y el estilo directo.
Los recursos
literarios utilizados son abundantes. Hipérboles, muchas y salpicadas a lo
largo de todo el relato
"La
pistola se disparó, y la bala desbarató el armario del cuarto, atravesó la
pared de la sala, pasó con estruendo de guerra por el comedor de la casa vecina
y convirtió en polvo de yeso a un santo de tamaño natural en el altar mayor de
la iglesia, al otro extremo de la plaza" (sec.1ª ).
"Estuve
despierto once meses" (sec.4ª Pedro Vicario)
Bayardo San Román vuelve con
"casi
dos mil cartas sin abrir"
La ironía también está presente a lo
largo de toda la novela y sobre todo en descripciones y comentarios del
narrador. Pero a veces los propios personajes hacen comentarios que podríamos
considerar irónicos
"tenia
que ser cura para ser tan bruto"
(el doctor Dionisio Iguarán, secuencia.4ª ).
La ironía se transforma en "humor
negro" en momentos como el de la
autopsia.
La aparición de lo real maravilloso
o realismo mágico representado sobre todo por las múltiples
declaraciones de la gente del pueblo que terminan por ver en acciones simples,
algo sobrenatural, como los sueños mal interpretados por la madre de Santiago
Nasar - las vísceras de conejo de la cocinera - el estruendo de los gallos que
cantan a la vez.
Hasta el propio juez instructor acaba
contagiándose y escribiendo extrañas notas en letra roja en las márgenes del
sumario.
Aunque hay que tener en cuenta que en
esta obra no aparece apenas el realismo mágico, pues como sabemos será Cien años de soledad la obra más
representativa.
VI Recursos literarios
RECURSOS
LITERARIOS
García
Márquez es
un escritor deslumbrante por un doble motivo: su asombrosa imaginación y su
poder de fabulación. Todo ello se concreta en una prosa, en un lenguaje
narrativo que el escritor trabaja, pule con mimo y esfuerzo según confesión
propia.
En el estudio de la prosa
del autor la crítica ha establecido una serie de diferenciaciones de acuerdo
con la trayectoria narrativa del escritor. Simplificando mucho, podemos
establecer una primera línea de obras en las que el despliegue verbal da lugar
a un lenguaje narrativo lleno de ramificaciones, arborescente, exuberante. Ello
se hace presente de manera muy especial cuando el escritor se adentra en lo
fantástico, en el “realismo mágico”.
Pero hay otra segunda línea expresiva, más inclinada a una visión realista;
visión que se concreta en un tipo de narración más directa y ajustada, más
sintética y precisa. A este segundo tipo corresponde la Crónica.
Este carácter
realista precisa matizaciones. La primera es la presencia de un trabajo
expresivo que implica una alta frecuencia de recursos retóricos y que a veces
pasan sin ser advertidos. Por otro lado hay una bipolarización de niveles y
registros de lengua que van del registro coloquial colombiano (la oral popular)
al nivel de la lengua escrita de signo literario-poético. Está también la
alternancia de lo serio y lo festivo, de precisión verbal de la crónica narrada
y los pasajes de corte fantástico. Además se observa un estilo impregnado de
humor, erotismo, emoción, ironía y tensión dramática.
A continuación vemos una enumeración de
los principales recursos de lengua y estilo que más se utilizan en la novela:
1.- Elementos coloquiales.
Mango, pita, yuca. Por el amor de Dios. Déjenlo para después…
2.- Símiles.
Santiago Nasar fue destazado como un cerdo.
3.- Metaforización.
Cintura angosta de novillero. La cruz de la nariz. El
espejo roto de la memoria.
4.- Personificaciones, animalizaciones, cosificaciones.
El cuchicheo de la lumbre. Las niñas atraviesan la plaza
trotando de desorden. Un trazo feliz de la misma tinta.
5. Hiperbolizaciones.
Nasar era de piel tan delicada que no soportaba el ruido
del almidón.
6.- Dinamismo hiperbolizado.
La bala de la pistola de Ibrahim Nasar desbarató el
armario del cuarto, atravesó la pared de la sala, pasó con un estruendo de
guerra por el comedor de la casa vecina y convirtió en polvo de yeso a un santo
de tamaño natural en el altar mayor de la iglesia, al otro extremo de la plaza.
7.- El símbolo. El oxímoron. El desplazamiento calificativo.
La lluvia como símbolo fúnebre.
El talante rechoncho del coronel (desplazamiento
calificativo)
Rencor feliz (oxímoron)
8.- Fraseología enumerativa.
Plácida Linero despertaría a las siete, se tomaría el
café y bajaría a dar las instrucciones para el almuerzo.
9.- El polisíndeton.
Santiago Nasar había cumplido 21 años la última semana de
enero, y era esbelto y pálido, y tenía los párpados árabes y los cabellos
rizados de su padre.
10.- Las referencias eróticas.
Santiago Nasar es un gavilán pollero. Bayardo San Román
está para embadurnarlo de mantequilla y comérselo vivo.
11. Detallismo insólito.
Plácida Linero es experta en interpretar sueños, pero hay
que contárselos en ayunas. Pablo Vicario era seis minutos mayor que su hermano.
12.- Inmersión en lo fantástico.
Plácida Linero asegura que los sueños con árboles son de
buena salud.
VII. Anexo
Personajes más importantes de la novela
- Santiago Nasar: Hombre de 21 años que abandona los estudios de secundaria tras fallecer su padre para dirigir "El Divino Rostro", una hacienda que su padre le dejó en herencia. Es un personaje soñador, alegre y que no se mete en lios, que es asesinado por los hermanos Vicario tras ser señalado por la hermana de estos como el que la desfloró.
- Ángela Vicario - Mujer de Bayardo San Román, quien fue devuelta en su noche de bodas al no llegar virgen al matrimonio por supuesta culpa de Santiago Nasar.
- Ibrahim Nasar - Árabe difunto padre de Santiago Nasar. Se hace notar que él hablaba en árabe con su hijo y él así le contestaba y lo remarca como un hecho extraño ya que no era normal a partir de la tercera generación (a la que pertenece Santiago).
- Victoria Guzmán - Cocinera de la familia de Santiago Nasar. Antes de ser la cocinera, fue amante de Ibrahim Nasar
- Divina Flor - Hija de Victoria Guzmán. Sabe que tarde o temprano será la amante —lo quiera o no— de Santiago Nasar.
- Plácida Linero - La Madre de Santiago Nasar. Su hijo es asesinado en la puerta principal de su propia casa, tras que su madre la cerrara pensando que éste se encontraba en su interior.
- Luisa Santiaga - Madre del narrador, y por tanto de Margot, Luis Enrique y Jaime; madrina de bautismo de Santiago Nasar, en honor a quien éste fue nombrado.
- Pedro Vicario - Hermano de Ángela Vicario, gemelo de Pablo Vicario. Toma la iniciativa de matarlo, aunque no estén muy convencidos.
- Pablo Vicario - Hermano de Ángela Vicario, gemelo de Pedro Vicario.
- Margot - Hermana del narrador.
- Jaime - Hermano menor del narrador.
- Luis Enrique - Hermano del narrador.
- Padre Carmen Amador - Párroco del pueblo y ex-estudiante de medicina. Le hace una autopsia muy poco acurada al muerto.
- Cristóbal "Cristo" Bedoya - Amigo de Santiago Nasar. Intentó, sin éxito, evitar su muerte.
- Lázaro Aponte - Coronel retirado y alcalde del pueblo. Es la única persona del pueblo que se atreve a hacer algo contra el asesinato al cogerles los cuchillos a los asesinos aunque ellos vayan por otros.
- Flora Miguel - Novia de Santiago Nasar.
- Bayardo San Román - Forastero que se casó con Ángela Vicario.
- Magdalena Oliver - Vecina del pueblo.
- Poncio Vicario - Padre de Ángela Vicario.
- Purísima del Carmen o Pura Vicario- Madre de los gemelos (Pablo y Pedro) y de Ángela Vicario.
- Mercedes Barcha - Futura esposa del narrador.
- María Alejandrina Cervantes - Dueña de una casa de lenocinio del pueblo. Santiago Nasar estuvo enamorado de ella en la adolescencia.
- Clotilde Armenta - Dueña de la tienda de leche de la plaza.
Otros personajes
- Rogelio de la flor - Marido de Clotilde Armenta.
- General Petronio San Román - Padre de Bayardo San Román. Aparece también en Cien años de Soledad como el asesino de Aureliano Buendía.
- Alberta Simonds - Madre de Bayardo San Román.
- Faustino Santos - Carnicero del pueblo. Ve a los gemelos Vicario afilar sus cuchillos aunque no hace nada ya que cree que están borrachos.
- Leonardo Pornoy - Agente de policía.
- Doctor Dionisio Iguarán - Doctor del pueblo, primo hermano de Luisa Santiaga.
- Hortensia Baute - Vecina de pueblo.
- Prudencia Cotes - Novia de Pablo Vicario
- Suseme Abdala - Matriarca de la comunidad de árabes asentados en el pueblo.
- La monja - Hermana del narrador.
- Próspera Arango.
- Meme Loaiza.
- Aura Villeros - Comadrona del pueblo.
- Polo Carrillo - Dueño de la planta eléctrica.
- Fausta López - Mujer de Polo Carrillo.
- Indalecio Pardo - Amigo de la familia de Santiago Nasar.
- Escolástica Cisneros.
- Sara Noriega - Dueña de la tienda de zapatos.
- Celeste Dangond - Vecino del pueblo.
- Yamil Shaium - Árabe antiguo socio de Ibrahim Nasar y buen amigo de la familia.
- Viudo de Xius - Viudo de Yolanda de Xius, y dueño original de la casa más bella del pueblo que es comprada por Bayardo San Román.
- Wenefrida Márquez - Tía del narrador, vive en frente de Santiago Nasar.
- Nahir Miguel - Padre de Flora Miguel, novia de Santiago Nasar.
- Poncho Lanao - Vecino de Santiago Nasar, vive en la casa contigua a de éste.
- Argénida Lanao - Hija de Poncho Lanao.
- Juez Instructor - Solo aparece al final de la obra
Vocabulario
Muladar 21-Lugar o sitio donde se
echa el estiércol o la basura de las casas.
Huacal (=Guacal) 23 Especie de cesta o jaula formada de varillas
de madera, que se utiliza para el transporte de loza, cristal, frutas, etc.
Papiamento, ta. 42 Se
dice del idioma o lengua criolla de Curazao, en el Caribe.
Pescante 43 Delantera del vehículo automóvil desde donde
lo dirige el mecánico o conductor.
Cumbiamba (=cumbia). 54 Danza popular de
Colombia y Panamá, una de cuyas figuras se caracteriza por llevar los danzantes
una vela encendida en la mano.
Panóptico
60 Dicho
de un edificio: Construido de modo que toda su parte interior se pueda ver
desde un solo punto.
Blenorragia 71 Flujo
mucoso ocasionado por la inflamación de una membrana, principalmente de la
uretra. Se usa casi exclusivamente refiriéndose a la uretritis gonocócica.
Gordolobo 75 Planta cuyas semillas sirven para envenenar
el agua.
Tambo 79 Tienda
rural pequeña
Boyardo 80 Señor ilustre
Fatuo 85 Falto
de razón o de entendimiento
Bozo 87 Parte exterior de la boca.
Ronzar 91 Comer
algo quebradizo partiéndolo ruidosamente con los dientes.
A la topa
tolondra 91 Sin reflexión o reparo.
Desgaire 91 Desaliño,
desaire en el manejo del cuerpo y en las acciones
Desgarriate 91 sin orden
Colerina 93 Diarrea
que anuncia en muchos casos la próxima aparición del cólera epidémico
Antiparras 103 Gafas
Esquela 107 Carta
breve que antes solía cerrarse en forma casi triangular.
[1] Se
trata de un modo de narrar en el que lo prodigioso forma parte inseparable de
la realidad. Los países hispanoamericanos pertenecen a una sociedad rural y
pre-industrial en la que está muy presente el componente mítico del pensamiento
humano. Por ello, los fenómenos naturales, industriales y sociales se explican
a través de símbolos y de mitos, que son los que otorgan a la narración el
carácter mágico.
[2] Recordemos La casa de Bernarda Alba. Lorca hace una
autocarecterización: Los personajes
se caracterizan a sí mismos o por alusiones de unas mujeres a otras. Luego
ambos autores utilizan técnicas opuestas.
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