Raúl y Ana son dos
jóvenes que acaban de perder a su padre y a su madre, respectivamente, en un
accidente de coche. Ellos trabajaban en un prostíbulo, llamado: “Club
Dulcinea”. El padre de Raúl era el dueño del local y la madre de Ana una
chica de compañía. Él tiene la intención de vender el establecimiento, hecho
que le parece bien a la chica; Raúl y Ana empiezan a hablar de lo
mal que hacían sus padres al trabajar en un sitio como ese. Una empleada del
prostíbulo, llamada Lola, les oye hablar mal de sus dos viejos amigos, por lo
que ella les regaña, diciendo que ellos no hacían ningún mal a nadie y que,
además, eran felices y querían mucho a sus hijos. Después de esa charla, Lola
se marcha. Raúl y Ana salen del local pero, nada más salir de allí, Raúl besa a
Ana y le dice que la ama. Finalmente, ellos deciden buscar a Lola para que
trabaje con ellos en el “Club Dulcinea” en honor a sus difuntos padres.
Cristina María Marcos Peña.
Dos jóvenes, un chico y una
chica se encuentran en el prostíbulo donde trabajaban sus padre y su madre
respectivamente, éstos fallecieron en un accidente de coche. Ambos conversan
sobre lo poco orgullosos que estaban de que sus padres al trabajar en un lugar
como ese. Mientras charlan aparece por allí una empleada, la cual ha escuchado
las palabras de los chicos y por ello los reprende argumentando que ellos no
hacían mal a nadie trabajando allí y que ellos querían mucho a sus hijos. Tras
esto la mujer se marcha y les deja solos otra vez. Raúl y Ana salen fuera del
establecimiento y es allí cuando el chico besa a Ana. Los jóvenes deciden
reabrir la empresa y para esto van a buscar a Lola, la mujer que encontraron en
el local.
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