Desde la sacristía, mosén
Millán recordaba la horrible confusión de aquellos días, y se sentía atribulado
y confuso. Disparos por la noche, sangre, malas pasiones, habladurías,
procacidades de aquella gente forastera, que, sin embargo, parecía educada. Y don
Valeriano se lamentaba de lo que sucedía y al mismo tiempo empujaba a los
señoritos de la ciudad a matar más gente. Pensaba el cura en Paco. Su padre
estaba en aquellos días en casa. Cástulo Pérez lo había garantizado diciendo
que era trigo limpio. Los otros ricos no se atrevían a hacer nada contra
él esperando echarle mano al hijo.
Nadie
más que el padre de Paco sabía dónde su hijo estaba. Mosén Millán fue a su
casa.
-Lo
que está sucediendo en el pueblo -dijo- es horrible y no tiene nombre.
El
padre de Paco lo escuchaba sin responder, un poco pálido. El cura siguió
hablando. Vio ir y venir a la joven esposa como una sombra, sin reír ni llorar.
Nadie lloraba y nadie reía en el pueblo. Mosén Millán pensaba que sin risa y
sin llanto la vida podía ser horrible como una pesadilla.
Por uno de esos movimientos en los que la
amistad tiene a veces necesidad de mostrarse meritoria, mosén Millán dio la
impresión de que sabía dónde estaba escondido Paco. Dando a entender que lo
sabía, el padre y la esposa tenían que agradecerle su silencio. No dijo el cura
concretamente que lo supiera, pero lo dejó entender. La ironía de la vida quiso
que el padre de Paco cayera en aquella trampa. Miró al cura pensando
precisamente lo que mosén Millán quería que pensara: «Si lo sabe, y no ha ido
con el soplo, es un hombre honrado y enterizo». Esta reflexión le hizo sentirse
mejor.
Réquiem por un campesino español. R. J. Sender
1. Resumen del texto
Mosén Millán recuerda las
matanzas indiscriminadas que unos forasteros aparentemente educados llevaron a
término en el pueblo, los cuales obligaron a que Paco tuviera que esconderse
para salvar su vida. Los ricos del pueblo, enemigos de Paco, lo buscaban
desesperadamente y Mosén Millán fue a casa del padre de Paco para descubrir su paradero. En un momento de la
conversación, el sacerdote dio a entender que sabía dónde se encontraba Paco, y
el padre, confiando en la integridad del sacerdote, reveló el lugar donde se
encontraba su hijo.
2.
Comentario
crítico
El
tema
es la traición de mosén Millán al descubrir arteramente el escondite de Paco y su sentimiento de angustia y confusión por los asesinatos en el pueblo.
Se relaciona con uno de
los temas de la obra: Los asesinatos y los horrores de la guerra civil española
y el papel de la Iglesia de aceptación del orden social establecido, su inercia
ante urgentes problemas.
En
cuanto a la organización interna del contenido, el
texto se puede dividir en dos partes:
La primera parte (líneas
1-7): describe el ambiente de represión y miedo que se vive en el pueblo y que
obliga a esconderse a Paco para proteger su vida. Esta primera parte está
descrita desde el punto de vista del sacerdote, como un flash back, puesto que
se evocan sus recuerdos.
La segunda parte (líneas
8-20): narra la visita que realiza el cura a casa del padre de Paco, la
percepción de tristeza que experimenta al observar a los familiares de Paco y
cómo sonsaca el escondite del joven. Esta segunda parte está narrada desde el
punto de vista de un narrador omnisciente, puesto que conoce los pensamientos
de los personajes (líneas 18-19).
Por lo que
respecta a la actitud del autor existe
una clara crítica al papel que desempeña Mosén Millán como ser humano, en su
acto de deslealtad hacia Paco, y como representante de la Iglesia, que se
asocia con los sectores privilegiados de la sociedad. El
tono general del texto, en correspondencia con el ambiente que se retrata,
revela una actitud inconformista y sombría, sin lugar para la esperanza. La intencionalidad, por tanto, es denunciar el papel de la Iglesia y hacer
reflexionar a los lectores sobre las circunstancias que condujeron a la guerra
civil.
Como novela social que es, en Réquiem… se
plantean situaciones de miseria –moral, física y económica- que el autor
intenta delatar para que no se enquisten por más tiempo. Por otro lado, atendiendo al plano de la
expresión, se observa la preocupación formal propia del texto literario. Son
rasgos de estilo senderianos la sobria sencillez y concisión de su prosa o la
capacidad de sugerir sensaciones profundas con escasas pinceladas (líneas 6-7;
10-14). Podemos hablar, en consecuencia, de una
intención estética por parte de su autor asociada a la función poética del
lenguaje.
La
tipología del texto viene determinada, en primer lugar, por el
género literario a que pertenece: estamos
ante el fragmento de una novela, así que el texto se ajusta a las características
propias de este género. En segundo lugar, las
formas del discurso dominantes son la descripción y la narración que se
entremezclan en este fragmento. Los
recuerdos de mosén Millán del comienzo de la guerra se presentan
retrospectivamente desde la mirada del sacerdote de forma descriptiva. El relato de la visita a la casa del padre de
Paco está contado por un narrador omnisciente que expresa lo que piensan los
personajes (línea 14; líneas 18-19). Finalmente, en la narración se introduce
la voz de mosén Millán por medio del discurso dialogado. Los diálogos adoptan
en esta novela una forma característica, como se ve en el texto: son diálogos
en estilo directo, en los que se ponen en boca de los personajes intervenciones
muy breves de naturaleza sentenciosa.
ole la lore ninioh
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