En esta pieza de
teatro breve, el argumento se desarrolla en un hospital, dónde dos señoras de
avanzada edad, Isabel y Carmina, que comparten habitación, hablan, y hablan muy
bien, del médico que las atiende. Al principio, se dedican a describirle y
alabarle, pero, poco a poco, se van enzarzando en una discusión, sobre cuál de
ellas tiene mejor relación o trato con el susodicho doctor.
Una de las señoras,
Carmina, alega que a ella le presta mucha más atención, porque es más joven, más
guapa, y tiene más enfermedades, mientras que la otra señora, Isabel, opina,
que, a pesar de que pasa más tiempo con la otra señora, con ella está mucho más
sonriente, mientras que con la primera señora se muestra mucho más seco y
serio.
También toman como
argumento el tema de la edad, y se echan en cara que se están quitando años, y
discuten por un espejo, que Isabel le pide a Carmina. En ese momento llega el señor
doctor, y, olvidando sus rencillas, se apresuran, una con el espejo, y otra con
el pintalabios, a darse los últimos retoques antes de que se acerque, y se
preguntan si habrá médicos en el otro mundo, e Isabel afirma que sí, y le dice
a Carmina que no la dejará ir sola con ellos.
Finalmente llega el
señor doctor, las dos le saludan simultáneamente.
Álvaro Jorrín.
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